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Similitudes e imaginación: Una frustrada candidatura y un traspié semántico

[box title=»Por Alfredo Guillermo Bevacqua» type=»whitestroke» pb_margin_bottom=»no» width=»1/1″ el_position=»first last»]

La presentación rutilante de un nuevo líder mundial –la de Mauricio Macri en la Asamblea General de las Naciones Unidas- terminó opacada por las contradicciones con su canciller Susana Malcorra y las desmentidas de la primer ministro de la neblinosa Albion. La canciller ha recorrido casi 600.000 km  promocionando su frustrada candidatura a Secretaria General de la ONU.  Una campaña similar hizo Joao Havelange.

[/box] [divider type=»standard» text=»Go to top» width=»1/1″ el_position=»first last»] [vc_column_text title=»No es el momento de una mujer» pb_margin_bottom=»no» pb_border_bottom=»no» width=»1/1″ el_position=»first last»]

A pesar de que se había insistido con la idea de que el actual Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, debía ser sucedido por una mujer para imprimir una nueva etapa en el organismo; finalmente fue António Guterres el candidato elegido.

El ex primer ministro de Portugal se había impuesto en todas las elecciones previas, y aunque Susana Malcorra- apoyada por el Presidente Mauricio Macri- mantenía ciertas expectativas; éstas finalmente quedaron truncas.

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Malcorra  había sido jefa de Gabinete de Ban Ki Moon hasta que Macri le ofreció la Cancillería que pensaba dejar en caso de triunfar en la votación. Un puesto que podría haber sido ocupado por el actual  ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay.

El mandato del actual secretario general, Ban Ki Moon, expira el próximo 31 de diciembre y se espera que Guterres asuma en su lugar, después de que sea aprobado por la Asamblea General de la ONU.

António Manuel de Oliveira Guterres es un ingeniero, profesor y político portugués, que fue ex primer ministro de ese país y fue expresidente de la Internacional Socialista y Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados.

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De poco sirvió la costosa gira mundial para fogonear su candidatura. La negociación con Gran Bretaña que incluyó la soberanía por Malvinas, por la que debe dar explicaciones en el Congreso. O que el propio titular de la ONU, Ban Ki Moon, hubiese señalado en su momento que era hora de que ese organismo sea gobernado por una mujer. Susana Malcorra perdió  la chance de convertirse en secretaria general de Naciones Unidas, la principal apuesta de política internacional del gobierno macrista.

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A través de su cuenta de twitter, Malcorra felicitó al ganador pero hizo alusión a una posible cuestión de género que pudo relegarla en la elección final.

«Felicitaciones a António Guterres por su elección como Secretario General. Le deseo lo mejor en su gestión al frente de nuestra @ONU_es», escribió Malcorra en la red social, pero agregó: «Nos queda una asignatura pendiente con respecto al género»

[/vc_column_text] [divider type=»standard» text=»Go to top» width=»1/1″ el_position=»first last»] [box title=»Antecedentes de candidatos por el mundo: Joao Havelange, Dante Caputo» type=»whitestroke» pb_margin_bottom=»no» width=»1/1″ el_position=»first last»]

Stanley Rous fue un austero y discriminador ciudadano inglés a quien la reina Isabel distinguió con el título de Sir. Había sido árbitro de fútbol hasta 1934, luego presidió la Asociación inglesa de fútbol y en 1961 accedió a la presidencia de la FIFA. Desde ese sitio le negó participación a equipos africanos y asiáticos en los mundiales por su bajo nivel. Si permitió que Sudáfrica participara, pese a que negaba la presencia de ciudadanos de raza negra en sus equipos representativos.

El 11 de junio de 1974 dejó de ser presidente de FIFA.

En 1970 Brasil había enhebrado tres títulos mundiales con equipos integrados por  jugadores excepcionales, en los que no habrían desentonado Maradona, Messi, Di Stéfano y algún otro argentino. Brasil era la máxima expresión del fútbol mundial. Rey indiscutido. En ese entonces el fútbol  de Brasil estaba subordinado a la Confederación Brasileña de Deportes (CBD). Era presidida por un ex waterpolista: Joao Havelange, quien muy rápido de reflejos, independizó al fútbol creando la Confederación Brasileña de Futebol. (Cuando falleció, -pocos días atrás- luego de cumplir 100 años, Ezequiel Fernández Moores, escribió –como siempre- una página notable titulada “El hombre que no transpiraba”).

