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El Instituto Balseiro, el semillero de científicos argentinos a orillas del Nahuel Huapi

 

Instalado desde 1955 en la ciudad rionegrina de Bariloche, el Instituto Balseiro (IB) formó a miles de ingenieros, científicos e investigadores argentinos que protagonizaron el desarrollo de reactores nucleares, radares o satélites entre otras tecnologías críticas para el país a través de un modelo de educación personalizada con eje en la relación entre estudiantes y docentes.

El IB es una institución pública y gratuita creada a partir de un convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (Uncuyo) para formar especialistas en ciencias e ingeniería, además de contribuir a la investigación y desarrollo de actividades alineadas con los intereses de Argentina, aprovechando los laboratorios y facilidades del Centro Atómico Bariloche (CAB) para que los estudiantes realicen prácticas.

Todos los estudiantes del IB reciben becas completas de la CNEA, lo que les facilita una dedicación plena al estudio y permite que los alumnos de las carreras de grado y posgrado accedan a una formación de avanzada tanto en los aspectos teóricos como en la práctica de laboratorio y la innovación tecnológica.

Los estudiantes del IB reciben educación personalizada; a la vez, los docentes son investigadores y tecnólogos en actividad que se vinculan en forma continua tanto con centros científicos y tecnológicos como con empresas de tecnología en el país y el mundo.

El director del Balseiro es Mariano Cantero, nacido en la localidad bahiense de Bahía Blanca hace 48 años pero criado en la localidad cordobesa de Río Cuarto, donde vivió su infancia y adolescencia; se recibió de Ingeniero Nuclear por el IB en 2000 y realizó luego estudios en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, de Estados Unidos, donde obtuvo el título de Especialista en Ciencias de la Computación e Ingeniería (2007), de Magíster en Ingeniería Civil (2002) y Doctor en Ingeniería Civil (2007) también en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.

Desde 2016 hasta septiembre de 2019, Cantero fue vicedirector por el Área de Ingeniería del Instituto Balseiro; en la actualidad, es Profesor Asociado Efectivo de la Uncuyo, investigador de la CNEA e Investigador Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

«Estar en el Centro Atómico Bariloche facilita a los estudiantes del Balseiro el acceso a un complejo de laboratorios y facilidades de última generación que no tienen equivalente en América Latina y eso también es un factor reconocible en la experiencia de nuestros egresados»Mariano Cantero

En diálogo con Télam, Cantero afirmó que «el Balseiro es una experiencia virtuosa que pronto va a cumplir 70 años en la formación de científicos e investigadores para las necesidades de Argentina; el hecho de que haya nacido y funcione en el seno del Centro Atómico Bariloche le da un ámbito de desarrollo con una densidad de investigadores activos sobre población que debe ser de las más altas del mundo, quizás comparable con Corea del Sur».

«Estar en el CAB también facilita a los estudiantes del Balseiro el acceso a un complejo de laboratorios y facilidades de última generación que no tienen equivalente en América Latina y eso también es un factor reconocible en la experiencia de nuestros egresados», añadió.

Cantero detalló que «los aspirantes a ingresar al IB se presentan después de haber cursados los dos primeros años de alguna ingeniería en alguna universidad del país donde deben haber adquirido los conocimientos de matemática, álgebra, cálculo, física, termodinámica, electromagnetismo y óptica que son los puntos que se evalúan en el examen anual de ingreso en el que se seleccionan a los 62 ingresantes de cada año».

«Todos los estudiantes reciben una beca completa de la CNEA porque durante su carrera van a tener unas 36 horas semanales dentro de las aulas más otras tres de idioma, y si a eso le sumamos el tiempo de estudio necesario se calcula que los chicos necesitan dedicarle entre 45 y 50 horas semanales a su formación académica; además nuestra secretaría de bienestar diseña iniciativas para puedan participar de actividades deportivas, tener una vida y propuestas de apoyo académico si las necesitan», detalló.

