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Desfile de Modelos: Fray Mocho

Por Rodolfo Oscar Negri     –    

El 23 de agosto de 1903, murió el escritor y periodista entrerriano, nacido en Gualeguaychú, José S. Álvarez, fundador de la revista “Caras y Caretas” y autor entre otras obras de “Un viaje al país de los matreros”, “Memorias de un vigilante” y “En el mar austral”.

Álvarez nació en Gualeguaychú el 26 de agosto de 1858 y estudió en el Colegio Superior del Uruguay de Concepción del Uruguay, ciudad -esta última- donde pudo iniciarse como periodista. Se llamaba posiblemente José Ceferino Álvarez (otros dicen Severino), pero por error habría sido inscripto como “Seferino”, por lo que siempre quiso ocultar esa falta ortográfica firmando “José S. Álvarez, y diciendo que la “S” era inicial de Sixto.

Hizo un primer viaje a la ciudad de Buenos Aires en 1876 y luego se afincó en tal ciudad hacia 1879 cuando tenía 21 años. Era conocido por sus amigos como «Mocho”, y más tarde se agregó al seudónimo el título de “Fray” (un fraile, en la Iglesia católica).

Escribió en numerosos periódicos: El Nacional, La Pampa, La Patria Argentina, La Razón; en revistas: Fray Gerundio (de corta vida), El Ateneo, La Colmena Artística, Caras y Caretas.

Escribió ensayos acerca de la vida en Buenos Aires de la última parte del siglo XIX: Esmeraldas, Cuentos mundanos, La vida de los ladrones célebres de Buenos Aires y sus maneras de robar, Memorias de un vigilante.

En Buenos Aires se desempeñó como funcionario y cronista policial, lo que le permitió observar de cerca a los delincuentes: sus costumbres y modos de operar, que narró en varios de sus libros, s obre todo en su “Vida de los ladrones célebres” y “Memorias de un vigilante”.

En 1898, publica el libro En el mar Austral, muy interesante novela documental en la cual relata, merced a numerosos datos obtenidos por marineros y exploradores argentinos, la vida y los paisajes de la región fueguina a fines del siglo XIX, porque –bueno es decirlo- jamás conoció la Patagonia.

Ese mismo año fundó la revista Caras y Caretas, que dirigió durante los cinco años siguientes y en la cual popularizó sus semblanzas festivas, firmadas con el seudónimo de Fray Mocho. Esta revista fue fundamental en la vida política argentina al punto que nunca fue olvidada y ha sido refundada una y otra vez como si a pesar del paso de las décadas se negara a desaparecer, destino que han seguido tarde o temprano todas las otras.

Caras y Caretas tuvo una popularidad muy grande sobre todo en las primeas décadas del siglo XX ejerciendo su humor político ácido, desenfadado e inteligente.
En la compilación “Fray Mocho desconocido” se reúne toda su obra, cuentos viñetas aparecidos en Caras y Caretas. Fray Mocho supo patear la calle y comunicarse a través del idioma del pueblo de entonces, el lunfardo.

En Buenos Aires vivió en una casa “de chorizo” heredera del estilo italiano de construir, en la calle Bolívar del barrio de San Telmo, por entonces muy propicio para los bohemios como era él. De San Telmo tomó el material para sus trabajos de escritor fascinado por la gente común.

Caras y Caretas y se convirtió seguramente en la más popular de todas anteriores y posteriores.

Fue revolucionaria desde un armado diferente en la disposición de las publicidades, el uso de caricaturas, la impresión de calidad y las viñetas costumbristas obras de Fray Mocho.

Un entrerriano que hizo historia en las letras y el periodismo argentino.

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 24/8/2017