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El 21 de junio 1970, mientras Albertossi, Bertini, Gigi Riva y Mazzola, miraban sin ver, el paseo en andas de Pelé, Tostao y Clodoaldo, en el estadio Olímpico de México, Havelange se veía entregando la copa del mundo de 1974.

Ahí en 1970, pensando que la Jules Rimet, estaría para siempre en las vitrinas de CBF (fue robada poco tiempo después), comenzó una campaña que lo llevó a recorrer todos los países del mundo. Incluso aquellos que no figuran ni en la ONU.  Por supuesto que visitó cada uno de los países africanos y asiáticos. Les prometió un mundial de 24 equipos; allí tendrían cabida africanos, asiáticos y los de Oceanía. Visitó cada país cuántas veces fuera necesario para asegurar el voto.

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El 11 de junio de 1974 en Zurich, sede de una FIFA, con apenas doce empleados, fue el escenario de una elección cantada desde el momento mismo en que se eligió a la junta escrutadora. Un argentino la presidiría, el que al volcar las papeletas de las urnas, antes del conteo, buscó los ojos celestes del brasileño, ubicado en primera fila, para mostrarle el pulgar en alto, en inequívoco signo de victoria. El argentino era Paulino Niembro. Hombre del sindicalismo en la poderosa UOM, dirigente de Nueva Chicago. Padre de Fernando Niembro, el periodista deportivo, propietario de una empresa fantasma, que vio frustrada su candidatura a diputado nacional, cuando salió a la luz el contrato por 21 millones de pesos con que lo había favorecido el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri.

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En un trabajo de investigación realizado por los estudiantes de ciencias políticas de la UBA, titulado Historia del Vandorismo (Augusto Timoteo Vandor, entrerriano, máximo dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica, impulsor de un peronismo sin Perón, muerto en un atentado por una bomba el 30 de junio de 1969) y publicado en la página Ruinas Digitales, dicen que  cuando la UOM inició una larga e histórica huelga en plena Revolución Libertadora, en 1956, y que duró 45 días, Paulino Niembro, aceptó la indemnización en la fábrica Alzemberg Hnos. y abandonó la lucha. Cuando cesó el rigor de la pelea con la Libertadora volvió al gremio. Al igual que el delegado por CAMEA, Lorenzo Miguel “El Loro”, para muchos, durante mucho tiempo el hombre mas poderoso de la Argentina.

Dicen quienes han investigado que la campaña para llegar a presidente de la FIFA, le costó al brasileño 400 millones de dólares. Parecieran demasiados. Todo parece indicar que fueron recuperados con creces.

[/vc_column_text] [divider type=»standard» text=»Go to top» width=»1/1″ el_position=»first last»] [box title=»Y ahora un trajín infructuoso» type=»coloured» pb_margin_bottom=»no» width=»1/1″ el_position=»first last»]

Jules Gabriel Verne,  quien como Julio Verne es el segundo autor mas traducido en el mundo, tuvo una prodigiosa imaginación que lo a llevó relatar las desventuras de dos compinches que llegan a dar la vuelta al mundo en ochenta días. Una prueba de su imaginación es la novela que su editor, le recomendó publicarla “dentro de 20 años” por considerarla muy pesimista, ya que el protagonista no podía ser feliz por su obsesión por el dinero. Vivía en una ciudad con elevados edificios de cristal, trenes que desarrollaban altas velocidades, automóviles propulsados a gas, máquinas calculadoras y una red internacional de comunicaciones. El manuscrito original fue guardado en una caja; un bisnieto lo descubrió en 1989. Paris en el siglo XX, fue publicado en 1994.

Pero nos hemos ido del tema central. Los viajeros de Julio Verne, dieron la vuelta al mundo en 80 días. Claro, los tiempos han cambiado y Verne podía imaginar mucho, pero no tanto, como que en 230 días se dieran catorce vueltas al mundo. Lo ha hecho nuestra canciller, Susana Malcorra. En realidad, últimamente, la vida de los cancilleres transcurre en aeropuertos y aviones. Recordemos a Dante Caputo, el canciller del presidente Alfonsín, que al igual que Havelange, recorrió al mundo postulándose para ser presidente de la cuadragésima tercera Asamblea General de las Naciones Unidas. Título que alcanzó y que comunicó eufórico, mediante un sonoro beso al presidente Raúl Ricardo Alfonsín, ante los azorados visitantes extranjeros que atendía en ese momento. La Asamblea duró una semana. Por ese lapso fue presidente.