El Balseiro tiene alrededor de 170 estudiantes de grado y otros 250 por de posgrado y su régimen académico de dedicación exclusiva facilita que cerca del 90 por ciento de los estudiantes egresen con éxito en los plazos previstos.

Foto Alejandra Bartoliche

Foto: Alejandra Bartoliche

Cantero ponderó que «más allá de toda la infraestructura que Argentina pone a disposición de la formación de estos estudiantes acá en el Centro Atómico Bariloche, o en el Centro Atómico Ezeiza, o en el Centro Atómico Constituyentes, el componente central de nuestro sistema científico-tecnológico son las personas que generan y comparten el conocimiento; cuando un país toma una decisión puede hacer una inversión muy grande y en relativamente poco tiempo montar mucha infraestructura de punta, pero para tener la cantidad y calidad de investigadores que tiene Argentina hacen falta décadas de transmisión de conocimientos y tradiciones de trabajo».

En ese sentido añadió que «el mayor capital que el Balseiro les ofrece a sus estudiantes es poder transitar su formación en un ambiente como el del CAB que los rodea de cerca de 1.500 personas dedicadas a la ciencia de las cuáles al menos 600 deben participar de investigaciones y desarrollos tecnológicos. La mitad de ellos son docentes en el Balseiro y la otra mitad dicta cursos de posgrado o dirige tesis, además tenemos docentes que trabajan en Invap o instituciones similares por lo que los estudiantes se vinculan al más alto nivel científico y tecnológico disponible».

Foto Alejandra Bartoliche

Foto: Alejandra Bartoliche

En el IB se dictan carreras de grado en Física, Ingeniería Nuclear, Ingeniería Mecánica e Ingeniería en Telecomunicaciones. Cabe destacar que el IB es la única institución del país donde se dicta Ingeniería Nuclear en nivel de grado; también, se brindan siete carreras de posgrado: la Carrera de Especialización en Aplicaciones Tecnológicas de la Energía Nuclear (CEATEN), las maestrías en Física, Física Médica e Ingeniería y los doctorados en Física, Ingeniería Nuclear y Ciencias de la Ingeniería.

Otras actividades académicas incluyen, entre otras, la Escuela de Física del Sólido IB-CAB, Pasantías de Verano, Pasantías por Convenios con universidades nacionales y extranjeras y Becas de Verano, Escuelas de Especialización, Talleres, Congresos, Conferencias, Coloquios y Workshops.

Foto Alejandra Bartoliche

Foto: Alejandra Bartoliche

 

EL JOVEN CORDOBÉS QUE ORIENTÓ EL DESARROLLO ATÓMICO ARGENTINO

Un físico cordobés de 32 años de edad que había sido convocado por el gobierno de Juan Domingo Perón para auditar el proyecto «Huemul» de investigación atómica que se desarrollaba en la ciudad rionegrina de Bariloche fue el responsable de trazar el camino sobre el que Argentina desarrolla su política nuclear desde hace más de 70 años.

En 1948 el Gobierno argentino comenzó la construcción de laboratorios de investigación en la isla Huemul, del lago Nahuel Huapi, en donde el físico austriaco Ronald Richter se proponía desarrollar la fusión nuclear controlada, lo que permitiría acceder a gran cantidad de energía a bajo costo y con escaso impacto ambiental.

Para 1952 las sospechas sobre los informes provenientes de Bariloche y la falta de resultados por parte de la investigación de Richter llevaron al gobierno de Perón a conformar una comisión evaluadora que fue encabezada por José Antonio Balseiro, un físico cordobés egresado de la Universidad Nacional de La Plata, que en ese momento se encontraba en la universidad de la ciudad británica de Manchester realizando tareas de investigación.

El informe de la comisión liderada por Balseiro puso en evidencia los nulos avances de Ritcher, pero también destacó la importancia de las instalaciones y los equipos formados en Bariloche sobre lo que propuso consolidar un ámbito de investigación y desarrollo de la tecnología nuclear en Argentina, por eso el Instituto que forma a los investigadores argentinos lleva su nombre.

