Las críticas a la actual dirigencia de la UCR, desde su unión en la coalición con el PRO, reflejaron en los últimos años una división en el interior del partido en especial con la juventud radical. el pronunciamiento sobre la situación de Venezuela revela el giro del partido, desconociendo las acciones históricas de una de su principales figuras.
El abogado especialista en seguridad social, Facundo Fernández Pastor, compartió en sus redes una queja airada en relación a la reacción de la UCR al reconocer en Venezuela como legítimo presidente al diputado Juan Guaidó, pisoteando la voluntad popular reflejada en las urnas.
Pastor recordó la importancia de la diplomacia argentina a comienzos del siglo XX cuando Luis María Drago sentó las bases para que mundialmente los Estados respetaran la autodeterminación de los pueblos, como una salida pacífica para evitar que los países considerados potencias económicas intervengan la soberanía de las naciones en crisis.
Fue el 21 de marzo de 1985, cuando Ronald Reagan lo increpó de manera indirecta: «Los que ayudan a nuestros enemigos son nuestros enemigos», dijo el mandatario republicano, en un contexto en el cual EEUU mantenía una intervención en países latinoamericanos considerados «amenazas a la seguridad» , entre ellos Nicaragua. La administración Reagan financiaba a los «contras», fuerzas contrarrevolucionarias autodenominadas «Resistencia Nicaragüense», una situación cuyo paralelismo con la actual crisis venezolana es bastante obvia.
Alfonsín recogió el guante: «Al lado de la esperanza está el temor de América Latina. El temor que nace de comprender que hay expectativas insatisfechas en los pueblos. Las democracias han heredado cargas muy pesadas en el orden económico. Una deuda que en mi país llega a los 50.000 millones de dólares y en América latina en su conjunto está en alrededor de 400.000 millones de dólares», dijo Alfonsín frente a Reagan.
Y subrayó: «Esto conspira contra la posibilidad de desarrollo, crecimiento y justicia. Esta es, sin duda, una de las grandes diferencias entre nuestros dos países; nosotros apoyamos la filosofía que usted ha señalado, la filosofía de la democracia, la libertad y el Estado de derecho que nos iguala», agregó.
En ese sentido, sostuvo que «el hombre» para «ser respetado cabalmente en su dignidad de hombre, no solamente tiene que tener la posibilidad de ejercer sus derechos y prerrogativas individuales, sino que debe tener la posibilidad de vivir una vida decorosa y digna. Por eso es que en toda América latina estamos dispuestos a gobernar con la austeridad que demanda la hora y hacer los ajustes necesarios para superar los escollos de la economía».
La cuestión de la deuda externa marcó el gobierno de Alfonsín, en especial las políticas de austeridad que aplicó para cumplir con el plan acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El intercambio con su par estadounidense se produjo apenas un mes después de la salida del entonces ministro de Economía, Bernardo Grinspun, quien había intentado sin éxito resistir los condicionamientos del organismo de crédito.
«No podemos hacer que los ajustes recaigan sobre los que menos tienen», puntualizó en ese marco el líder radical. Y distinguió que «el problema de los países desarrollados, donde los sectores del trabajo reciben más del 50 por ciento del ingreso nacional» es diferente a «nuestros países» donde «no llegan al 40 por ciento».
«Pretender de nuestros pueblos, en esos sectores, un esfuerzo mayor, sin duda alguna es condenarlo a la marginalidad, la extrema pobreza y la miseria. La consecuencia inmediata sería que los demagogos de siempre buscaran en la fuerza de las armas satisfacciones que la democracia no ha podido dar», enfatizó.
«Estoy convencido de que Estados Unidos, por otra parte, comprende que la seguridad del hemisferio está íntimamente vinculada al desarrollo de la democracia en nuestro continente, y es por ello que abrigo las más grandes esperanzas acerca del diálogo que vamos a mantener», añadió Alfonsín en su discurso.
Yendo al punto de desacuerdo, afirmó: «Vamos a hablar dos presidentes elegidos por la voluntad de nuestros pueblos. Vamos a tocar sin duda, los temas bilaterales y también los que hacen a nuestro continente en su conjunto y no estará ajeno a nuestro diálogo el tema de América central o Nicaragua».
«Estoy convencido de que a través del diálogo se podrán encontrar fórmulas de paz, que sobre la base del respeto al principio que hace al derecho consuetudinario americano de la no intervención, nos den la posibilidad de lograr un triunfo en las ideas de la democracia y el pluralismo de la democracia, sin injerencias extra continentales y afirmando desde luego, al libertad del hombre», finalizó.
Pastor también recordó la importancia del mandatario radical de haber sido el primer presidente en pisar Cuba tras los años de bloqueo estadounidense.
(fuentes: https://www.diarioregistrado.com y Telam)
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 25/1/2019