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¿Qué es y cómo aplicar la terapia filial?

 

 

La terapia filial programa sesiones de juego entre padres e hijos, encaminadas a mejorar su conexión y entendimiento, al mismo tiempo que trata diversos problemas. ¡Descubre sus beneficios!

Para mejorar la conducta o entender qué le ocurre a un niño, la solución tradicional es acudir con un psicólogo infantil. Pero, ¿y si fueran los propios cuidadores quienes desarrollen este abordaje? En ocasiones, es necesaria la orientación y el acompañamiento de un experto, pero existen herramientas para saber escuchar, comprender y apoyar a los chicos en casa. Esto es lo que propone la terapia filial.

El enfoque no es nuevo, su desarrollo comenzó en los años 60 de la mano de Bernard y Louise Guerney. Este matrimonio de psicólogos fue líder en el campo de la terapia de juego y crearon la terapia filial como una variante, encaminada a designar a los cuidadores principales como agentes terapéuticos. Si quieres conocer cómo se aplica y qué beneficios tiene, continúa la lectura.

¿Qué es la terapia filial?

Para comprender la terapia filial, es pertinente resaltar la importancia que tiene el juego en los niños. Este es su hábitat natural, su medio de expresión y la forma en la que aprenden sobre el mundo que les rodea. Jugar con un niño es la oportunidad ideal para conocerlo, transmitirle ideas y valores y, sobre todo, conectar con él.

Es por esto que los profesionales que trabajan con la infancia emplean los juegos como técnicas de evaluación, diagnóstico e intervención. Schaefer (2012) referencia a VanFleet en el capítulo 9 del libro Fundamentos de terapia de juego, aludiendo que la terapia filial tiene algunas particularidades que conviene conocer; enseguida son listadas:

  • Los cuidadores principales son los agentes terapéuticos. Es decir, padres y madres dirigen la sesión de juego con sus hijos.
  • El terapeuta cumple el rol de educador o entrenador. Instruye a los padres y les proporciona la información y las indicaciones para que, ellos mismos, lleven a cabo la terapia.
  • Las sesiones de juego se realizan en casa. La idea es que los progenitores apliquen en el hogar todas las técnicas aprendidas y que logren extrapolarlas a otras situaciones cotidianas con sus hijos.
  • Estas sesiones de juego pueden continuar, incluso, después de culminar la terapia propiamente dicha. Y es que se trata de un momento de disfrute y conexión para niños y adultos.
  • El ambiente que se genera durante las sesiones lúdicas es, en sí mismo, terapéutico. En otras palabras, se considera que el espacio seguro de comunicación, aceptación y empatía que se crea, ofrece beneficios por sí mismo, más allá de las metas concretas a alcanzar.


¿En qué consiste y cómo se aplica la terapia filial?

Ahora que conoces las nociones básicas de este enfoque, mira cómo se pone en práctica, a partir de sus tres fases diferenciadas.

Madre e hija son guiadas por especialista en terapia filial y de juegos
Los padres reciben las herramientas básicas para llevar las técnicas de la terapia a la cotidianidad con sus hijos.

1. Formación del cuidador

En una primera etapa, padres y madres se reúnen con el terapeuta y le exponen su caso. El profesional evalúa las dinámicas familiares y su forma de relacionarse; luego pasa a la psicoeducación. Esto es orientar a los padres sobre estilos de crianza y la terapia en cuestión.

Además, el especialista les entrena en ciertas habilidades esenciales y técnicas básicas para aplicar las sesiones de juego. Asimismo, realiza sesiones lúdicas con el niño que los padres pueden observar.

Después, son los cuidadores los encargados de dirigir las sesiones, mientras que el profesional observa y supervisa. Posterior a ello, ofrece una retroalimentación y comenta aspectos a mejorar.

2. Sesiones de juego en casa

Una vez que los padres y madres se sienten seguros para encarar la terapia por sí mismos, comienzan con las sesiones de juego en casa. Estas se desarrollan con un único padre y un único hijo a la vez, de forma que la dedicación sea personalizada y la atención de mayor calidad. Además, en este proceso, el terapeuta hace un seguimiento y monitorea los progresos.

3. Descarga

Por último, el especialista ayuda a los padres a trasladar lo aprendido a otros contextos. Y es que las habilidades básicas empleadas en la terapia filial (como la escucha enfática, el juego imaginativo o el establecimiento de límites) son útiles en otras situaciones de la vida cotidiana familiar.

En concreto, tal como apunta un artículo publicado en Australian and New Zealand Journal of Family Therapy, este tipo de terapia permite a los padres ofrecer un balance entre aceptación y nutrición emocional por un lado y establecimiento sano de límites por otro.

En este orden de ideas, los padres pueden optar en la última etapa por reunirse en grupos con otros progenitores que practican la terapia filial. Esto es factible para compartir experiencias, comparar impresiones y afianzar el aprendizaje.


Beneficios de la terapia filial

Este tipo de enfoque representa una opción ideal para diferentes familias, debido a que aporta varios beneficios, los cuales son descritos en un artículo compartido en 2015 por International Journal of Play Therapy. A continuación, son comentados:

  • Ofrece a los niños un marco seguro para expresarse y compartir con sus padres su mundo interno, sus anhelos, miedos o deseos.
  • Permite a los progenitores conectar con sus hijos, comprenderlos y mejorar sus habilidades de escucha y comunicación. Así, se crea una relación de confianza entre ambos.
  • Fortalece los vínculos familiares y ayuda a que el niño se sienta atendido y tenido en cuenta, lo cual puede prevenir problemas de autoestima o trastornos de conducta.
  • En general, este método terapéutico favorece que adultos y niños puedan practicar diferentes habilidades resolutivas y comunicativas y aprendan a gestionar situaciones frustrantes.

Por todo lo anterior, es una alternativa adecuada para familias que desean fortalecer sus lazos, para núcleos en riesgo que necesiten trabajar la empatía y la comunicación y para aquellos casos en los que hay una problemática concreta.

Por ejemplo, según recoge una revisión publicada en 2005 por la Asociación Americana de Psicología, la terapia filial se ha empleado con éxito en el tratamiento de trastornos afectivos y de ansiedad, problemas de conducta, trastornos de aprendizaje y experiencias de trauma.

Padres con su hija durante una terapia de juego
Este enfoque terapéutico es recomendado para atender a niños de entre 3 y 12 años.

Recomendaciones finales

Si, tras todo lo anterior, consideras que la terapia filial puede ser una buena opción para ti y tu familia, ten en cuenta algunas consideraciones. En primer lugar, se trata de una técnica relativamente breve, ya que suele requerir unas 15 a 20 sesiones que se prolongan entre 3 y 6 meses.

Además, es una intervención pensada para niños entre 3 y 12 años de edad. Antes de ese momento, la etapa madurativa del menor no le permitirá participar en el juego imaginativo de forma adecuada. Más allá de esta edad, es preferible optar por intervenciones conversacionales.

En cualquier caso, recuerda que la terapia abordada en este artículo promueve el juego libre y no dirigido; es el niño quien marca el ritmo y el adulto lo sigue. Esto se permite su expresión, desenvolvimiento, conexión y se generan cambios. Si quieres participar de esta técnica, acude a un terapeuta especializado en población infantil y con experiencia en la aplicación de la terapia de juego.

Fuente: La Mente es Maravillosa

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 14/5/2023

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