El actual director del Instituto Balseiro es otro cordobés, Mariano Cantero, un ingeniero nuclear formado en ese mismo centro de estudios que en diálogo con Télam sostuvo que: «En términos de investigación nuclear uno puede encontrar algunos trabajos de Einstein de 1905 cuando todo era teoría, pero la cosa evoluciona rápido a partir de 1940 por la Segunda Guerra Mundial donde el lamentable primer uso que le da Estados Unidos a la tecnología vuelve cualquier investigación en un desafío aún más grande porque las potencias emergentes del conflicto no estaban interesadas en que se generalice el acceso a estos conocimientos».

«A pesar de lo que muchos creen, el primer paso de Argentina en el campo nuclear no fue la experiencia fallida de Richter, sino la decisión del Estado de comenzar a desarrollar estos conocimientos en el país; cuando en 1950 se crea la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y se anuncia que Ritcher trabajaba sobre la fusión nuclear, que era algo que parecía inviable, hizo que muchos países empezaran a trabajar sobre el tema y al día de hoy siguen investigando», mencionó.

El ingeniero nuclear remarcó que «fue el propio Gobierno argentino el que decidió y llevó adelante la investigación sobre el trabajo de Richter, y eso lo hizo Balseiro, quien en ese momento tenía 32 años; Mario Báncora, un ingeniero rosarino, y tres asesores al Presidente; ellos elaboran el informe que advierte a Perón que ‘lo estaban charlando’ y que resalta que con la inversión realizada y la infraestructura montada se podía armar un instituto para formar recursos humanos y hacer investigación».

«Balseiro y Báncora convencen al capitán de Fragata Pedro Iraolagoitia, quien estaba a cargo de la CNEA, de abrir un Instituto y convocan al físico Enrique Gaviola, que se había formado en Europa y Estados Unidos y compartía la idea de que Argentina necesitaba un ámbito de ese tipo», indicó

Cantero contó que «la personalidad de Gaviola no congeniaba con la de Iraolagoitia por lo que Balseiro y Báncora deciden comenzar de a poco y organizan para 1954 la primera escuela de verano en Bariloche orientada a la tecnología de los reactores nucleares, que resulta positiva y repiten la experiencia en el verano de 1955″.

«El 22 de abril de 1955 se firma el convenio con la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) para crear el Instituto de Física de Bariloche, el 1 de agosto comienza a funcionar y el golpe de estado de septiembre toma a estudiantes y docentes durante el dictado de clases», apuntó.

El ingeniero mencionó: «Junto a Balseiro también impulsó este proyecto el físico Jorge Sábato y docentes de la talla de Alberto Maiztegui y entre 1956 y 1957 se dieron cursos de metalurgia; en 1962 Balseiro muere con apenas 42 años y lo sucede Carlos Mallman que suma la mirada sobre el impacto regional que la actividad del Instituto tiene en toda la Patagonia y así se gesta la Fundación Bariloche en 1963 con la idea de armar una universidad patagónica».

«Durante la última dictadura el capitán de navío Carlos Castro Madero quedó a cargo de la CNEA y cumplió un rol importante para sostener el desarrollo de la actividad nuclear en Argentina y que sea en el ámbito pacífico. Con el regreso de la democracia hubo crecimiento y vaivenes hasta que la pseudo dolarización de los ’90 forzó a muchos profesores del Instituto a emigrar», dijo Cantero.

Y agregó: «Yo entré como estudiante al Balseiro en 1996 y veía semestre a semestre cómo se me iban yendo los profesores porque lo que hay que entender es que todos los países hacen fila para ofrecerle trabajo a investigadores como los que formamos acá y no tiene sentido invertir en formar y desarrollar estas capacidades para perderlas en un chasquido», completó.

El mismo año que Carlos Mallmann sucedió al primer director, el anteriormente «Instituto de Física de Bariloche» cambió su nombre a «Instituto de Física Dr. José A. Balseiro», y en 1976 se cambió el nombre al actual: «Instituto Balseiro».

Fuente: Télam
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 17/11/2023