El ingeniero biomédico entrerriano ya ganó dos premios en la Argentina y uno en Dubai. Facundo Noya tiene 24 años y creó una plantilla con sensores que puede evitar lesiones a pacientes con diabetes.
Cómo surgió el proyecto.
Corría febrero de 2016 y Facundo Noya acompañaba a su padre que estaba internado en un hospital de Concordia, Entre Ríos. En la cama contigua había ingresado una paciente diabética que se había clavado una chinche en el pie y se le había infectado.
En tan sólo una semana a esa mujer, que había entrado caminando normalmente a la habitación, le habían amputado la pierna. “Fue muy chocante. Me puse a investigar y resulta que los pacientes con diabetes pierden la sensibilidad en las extremidades y, si se lastiman, no se recuperan. La infección sistémica es la principal causa de amputación en el mundo”, explicó.
Con esto en mente, creó Ebers, una plantilla inteligente que está siendo probada en Córdoba y Buenos Aires, y por la que ya ganó tres premios, aquí y en el exterior, por aproximadamente $400 mil.
Prevenir la lesión
Noya es de San José de Feliciano, en Entre Ríos, y estudió Ingeniería Biomédica en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). La plantilla fue su tesis de grado, junto a un compañero llamado Nicolás Guglielmone, pero luego sólo él continuó con el proyecto.
“Las personas con diabetes pierden la sensibilidad en los pies y, al romperse los vasos sanguíneos, no les llegan nutrientes, entonces, si se lastiman, no se recuperan y, para evitar una úlcera, los médicos amputan. La única forma de prevenir la lesión es con lo que hace la plantilla que tiene sensores de presión, temperatura y humedad. Mantiene el microclima del pie y detecta si hay piedras o algún objeto extraño. La plantilla se ve normal, pero tiene sensores que envían datos al celular”, detalló.
¿Cómo funciona la plantilla?
En el mercado existen plantillas sensorizadas. Sin embargo, están ideadas para el deporte de alto rendimiento. Suelen ser muy sofisticadas y sirven para la realización de estudios en un lugar específico, sin analizar la marcha constante del paciente. Otra gran diferencia es el costo ya que las sensorizadas cuestan entre US$10.000 y 15.000, mientras que las Ebers están hechas con materiales nacionales, lo que reduciría significativamente el valor de las mismas.
El financiamiento
De acuerdo con esto, en 2017, Noya estuvo en busca de financiamiento y le fue bastante bien. En agosto, ganó el concurso Emprende ConCiencia, una iniciativa organizada por el Ministerio de Producción y la Fundación Invap. Pasó dos semanas en Bariloche acelerando el proyecto con técnicos y, en cuestiones de negocio, con la Academia Argentina Emprende.
Luego, en diciembre, ganó US$10.000 en la categoría Innovación del concurso Masterpiece, organizado por la empresa Livingtalent, en Dubai. Por último, cerró el año con otro triunfo en Potencia Sueños de la ciudad de Buenos Aires, en donde se hizo acreedor de $200.000 de fondo semilla.
Mejorar el proyecto
Con dos prototipos a cuestas se encuentra diseñando el tercero que estaría validado a mediados de 2018 por pacientes del Hospital Rawson y Misericordia, de Córdoba, y la Clínica Santa Catalina, de Buenos Aires. “Ahora estamos haciendo mejoras en la app y la plantilla de sensores para probar el tercer prototipo en pacientes. Tenemos un acuerdo con los hospitales por el cual nos retroalimentamos de los médicos y los pacientes que nos cuentan sus dificultades y lo que les pasó por lo que fueron amputados”, señaló.
Además de este feedback, Noya trabaja con Juan José Ortiz y Bernardo Villegas de la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN) para fabricar los sensores, con la incubadora Drimcom por el software y con un ingeniero electrónico para mejorar la electrónica. Más allá de los premios, también aplicaron al Fondo Semilla del Ministerio de Producción, que da préstamos de honor por $250.000, y a un pre-semilla de la FAN y apuntan a acelerar el proyecto en Singularity University.
(fuente: La Calle)