Con permiso de la Ñ, la H es una de las letras de nuestro alfabeto con más carácter. Pero así como la Ñ le da un aire único a nuestra lengua que siempre nos hace sacar pecho, la H nos trae por el camino de la amargura. Esa pequeña manía que tiene de aparecer sin hacer ruido en las palabras más impensables la convierte en una complicación más a la hora de escribir sin errores. Pero tal y como ocurre con casi todo en la vida, que la letra H sea muda tiene un motivo. O mejor dicho, varios motivos. Déjanos que te contemos unas cuantas curiosidades (y un par de trucos de ortografía) con respecto a esta letra que te harán mirarla con un poquito más de cariño.
1. La culpa de todo es de los romanos
Y es que la letra H no nació muda, sino como una J aspirada. Los fenicios habrían sido los primeros en registrarla, aunque eso sí, la escribían un poco diferente a como la conocemos hoy. Las dos líneas verticales y paralelas no se unían con otra horizontal, sino con tres.
Luego llegaron los griegos que simplificaron el trazo con los rasgos que hoy conocemos y que nos legaron una buena colección de palabras que empiezan por H. Por suerte, estos términos no admiten dudas, así que no te lo pienses mucho y escribe siempre H en casos donde las palabras empiecen por:
- hipo– como en hipocondriaco o hipopótamo
- hidra– o hidro- como en hidráulico o hidrógeno
- hiper– como ocurre en hipermercado o hipérbole
- hemi– como en hemisferio o en hemiciclo
- hecto– como en hectómetro
- hepta– como en heptágono o heptasílabo
Pero si los fenicios y los griegos pronunciaban la letra H, ¿cuándo empezó esta a volverse muda? Fueron los romanos, quienes entre guerra y guerra, comenzaron a pronunciar más y más tenue esa aspiración al hablar, de tal forma que con el tiempo y el nacimiento de las lenguas romances se acabó por silenciar nuestra H definitivamente.
2. De la f a la h solo hay un paso
No contentos con tener unas cuantas palabras de origen latino y griego con esa H muda entre nuestro vocabulario, en el siglo XI decidieron que eso de aspirar las letras era algo muy divertido y continuaron haciéndolo con ciertas palabras latinas que empezaban por F. Vocablos como hambre, hermoso o hacer se escribían originalmente con la F, pero se pronunciaban como una H aspirada y aunque se consideraba vulgar escribir estos términos tal y como sonaban (es decir, con la H en lugar de con la F), a partir del siglo XVI empezó a popularizarse escribir la H y así se quedó.
Esta evolución de la F a la H es un proceso muy particular del idioma castellano, que no se da en otras lenguas romances como el catalán, el gallego, el francés o el italiano.
3. No siempre se concibió para hacernos la vida más complicada… ¡sino todo lo contrario!
¿No te has preguntado alguna vez por qué si el verbo oler se escribe sin H —olemos, olerán, oléis—, algunas formas verbales como huelo, hueles o huele se escribe con la letra H? No se trata de un caso aislado, hay más ejemplos, como hueso cuya familia se escribe sin h: óseo, osamenta u osario ¿Por qué entonces estas palabras llevan H?
Es algo que ocurre con todas las palabras que comienzan con el diptongo ue y ui. La norma ortográfica dice que siempre tienen que escribirse con H (sin importar que su familia lo haga sin). La regla no responde al capricho de algún filólogo testarudo de año catapún, sino a una razón de peso.
Antiguamente la grafía de las letras U y V era exactamente la misma. Por eso cuando la U iba acompañada de alguna vocal la confusión sobre si ese signo representaba la U o la V era común. De ahí surgió la idea de añadir la H delante para marcar que claramente estábamos ante una U.
4. La H más cool tiene su propia voz
Hemos estado hablando demasiado de cosas antiguas, pero no hace falta irse tan lejos para seguir hablando de la letra H. Y es que en un momento en el que el inglés es el idioma que todos hablan (o todos quieren hablar) no podían faltar en nuestro idioma anglicismos que nos traen una H que no es muda. Hablamos de palabras como Hollywood, hockey, hooligan o hobby. Palabras que jamás osaríamos a pronunciar con la H muda sino con una H aspirada.
5. ¿Muda? ¿Quién dijo muda?
Y ahora que ya tienes algunas cosas más claras de la letra H te confesaremos una cosa: para muchos hispanohablantes, la letra h no es muda. Ocurre en algunas zonas de España, como Andalucía Occidental, donde te dirán que están muy “jartos” de la vida, o en algunos puntos entre Salamanca y Extremadura (las famosas “Hurdes” que retrató Buñuel y que ahí suenan más a “Jurdes”) o al este de Asturias. También Cuba o Puerto Rico mantiene en ciertos casos esa aspiración al pronunciar la h.
Y ahora que sabes lo especial que esta letra, ¿de verdad vas a seguir teniéndole manía?
Fuente: es.babbel. Publicación española.
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 13/6/2021