El ex virrey Santiago de Liniers, el héroe de las invasiones inglesas, no coincidió con el pronunciamiento emancipador de mayo manteniendo su adhesión a España.
Habiéndose radicado en Córdoba intentó un movimiento reaccionario pero fue detenido conjuntamente con el gobernador Gutiérrez de la Concha y los dirigentes realistas Rodríguez, Allende, Moreno y el obispo Orellana, durante el avance del ejército patriota que expedicionaba al norte comandado por el coronel Francisco Ortiz de Ocampo.
A todos los detenidos, con excepción del obispo, se los fusiló en el paraje Cabeza de Tigre, en las proximidades de Cruz Alta, Córdoba, el 26 de agosto de 1810, por resolución de la Junta de Gobierno, siendo sepultados los cadáveres en ese lugar.
A principio del año 1861, el gobierno de la Confederación ordenó la exhumación de los restos de Liniers y de sus compañeros de infortunio, satisfaciendo un pedido de extradición de los mismos formulado por el gobierno español.
A ese efecto comisionó al mayor Felipe Salas para que se trasladara a Córdoba, lo que así hizo llegando hasta las cercanías de Cruz Alta, donde logró determinar la ubicación de los restos.
El día 25 de marzo los restos fueron extraídos y llevados a Rosario para embarcárselos en el buque de guerra español «Covadonga» y traerlos a Paraná, en abril.
Poco tiempo después de ser traídos y depositados en el cementerio local, el cónsul español en Rosario, Joaquín Fillol, solicitó al gobierno en nombre de la reina Isabel II, la entrega de esos restos.
El 31 de julio los restos contenidos en una urna cineraria fueron embarcados en el puerto de Paraná, en el vapor mercante «Dolorcita», que partió a Montevideo para ser trasbordados al buque de guerra español «Gravinas», para conducirlos a España donde se los depositó en el panteón de marinos ilustres, de San Carlos, en las proximidades de Cádiz.
En Paraná, la urna con las cenizas habían sido depositadas transitoriamente en el mausoleo de la familia de Ventura Rams y Rubert, en el cementerio de la Santísima Trinidad.
Fuente: Archivo Entre Ríos
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 1/8/2020