por José Florentino Beorda –
1810
Párrafos de
“Los Tutores y Forjadores”
(Libro digital)
- La condición primera
Breve
Tomados los argumentos socioculturales históricos, refrendados a estricta disciplina intelectual y defendidos a través de los años anteriores y posteriores incluso a Mayo de 1810, -aunque en un principio no se desligara de la autoridad del gobierno español-, ellos nos dicen, claramente, que los hombres públicos primeros se consideraban actores de una sociedad a la que estimaban, demográficamente heterogénea e integrada como tal, desde el punto de vista social. Sin distinciones raciales ni sectarias la concibieron unificada en la caracterización de “americana”, por sobre toda otra solicitud histórica puntual.
Así lo detalla don Manuel Belgrano:
“No es mucho, pues, no hubiese un español que no creyese ser señor de América, y los americanos los miraban entonces con poco menos estupor q’ los indios en los principios de sus…tituladas conquistas.” (M. Belgrano) (46)
Así lo indican las órdenes emanadas desde la Primera Junta
“Venimos como hermanos y no como conquistadores… la felicidad inalterable de la América consiste en nuestra unión recíproca…” (Proclama a los pueblos del interior, Expedición al Alto Perú, 1810.)(47)
Así lo asienta desde Lima en 1821 -once años después-, el Protector del Perú
“… yo lo serviré con la lealtad que siempre lo he hecho, no sólo como general sino en cualquier clase inferior en que me ocupe. Si no lo hiciese yo no sería digno de ser americano.” (48)
Como primera referencia sociocultural acorde, entonces, surge a luz y nos encontramos ante la naturaleza social involucrada (sociedad) en su condición natural -Ni india. Ni europea, por sí.-… que es desde donde, luego, se sustenta la acción y la legitimidad del hecho histórico posterior. La misma, dividida por opresión y sistema de opresión, se hallaba a la espera “que las brevas maduren” (C. Saavedra) para dar un salto cualitativo de libertad e integración. De concepción filosófica autóctona al fin, (Hombres “genoma” T.I), y de aptitud.
Como síntesis valorativa de su particular conformación, brevemente asentamos: “Sobre un millón de habitantes” a principios de 1800, “590.000” residían en el Alto Perú ; “220.000” se hallaban repartidos entre las Intendencias de “Córdoba y Salta” ; 60.000 en “la de Paraguay”; “130.000” en la de “Buenos Aires” (*) sin contabilizar los pueblos “indios” que habitaban las zonas semidesérticas en especial.
Fue entonces aquella, su heterogénea población india/ blanca/negra/ mestiza… nativa, la que pobló los campos (alimento y supervivencia) y ejerció función de soldado para llevar a conquista, con sus hombres la tan ansiada aspiración a la Independencia y a la Libertad.
“La gobernación del Tucumán… en 1776 contaba 126.004habitantes, de los cuales 34.324 eran blancos, 35.524 indios, 44.301 mulatos y negros libres, 11.410 mulatos y negros esclavos…”. “En la zona de Cuyo, en 1778, había 71.357 habitantes, de los cuales 9.834 eran blancos, 15.417 mestizos, 20.558 indios, 25.548 negros y mulatos.”(Diego Abad de Santillán)(49)
Así ha sido. Así debió de ser.
La conformación social primera, reconoce así, desde la visión y propuesta de los hombres Tutores, la aceptación, articulación e interrelación, in situ, de elementos senso cognitivos y éticos/ culturales diversos… Lo que resulta en integración social, particular, al no existir de hecho, consideraciones de índole racial y/o sectorial en su acción… y al estar provistos de una misma actitud o razón existencial, permanente, que se explaya y fundamenta desde la consabida “Igualdad de los hombres” y desde “el abajarse” en gesto de Humildad, para elevar, desde lo estrictamente social, hasta la última condición.
“Mis conversaciones acerca de sus derechos y de los cuidados… para sacarlos de una abyección tan espantosa, y algunas distinciones que les he concedido… sentarlos a mi lado, darles la mano, y aquellas atenciones que se deben de hombre a hombre…” (M. Belgrano. Con los Pueblos de las Misiones) (50)
Inicialando, como Principio ético patrio elemental, la no discriminación, ni social ni racial.
(*) Norberto Galasso. “Mariano Moreno y la revolución nacional”, pag. 18.
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