Con salarios pulverizados y presupuestos congelados, la Facultad de Agronomía sufre una fuga inédita de docentes e investigadores. Denuncian una política deliberada de desmantelamiento del sistema universitario.
La Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) atraviesa una crisis sin precedentes: en los últimos dos años perdió cerca del 15 % de su planta docente, víctima directa del ajuste impulsado por el gobierno de Javier Milei sobre las universidades públicas. La caída salarial, el vaciamiento presupuestario y el desinterés oficial amenazan con paralizar una de las instituciones científicas más importantes del país.
Según datos de la propia facultad, los sueldos docentes cayeron más del 50 % frente a la inflación, dejando incluso a los cargos de dedicación exclusiva por debajo del costo de vida. Las renuncias se multiplicaron entre investigadores y especialistas con posgrado, muchos de los cuales emigraron al exterior o al sector privado. “Estamos perdiendo generaciones enteras de conocimiento”, advirtieron desde el claustro docente.
La falta de recursos también golpea la investigación y la infraestructura. Laboratorios sin insumos, cortes de servicios y proyectos suspendidos son parte del cuadro cotidiano. Mientras tanto, las transferencias nacionales al sistema universitario se mantienen congeladas desde 2023, lo que llevó el financiamiento educativo a mínimos históricos —menos del 0,9 % del PBI—.
El gobierno nacional, lejos de rectificar el rumbo, profundizó su enfrentamiento con el ámbito académico. Milei ha calificado a las universidades como “nidos de adoctrinamiento” y se negó a actualizar los presupuestos, pese a las movilizaciones masivas que exigieron en abril y agosto una recomposición de fondos. Rectores y decanos advierten que se trata de una “estrategia de demolición” del sistema público.
En el caso de Agronomía, la situación resulta especialmente grave por su papel estratégico en la formación de profesionales vinculados al agro, la alimentación y el ambiente, pilares de la economía argentina. La pérdida de docentes no sólo afecta la enseñanza: también desarticula equipos científicos que aportan innovación al sector productivo.
“Lo que ocurre en FAUBA es un síntoma de algo más grande: la universidad pública está siendo estrangulada”, sintetizó una fuente del Consejo Directivo. Mientras tanto, los pasillos antes colmados de estudiantes e investigadores hoy reflejan el clima de desánimo de una comunidad que resiste, pero ve cómo el Estado abandona una de sus principales herramientas de desarrollo y soberanía.
(fuente: https://primereando.com.ar/)
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