Casi un 20% de las personas en Argentina viven en hogares que alquilan, porcentaje que en la franja etaria de 30 a 45 años escala cinco puntos más. El CABA el número escala al 51% y en Gran Mendoza al 32%.
En apenas siete años el porcentaje de hogares inquilinos subió de forma sostenida en los grandes centros urbanos del país configurando un panorama en el cual, al menos, 10 millones de personas dependen de un alquiler para tener un techo donde vivir. Los datos reflejan la situación que atraviesa, principalmente, la franja etaria de 30 a 45 años que encabeza el segmento que más vive en hogares inquilinos en Argentina: el 18% de las personas vive en hogares inquilinos, porcentaje que entre quienes tienen de 30 a 45 años escala al 25%.
En ese sentido, el incremento de esta problemática se evidencia en los conglomerados urbanos más importantes donde, por ejemplo, en el caso del AMBA la tasa de hogares inquilinos general pasó del 16% al 18% entre el segundo trimestre del 2017 y el mismo periodo de 2024, solamente en la Ciudad de Buenos Aires el salto fue del 29% al 36%. En el Gran Rosario escaló tres puntos en ese periodo, mientras que en Gran Córdoba se expandió del 22% al 26% y en el Gran Mendoza subió siete puntos.
Este fenómeno que pone en jaque el bolsillo y la subsistencia cotidiana de las y los trabajadores (el 62% de esos hogares es pobre) y da cuenta de una creciente crisis habitacional que se refleja en otras cifras concretas: 1 de cada 3 hogares no cuenta con condiciones adecuadas por falta de servicios básicos y hacinamiento, 2,6 millones de viviendas tienen necesidades de ampliación y mejoras mientras que, a la par, las grandes urbes se expanden 1,5 veces más que el crecimiento real de la población.
Sin techo propio
En los últimos años fue cambiando el modo de acceso de la población a una vivienda siendo cada vez más bajo el porcentaje de quienes pueden acceder a un techo propio. Así, entre 2017 y 2024 la tasa de hogares inquilinos subió entre tres y seis puntos en los grandes centros urbanos del país marcando un fuerte proceso de inquilinización. Así se desprende de la plataforma digital VivenData presentada esta semana a la prensa por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia ACIJ (ACIJ) en base al procesamiento de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), un relevamiento trimestral que refleja aspectos vinculados a las condiciones de vida de la población que reside en 31 aglomerados de todo el país y alcanza al 80% de su población urbana.
En detalle se observa que, a nivel nacional, entre el primer trimestre de 2017 y el mismo periodo de 2024 el porcentaje de hogares dueños de sus viviendas bajó desde el 67% hasta el 62% mientras que los hogares inquilinos subieron del 15% al 18%. Al mirar los principales centros urbanos se destaca en el caso del AMBA que la tasa de hogares inquilinos subió del 16% al 18%, y si se tiene en cuenta solamente la Ciudad de Buenos Aires, el salto fue aún mayor: del 29% al 37%.
Por su parte en el Gran Rosario la población inquilina pasó del 13% a 16% en solo siete años, mientras que en Gran Córdoba se expandió del 22% (2T 2017) al 26% en igual trimestre de este año. A su vez, en Gran Mendoza el crecimiento fue mayor al escalar de 19% al 25%.
Por su parte, en el Gran Rosario, el 26% de personas de ese grupo etario viven en hogares inquilinos cuando en 2017 era del 18%. En el Gran Córdoba ya se ubicaba en 28% hace siete años atrás y en la actualidad subió al 31,3%. Similares números se registran en el Gran Mendoza, donde pasó del 26% al 32%.
En el caso del género, que siguiendo las estadísticas oficiales se mide de forma binaria, en AMBA el porcentaje de hombres y mujeres que viven en hogares inquilinos es semejante (18%) al igual que en el Gran Rosario (femenino 15% y masculino 17%, cuatro puntos más que en 2017), seguido por Gran Córdoba (25 y 26% en cada caso) mientras que en Gran Mendoza pasó del 19% en 2017 al 25%, en ambos sexos.
Otro aspecto para analizar tiene que ver con la tasa de actividad (quienes trabajan o buscan trabajo) que «es significativamente más alta en hogares inquilinos (68%) que en hogares dueños (52%)». Lo que tiene directa relación con la necesidad de solventar el pago del alquiler así como con la edad laboralmente activa de la franja que más vive en hogares alquilados.
Respecto del quintil de ingresos, en AMBA el 20% de las personas que vive en hogares inquilinos pertenece al primer quintil de ingresos (el más bajo de todo). En CABA se incrementa al 29% mientras que el 16,5% de quienes son dueños de sus viviendas pertenecen a ese quintil. En sintonía con esto último, en Gran Rosario se ubica en torno al 28% el total de inquilinos en el decil de menores recursos, en Gran Córdoba en el 23% y en Gran Mendoza en 18%.
Si se consideran quintiles de menores ingresos (cada parte contiene el 20% de la población) los datos reflejan que más de la mitad de la población inquilina se ubica entre el primer y segundo quintil de ingresos. Los datos se vinculan en este marco con la desarticulación y el desfinanciamiento de la política habitacional, tanto para la construcción de viviendas como del proceso de integración socio-urbana, a partir del corrimiento del Estado de obras que garanticen el acceso a servicios básicos, hábitat e infraestructura a la mayor parte de la población.
Condiciones críticas
El esfuerzo que representa el pago del alquiler para las economías domésticas es muy alto: el 90% de los hogares que destina más de la mitad de sus ingresos al alquiler es pobre. Esto, además, se traduce en vivienda en peores condiciones de habitabilidad y mayores niveles de hacinamiento.
En el AMBA el 20% de los hogares inquilinos vive en condiciones de hacinamiento. Porcentajes semejantes se registran en Rosario (21%), Córdoba (20%) y Mendoza (23%). Según datos de la Ciudad de Buenos Aires, una característica puntual del incremento inquilino tiene que ver con el mayor número de quienes alquilan en asentamientos, hoteles familiares o pensiones: el 18% de quienes viven en hogares alquilados viven en condición de hacinamiento, más del doble que entre quienes viven en una vivienda propia (7,2%).
Al respecto, se trata de hogares donde el 53% destina más de la mitad de sus ingresos a pagar la vivienda, en tanto que el 25% de los hogares inquilinos registra algún tipo de deuda sobre el pago del alquiler y de aquellos hogares que han pedido dinero prestado, el 56,8% lo utilizó para poder pagar el alquiler. En cuanto a desalojos casi un 30% de los hogares identifica estar en riesgo de ser desalojado.
Finalmente, un relevamiento de ACIJ junto a organizaciones sociales sobre la situación en barrio populares del AMBA identificó que el 61,9% de los hogares alquila una vivienda completa, el 29,1% una pieza con baño y/o cocina compartida, y el 4,5% una cama en pieza compartida. El alquiler de camas y habitaciones en casas compartidas es prácticamente el doble en villas que en asentamientos (6,6% vs. 3,4% y 41,1% vs. 29,9% respectivamente). El 22,7% de los hogares inquilinos habitan en condiciones de hacinamiento crítico (más de tres personas por ambiente).
(fuente: https://www.eldestapeweb.com/)