Las cuidadoras
Por Susy Quinteros –
Pasaron un tamiz de tiempo sobre todos los equívocos y certezas y una alquimia gloriosa juntó la piedad con el perdón. El cuerpo diezmado de sus hombres ancló en las mesas de luz con nombres de cajitas. El día se hizo noche y la noche compañía. Las cuidadoras olvidaron bailes de agua en canaletas, zapatos de domingo y horas lisas, para ser puntuales recetas con sonrisas quebradas. Después de la señal irreversible árboles de ramas blancas y puertas en susurro escucharon las negras pisadas. Cuando los nombres fueron definitiva inmensidad, las cuidadoras pulieron las ateridas cruces del cementerio y regresaron a casas huecas con mudos roperos en los que las perchas hablaban con los trajes.
La redención o el olvido sabrán en qué pasillo las cuidadoras encontrarán las fortuitas respuestas de sus vidas.