Conceptualmente el mito es un relato que apela a un hecho del pasado, el cual es tomado como fundacional de un imaginario de sentido. El mito es recreado por rituales que son las prácticas materiales que lo sostienen. Por ello, todo mito se asienta en una realidad concreta.
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Concretamente, lo que se conoce como «el grito de Alcorta» tuvo como protagonistas enfrentados a dos sectores del propio campo hacia principios del siglo XX. La Sociedad Rural Argentina (asociación que reúne a los propietarios de las grandes extensiones de tierra) y a la Federación Agraria Argentina (que se fundó para esa época como resultado de la rebelión chacarera contra los terratenientes). El “grito” fue una rebelión agraria que sacudió el sur de la provincia de Santa Fe y se extendió por toda la región pampeana, con centro en la ciudad de Alcorta, y que marcó la irrupción de los chacareros en la política nacional del siglo XX, dando origen además a su organización gremial, la Federación Agraria Argentina.
El proceso que desembocó en el Grito de Alcorta fue muy complejo. La mayoría de los arrendatarios y medieros eran extranjeros (en algunas zonas llegaban al 80%). El régimen de propiedad de la tierra concentrado impedía a los pequeños productores no sólo adquirir tierras sino obtener rentabilidad tras su arriendo, con cláusulas por demás desfavorables.
A principios de 1912 los chacareros organizaron sus primeras reuniones, ayudados por los sindicatos de estibadores y oficios varios, los Centros de Estudios Sociales dirigidos por los anarquistas y los braceros (“linyeras”), que tenían una gran tradición de lucha.
El detonante del Grito de Alcorta fue la formidable cosecha de 1912, al comprobar los chacareros que luego de pagar las deudas nada quedaba para ellos. Fue una lucha de una fracción de la clase media del campo contra la oligarquía pampeana.
El 25 de junio de 1912 se realizó una asamblea en la Sociedad Italiana de Alcorta, de la que participaron cientos de agricultores y entre manifestaciones combativas se declaró la huelga por tiempo indeterminado, hasta conseguir, entre otras reivindicaciones, la rebaja general de los arrendamientos y aparcerías.
A medida que se avanzó en la huelga, se fue avanzando también en su organización, y tomó fuerza la idea de constituir una organización central de chacareros. Fue así como el 15 de agosto de 1912, en la Sociedad Italiana de Rosario, se fundó la Federación Agraria Argentina.
La respuesta de los terratenientes y las fuerzas represivas no se hizo esperar, motivo por el cual los huelguistas tuvieron sus primeras víctimas. En un acto realizado en la localidad de Firmat fueron asesinados los dirigentes agrarios anarquistas Francisco Mena y Eduardo Barros, mientras en la ciudad de Rosario era fusilado Francisco Netri (NR: abogado italiano, verdadero ideólogo y líder de la protesta). A pesar del violento accionar de los terratenientes, los huelguistas, fueron logrando cada vez más adhesiones.
Al apoyo inicial de los anarquistas y socialistas, de los curas y los pequeños comerciantes, fueron sumándose los profesionales y amplios sectores populares. Ante el temor de tener que afrontar grandes pérdidas económicas, los terratenientes fueron cediendo lentamente y hacia mediados de 1913 la inmensa mayoría de los arrendatarios habían logrado una importante rebaja de los arrendamientos. No obstante estas concesiones, el régimen de propiedad y tenencia de la tierra no fue modificado.
Todo esto sucedió bajo la dominancia del “modelo agroexportador” que caracterizó a la economía argentina desde 1880 a 1930. En ese período la estructura social en el país revelaba que un millar de familias concentraban la propiedad de la tierra y cabezas de ganado en la zona más rica del país. Frente a ellos se alzaron los arrendatarios, en su mayoría inmigrantes. Pero también debemos mencionar a quienes vivían en situación de sobreexplotación: los gauchos criollos que fueron sometidos por ley y la fuerza a la condición de peones de haciendas. Mientras los chacareros serán incluidos como sector social bajo el Irigoyenismo, a los peones de campo se los incluirá bajo el peronismo, varias décadas después, con la implementación del Estatuto del peón, primer medida popular cuando Perón fuera Secretario de Trabajo y Previsión Social, antes de ser elegido presidente en el 46.
Por entonces no existía un movimiento obrero desarrollado, no había industria nacional, y el país estaba “moldeado” por los intereses del capitalismo británico.
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(Fragmento compilado por Rodolfo Oscar Negri del artículo de Marcelo Padilla – de la redacción del diario Mendoza on Line publicado el 14/5/08)
Publicado por la revista La Ciudad el 18/1/2017