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El día que J. J. de Urquiza estuvo a punto de ahogarse

por Rubén I. Bourlot   –     

Si bien las versiones difieren, puede afirmarse que de no ser por alguno de sus colaboradores más estrechos Justo José de Urquiza pudo haber muerto ahogado en el río Uruguay, mientras escapaba de un enfrentamiento fallido. Los testimonios, pese a las disidencias, dan cuenta de esos momentos en que toda existencia parece pender de un hilo.

Antes de que fuera consagrado Gobernador por primera vez Justo José de Urquiza, en pelota, casi muere ahogado. Y no es esta una expresión de humor procaz. Efectivamente el futuro Organizador del país al intentar atravesar el río Uruguay en una precaria embarcación llamada pelota estuvo a punto de naufragar.

El hecho aconteció el 31 de diciembre de 1839 tras la batalla de Cagancha que había tenido lugar el 29 en la llanura de ese nombre, entre el arroyo Cagancha y el de la Virgen, a unas sesenta leguas de Montevideo, en el departamento San José, donde se enfrentaron las fuerzas de la Confederación Argentina al mando del gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe, y el ejército oriental al mando de Fructuoso Rivera. La caballería de la Confederación estaba a las órdenes de Urquiza y Juan Antonio Lavalleja. También integraban la plana mayor los generales Servando Gómez y Eugenio Garzón. La batalla tuvo un resultado confuso aunque finalmente el triunfo se inclinó para el lado de los orientales de Rivera.

 

En retirada

Los derrotados en retirada escaparon unos hacia la frontera brasileña y otros, con Echagüe, Lavalleja y Garzón, buscaron llegar a Entre Ríos por vía de Tacuarembó; mientras Urquiza se dirigió rectamente al oeste y alcanzó el río Uruguay en inmediaciones de Paysandú.

El periodista e historiador Anacleto Dufort, en un trabajo de su autoría, nos acerca una misiva que le había dirigido el coronel Ventura Rodríguez con los pormenores del accidentado pasaje de Urquiza a través del Uruguay. En la misma, fechada en Montevideo en 1894, Rodríguez rememora los sucesos con detalles interesantes para reconstruir la peripecia.

Tras la derrota, las tropas retornan a Entre Ríos a través del río Uruguay. Para hacerlo, en aquellos tiempos se necesitaba contar con embarcaciones de diverso tipo y los más osados se atrevían a hacerlo prendidos a las crines de los caballos, pero era indispensable saber nadar.

“El día 31 de diciembre de 1839 –escribe el coronel Rodríguez- llegó el general Urquiza a la estancia de don Cayetano Almagro, cuyo establecimiento, conocido con el nombre de «Casablanca» se hallaba situado a seis leguas de Paysandú y sobre las barrancas del río Uruguay. Urquiza se dirigía a aquel punto contando con los servicios que podía prestarle la amistad de Almagro y con los elementos que allí encontrara para vadear con facilidad.”

“No obstante, a la llegada de Urquiza no fue posible hallar por aquellas inmediaciones una sola embarcación. Los isleños que solían venir a la estancia de Almagro, teniendo sin duda noticias de los sucesos que acababan de tener lugar en nuestro territorio, habían buscado recelosos el refugio de las islas.”

En pelota y sin mojarse

Ante la situación había que improvisar. “O inventamos o erramos”, diría al maestro Simón Rodríguez.

“Urquiza no sabía nadar –sostiene el autor-, y en consonancia, no podía afrontar los peligros de la corriente, prendido a las crines de su caballo. Pero el tiempo urgía, y era necesario salvar cuanto antes aquellos malos momentos.”

“El señor Almagro le propuso hacer una pelota con un cuero de toro, dentro de la cual entraría con sus armas y recado para ser pasado por su asistente, sin mojarse siquiera.”

“Los entrerrianos que escoltaban á Urquiza, vadearon la punta de la isla Almirón mientras aquél se disponía a entrar en la pelota proporcionada por Almagro, quien no calculó el peso de la persona de Urquiza, junto con su equipo y armas, a más de las de su asistente, metido todo dentro del cuero de toro.”

“Benito Góngora, el asistente y hombre de toda confianza de Urquiza, habiendo traído el caballo zaino de éste, llamado el Rabioso y ya desnudo, le ató un maneador en la cola, para sujetar a ella la pelota, a una distancia de dos brazas.”

“Urquiza, vestido, se sentó sobre las monturas. Góngora saltó sobre el caballo y arrastró la pelota hacia la hondura.”

“El brazo del Uruguay, entre la Isla y la costa, tiene dos cuadras de ancho, contando la canal que tendrá una cuadra. Da principio al pasaje: en medio de la canal se empieza a hundir la pelota. Urquiza grita a su hombre Góngora, desesperadamente, y Góngora, para levantar su ánimo, le contesta con una reprimenda. La pelota se hunde con Urquiza, y el zaino Rabioso pisa al fin el veril del banco de la isla y sale arrastrando la pelota del fondo de la canal, con el pasajero que, medio ahogado, no se desprendía de las garras del cuero.”

“Urquiza, boca abajo, y auxiliado por Góngora, lanza, ya fuera del agua, toda la que había bebido contra su voluntad.”

 

Bajo riesgo

“Salvado este trance, se reúnen todos, y costeando la isla en circunferencia, con el fin de encontrar un bote, dan con el isleño que los pasa a la provincia entrerriana haciéndolos vadear sobre seguro el otro brazo del Uruguay, entre la misma isla y la costa vecina.”

“Góngora pisa el territorio argentino y es ascendido por Urquiza á sargento mayor.”

En contraste con este relato, otra versión sostiene que Urquiza “hubiera perecido ahogado, de no mediar el arrojo del alférez Miguel Gerónimo González, quien, lanzándose sueltamente en procura de su jefe, lo sacó a la isla Almirón”.

Esta última está documentada por el texto de la ley por la cual la legislatura entrerriana, el 19 de marzo de 1849, ordenó la acuñación de una medalla en honor al alférez Miguel G. González, según consta en el texto de la ley sancionada el 19 de marzo de 1849 y publicada en la Recopilación de leyes y decretos de Entre Ríos. También se le acordaba una pensión vitalicia.

Nos queda saber, según esta última versión, qué papel tuvo el tal Benito Góngora en este trance ya que el referido autor tal vez se refería a Romano Góngora que actuó junto a Urquiza.

Para seguir leyendo

– Dufort y Álvarez, Anacleto (1894), Invasión de Echagüe: Batalla De Cagancha, Tip. Lit. Oriental.

– Derrota de Cagancha, en https://genoma.cfi.org.ar/

Recopilación de leyes, decretos y acuerdos de la provincia de Entre Ríos. Tomo V.

– Más temas sobre nuestra región en la revista digital Ramos Generales, disponible en http://lasolapaentrerriana.blogspot.com

Fuente: El Diario

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 2/1/2022

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