por Rodolfo Oscar Negri –
El 29 de junio se celebra un nuevo aniversario de la primera declaración de independencia de nuestra América Latina y fue aquí, en Concepción del Uruguay.
Mas allá de los detalles históricos sobre los que se ha puesto y se pondrá énfasis -seguramente- hay un punto que me parece interesante destacar.
¿Quién se acuerda de esta gesta? ¿Acaso se rememora? ¿Se enseña en las escuelas? Se me ocurre que lo menos que podemos hacer es cada 29 de junio, elevar una plegaria por aquellos patriotas que protagonizaron aquella jornada bajo el manto de la bandera tricolor (hoy bandera de nuestra provincia) y del Protector de los Pueblos Libres, don José Gervasio Artigas, y poner en nuestros pechos una escarapela. Es lo menos que podemos hacer.
Parece mentira que una ciudad que tiene calles con nombres como 9 de Julio o Congreso de Tucumán (Congreso, al que -como provincia- no concurrimos) y ojo que no reniego de que estas calles se denominen así; pero también tiene otras como “Los Tulipanes” (flor característica, no precisamente de estas latitudes); no recuerda ni al Congreso del Oriente, ni a la fecha del 29 de junio, ni a Gregorio Piris, ni a Anacleto Medina, ni a tantos, pero tantos otros… ¡Que lindo sería tener una Avenida que se llame “De Los Pueblos Libres”!
Parece que tuvimos que recurrir a nombrar a nuestras calles con el nombre de flores, porque no tenemos personajes o hechos dignos para nombrarlas y –justamente- no es así. Todo lo contrario. Los oscuros intereses que nos relegaron históricamente por tener el valor de plantear y pelear por el ideal Federal y Republicano ante los poderosos, los borraron no casualmente.
Quisieron matar su ejemplo ignorándolos, como si jamás hubieran existido. Pensaron que así sepultaban su lucha por la Libertad y la Igualdad.
No hay actitud mas enaltecedora que el ser agradecido. No caigamos en el pecado del olvido o en el de la ignorancia (por no saber estas cosas). Están ellos que interesadamente quieren que eso sea así. Quieren que nos conformemos con ser mediocres. Desean relegarnos, que no sepamos de las victorias pasadas y que nos sumamos en la tristeza de los vencidos. Ya lo decía el maestro Jauretche, “nos quieren tristes, porque nos quieren vencidos”, quienes llevan la mochila de la tristeza y el derrotismo, jamás serán vencedores.
Levantemos la lanza, afirmemos la banderola federal y cabalguemos con valor a la Victoria o caigamos en el intento, pero con valor, con orgullo, cantando. La Patria por la que luchamos vale la pena. No lo permitamos. Propongámonos el desafío de estar a la altura de las circunstancias con valor, conozcamos y valoricemos todo lo que hicieron aquellos prohombres, con orgullo y proyectando a nuestra comunidad al destino de grandeza que soñaron quienes dejaron sus vidas por ella.
Texto publicado en carta a los lectores del diario La Calle en 2006. Nota publicada por la revista La Ciudad el 10/5/2016
