por Pablo Stein –
Jordana, nacido en España en 1822, con el título de maestro llega a las Provincias Unidas que se encontraban bajo el gobierno de Rosas y no era la educación precisamente una de las prioridades de un hombre que se jactaba de no haber ocasionado mayores gastos escolares a sus padres, ya que había cursado solo un año de escuela.
La muerte del padre de Alem, un estrecho colaborador de la “Mazorca” Rosista a manos de la justicia porteña luego de la caída de Don Juan Manuel, llevó la pobreza al hogar de Leandro, y su madre se ganaba la vida cocinando, planchando y haciendo empanadas que luego Leandro salía a vender por las calles. No por eso dejó de estudiar y es el maestro Lorenzo Jordana que aparece en su vida y lo toma bajo su protección impartiéndole educación.
Otros aires soplaban en Entre Ríos, y fue así como el joven catalán se estableció en Concepción y fue nombrado percibiendo un magro sueldo de 40$ mensuales, como Rector de recién fundado Colegio del Uruguay que comienza sus clases el 25 de julio de 1849.
Jordana permanece aún un tiempo como profesor, hasta que regresa a Buenos Aires donde va a fundar su propio establecimiento, el “Colegio de la América del Sur”. Es en este colegio que ingresa para completar su aprendizaje, Leandro Alen. (Más tarde cambiaría la “n” por la “m”).
Leandro va a forjar un vínculo con su profesor Lorenzo Jordana que se transformó pese a las diferencias de edades en una sólida amistad; la que va a perdurar toda la vida. En este colegio también estrechara otra amistad que con el tiempo se convertirá en militancia y lucha política ya que con Aristóbulo del Valle marcharan juntos hasta casi el final de sus vidas.
El maestro jordana muere a los 50 años el 9 de abril de 1872. Alem por entonces es diputado provincial del Partido Autonomista de Alsina y cuando se va a resolver si se otorga o no una pensión a su viuda e hijos menores, Alem tomo la palabra para manifestar que “El señor Jordana no ha sido de manera alguna especulador, sino un verdadero educacionista que se ha dedicado expresamente al adelanto de nuestra juventud sin tener en cuenta para nada un interés particular; en el servicio de su ministerio han tenido épocas muy florecientes los establecimientos de educación a su cargo.
Lo que revela como lo he dicho antes, que no ha tenido en su cuenta su interés particular. Por consecuencia yo creo que la provincia le debe alguna protección a la viuda de este distinguido educacionista, mucho más cuando se trata de una cantidad tan exigua como la que se propone”.