Por: Susy Quinteros –
Me gusta tu vida. Me gusta este momento de tu vida, la frescura de corazón que te acompaña, la sonrisa abierta a los silencios y esa tristeza de algunos días que empalidece tu voz.
Me gusta quererte. Sentirme responsable desde tu primer día hasta esta adolescencia desmedida de exigencias y sinrazones, que siente a veces el corazón enfermo sin porqués.
Me gusta preocuparme por tus regresos, las notas del colegio, tus amigos, tus miedos, tus enojos, y aquel alfiler blanco que clavó en el pecho el primer dolor de amor.
Me gustan tus ojos nuevos, tus héroes cotidianos, las zapatillas cansadas, el tropel de tu música en la casa, las remeras grabadas, tus perezas rebeldes, los nombres y fechas que no sé.
Me gustan tus ausencias. El espacio de esos días que no compartimos, la confidencia que nunca escucharé, el pudor de tu cuerpo buscando su lugar, los llamados que no escucho, las manos con lunas de papel, los cajones celosos que me ocultas, los soles negros que escondés bajo la almohada.
Me gusta ser tu fuerza. Envolverte en nubes bondadosas, entregarte este amor que nunca alcanza, la verdad de algunos sueños, y ese mundo corazón que nos contiene enhebrados en la misma trama por diferentes caminos.
Me gusta ser tu madre y eso es lo que importa.