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Domingo Felipe Cavallo, canciller de Menem, recorriendo el mundo en busca de inversores y Héctor Timerman, del último gobierno peronista, también fueron viajeros incansables.

Susana Malcorra recorrió 594.536 kilómetros en 10 meses. Más precisamente, considerando que arrancó su tour junto al presidente Mauricio Macri al foro económico de Davos, el 20 de enero, un mes después de asumir. Desde entonces la Canciller dio 14 vueltas a la circunferencia de la Tierra en 231 días.

Los datos surgidos del registro oficial de audiencias de gestión de intereses, de la canciller Malcorra permiten establecer que ha recorrido esa cantidad de kilómetros en diez meses, intercalando en su agenda internacional su doble papel de ministra del gobierno nacional con el de postulante al cargo de Secretario General de las Naciones Unidad, que actualmente ocupa el coreano del sur, Ban Ki- Moon.

Desde su primer desembarco en Nueva York –ciudad a la que viajó en nueve oportunidades antes de hacerlo a la asamblea del deliz idiomático- , se han sucedido visitas a Roma, Santiago de Chile, Londres, Bruselas y Beijing, ciudades a las que en estos diez meses ha viajado en –por lo menos- en dos oportunidades.

Quito, Addis Abeba, Ginebra, La Paz, La Habana, Montevideo, Beirut, México, Santo Domingo, Berlín, Tokio, Nairobi, Río de Janeiro, Luanda y El Cairo, son otras ciudades en las que aterrizó la ministra de Relaciones Exteriores.

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Durante la campaña electoral, como un mantra, Mauricio Macri reiteraba:»Tenemos que volver al mundo». A su canciller, parece que le gusta volver.

Pero todo parece indicar que el deseo por ocupar un cargo que da prestigio, pero que es irrelevante en su poder a partir del término de la guerra fría , le hace cometer errores que –generosamente- pueden atribuirse a la improvisación del Gobierno en la política exterior. Así quedó al descubierto cuando se produjo el entredicho entre el Presidente y la Canciller, llegó a los medios de comunicación, en el tema Malvinas.

Poco después que el presidente en su discurso ante los líderes del mundo en la Asamblea General de las Naciones Unidos hiciera un suave reclamo por la soberanía de las islas y convocar a Inglaterra a una “solución amigable”, Macri eligió los medios nacionales para afirmar que la premier británica, Theresa May, había aceptado dialogar por Malvinas.

“Le dije que estoy listo para comenzar un diálogo abierto que incluya, por supuesto, el tema de la soberanía sobre las islas. Me dijo que habría que comenzar a conversar”, afirmó Macri.
Sin embargo, minutos después la Canciller argentina tuvo que desmentirlo a su presidente porque esa aceptación nunca existió. Y se vio obligada a afirmar que “no es un acuerdo para avanzar en el tema de la soberanía”.

Pocos minutos antes desde el gobierno británico habían negado que en ese breve y casual diálogo se hubiera conversado, ligeramente, de un tema de tamaña importancia.

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El entredicho puede ser producto como se ha dicho por el nivel de improvisación del Gobierno nacional respecto del reclamo histórico por las Islas Malvinas, pero además fue tan “grueso” en su contenido que ni los medios que lo blindan totalmente , pudieron disimularlo; y con una sinceridad olvidada en otras ocasiones, la tribuna de doctrina fundada por el Comandante en Jefe de la Triple Alianza, en dos días, utilizó el mismo espacio y la misma tipografía, a tal punto de semejarse totalmente, para anunciar algo y desmentirlo en la edición siguiente. Al pie de esta nota están las imágenes de un hecho, que en el interior del matutino se tituló con el rebuscado eufemismo de “traspié semántico”.

Un traspié que nos ha permitido recordar la costosa campaña proselitista de Havelange, e imaginar que la campaña por este devaluado cargo, que solo serviría a Malcorra para su prestigio personal, no debe ser “barata”. Dejamos correr la imaginación y estimar todo lo que se habría dicho, si lo comentado hubiera acontecido antes del 10 de diciembre de 2015.

 

 

Esta candidatura permitió las tapas que se muestran abajo, de la “tribuna de doctrina”, de la que hoy, todo, puede esperarse.

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