Y en el instante mismo de la degollación del Chacho, su Chacho, Angela Romero -su mujer- cual leona lo defiende sin importarle las lanzas ni las balas, hasta que el arma del déspota golpea también su dolor de esposa, de madre, y se consuela arrimando su sangre y sus lágrimas sobre los despojos del patriota yacente.
El cínico Irrazábal loco de contento por la sangre derramada en aquel desparramo de cadáveres, manda aplicar tormentos indescriptibles a doña Vito, hasta dejarla sin sentido. La horda la engrilla y la conduce caminando a la provincia de San Juan, donde el gobernador Domingo Faustino Sarmiento, condecora al siniestro Irrazábal por el vil asesinato.
Doña Vito es sometida a trabajos forzados por orden del mismo mandatario (Sarmiento), junto a los hombres apresados, viéndosela todos los días barrer la plaza pública arrastrando cadenas de sus pies y con centinela a la vista.
Una muestra mas de lo que eran capaces los Salvajes Unitarios, muchos de ellos símbolos que le dan nombre a escuelas, calles y ciudades.
(fuente: Pensamiento Discepoliano y revisionistas.com)
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 13/11/2019