Por Marianela Marclay –
Es aquella situación en donde la zona, región o lugar en que uno nace, define en gran medida la trayectoria futura de la propia vida. Bernando Kliksberg.
La situación económica actual en el país ha impactado significativamente a gran parte de la población, especialmente a los sectores más vulnerables, como la infancia. Según un informe de UNICEF, en Argentina casi 700.000 niños y niñas menores de 5 años viven en condiciones de pobreza extrema, lo que representa el 17,6% de este grupo poblacional. Además, se estima que alrededor de 3,3 millones de hogares, donde residen casi 7 millones de niños y niñas, han dejado de comprar alimentos esenciales debido a la falta de recursos económicos.
Esta situación se traduce en una reducción en el consumo de alimentos clave para la nutrición infantil, como carne, verduras, frutas y lácteos, y un aumento en el consumo de alimentos más económicos, pero menos nutritivos, como fideos, harina y pan. Alarmantemente, aproximadamente 30.000 niños y niñas han dejado de comer alguna comida debido a la falta de recursos en sus hogares, y 9,9 millones de niños y niñas han reducido su consumo de carne en comparación con el año anterior.
En este informe, se exponen los datos relevantes sobre los niveles de pobreza e indigencia en la primera infancia entre los niños y niñas que asisten a las Instituciones públicas de nuestra ciudad. Estos indicadores permiten visibilizar la magnitud de la problemática y analizar las posibles repercusiones para la salud, la educación y el desarrollo en general.
Las condiciones de vida de los niños nacidos en el hospital local. El 64% de los niños vive en condiciones de hacinamiento crítico. Esto significa que aproximadamente 6 de cada 10 niños comparte su habitación con más de tres personas. Este hacinamiento puede tener efectos negativos en el bienestar físico y psicológico, dado que limita el espacio y puede dificultar el descanso, el estudio, la privacidad y la seguridad de los menores.
Para establecer los niveles de pobreza e indigencia, se considera el ingreso familiar en relación con el costo de la canasta básica alimentaria (CBA), cuyo valor actual es de $434,050. Este valor representa el ingreso mínimo necesario para cubrir una alimentación básica. Cuando una familia no alcanza esta cifra, se encuentra en situación de indigencia, mientras que, si no logra cubrir una canasta básica total que es de $ 976.614, se clasifica como pobre.
El 63.4% de los niños y niñas presenta al menos una Necesidad Básica Insatisfecha (NBI), lo que significa que una mayoría significativa de estos menores carece de uno o más elementos esenciales para una vida digna, como acceso a servicios como educación, vivienda adecuada, agua potable, o un ingreso mínimo.
Se puede visualizar que el 98,2% de los hogares encuestados de los niños y niñas y que pertenecen a los Centros Municipales es beneficiaria de un programa social, lo que implica que muchas familias están atrapadas en una situación de vulnerabilidad prolongada, sin los medios suficientes para mejorar sus condiciones a largo plazo.
El 41,8% de los niños y niñas que asisten a los Centros municipales se encuentran en situación de indigencia. Esto indica que sus familias no cuentan con los ingresos suficientes para cubrir la canasta básica alimentaria, por lo que el acceso a una nutrición mínima adecuada es limitado o inexistente. Lo que significa que el alimento en el Centro Municipal es el único que recibe el niño o niña en el día.
El 58,2% de los niños y niñas están en situación de pobreza, lo que significa que, aunque algunos logran cubrir la canasta alimentaria, el ingreso familiar no alcanza para satisfacer otros aspectos básicos como una adecuada vivienda, salud, educación y vestimenta.
En cuanto a la cobertura de Salud Pública, el 82% de los niños depende del sistema de salud pública, lo que refleja no solo una carencia de acceso a servicios privados, sino también la importancia del sistema público ya sea el hospital o los centros de salud de la ciudad para el bienestar infantil.
El hecho de que solo el 98 % de los niños tenga su esquema de vacunación completo es una preocupación considerable. Los niños que no están completamente inmunizados son más vulnerables a enfermedades prevenibles que podrían afectar su desarrollo y calidad de vida.
La coexistencia de problemas de desnutrición y obesidad en el universo analizado es un fenómeno cada vez más frecuente, especialmente en contextos de bajos ingresos. El 66% presenta exceso corporal, de los cuales el 60,1 % de ello presenta obesidad y 39.9 sobre peso. Y el 0.5% presenta bajo. Y el 10, 6 % presenta talla baja.
Por un lado, la desnutrición indica un acceso limitado a una cantidad suficiente de alimentos, mientras que la obesidad suele estar vinculada a una alimentación de baja calidad, rica en calorías y pobre en nutrientes. Esta doble carga puede ser reflejo de un acceso deficiente a alimentos frescos y nutritivos.
Los niños que sufren desnutrición pueden enfrentar problemas de crecimiento, bajo rendimiento escolar y un desarrollo físico y cognitivo limitado, mientras que aquellos con sobrepeso u obesidad están en riesgo de desarrollar enfermedades crónicas a temprana edad, como diabetes y problemas cardiovasculares. Este panorama subraya la urgencia de programas de intervención que trabajen tanto la prevención como el tratamiento de estas condiciones.
Los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo integral del niño. La identificación temprana de problemas de desarrollo mediante estas herramientas, seguidas de una intervención oportuna, puede tener un impacto positivo a largo plazo, mejorando no solo el rendimiento escolar futuro, sino también el bienestar social y emocional del niño o niña.
Este análisis evidencia un panorama complejo que requiere de intervenciones integrales y sostenidas para abordar tanto las condiciones de salud como las económicas que afectan a la niñez en Concepción del Uruguay.
Para transformar estás realidades, hay que mirar bien los datos, también hay que entender lo que pasa en la película grande la macro economía. Y también conocer los números locales, sin perder de vista que cada número representa una persa una historia de vida.
Sin una encomia que crezca no hay política social que aguante El trabajo informal, solo reproduce pobreza. La educación es la salida una venta a una oportunidad de desarrollarse.
La implementación de políticas que integren salud, educación, nutrición y desarrollo infantil, junto con una atención especial a los hogares más vulnerables, es esencial para mejorar las oportunidades y calidad de vida de estos niños, es imposible que los gobiernos locales puedan hacerse cargo en soledad en el diseño y ejecución de estas estrategias para promover un desarrollo infantil saludable y equitativo.
(Fuente: Observatorio de la Salud Pública de Entre Ríos. Primera infancia. Uner. Facultad de ciencias de la salud)