El mundo del trabajo cambió durante la pandemia. Y aunque la nueva normalidad ya está en marcha, ninguna oficina volverá a funcionar por completo bajo el modelo tradicional. La irrupción del coronavirus generó cambios que se quedarán y transformarán las rutinas laborales.
¿Queremos efectivamente volver a trabajar en una oficina? De eso se habló en el podscast “La Pregunta Correcta”, donde líderes y expertos opinaron al respecto.
“Mover a 10 mil personas a trabajar a sus casas fue un trabajo que se llevó a cabo en menos de 72 horas. A pesar de que algo de home office teníamos, había gente que nunca lo había hecho”, explicó Alejandra Ferraro, líder de recursos humanos de Accenture Latinoamérica.
En esta situación, los líderes de empresas se vieron obligados a definir estrategias: “Lo básico fue hablar y ser transparente. No guardarse si se está con diferentes temas en casa o si es necesario modificar horarios. Es fundamental la cercanía, con reuniones diarias para saber qué le pasa a la gente y cómo evoluciona el trabajo”.
Trabajar desde casa permitió, según los expertos, una mayor humanización: empleados y jefes comenzaron a mostrarse de una manera única e indivisible entre lo profesional y lo personal. Y eso se volvió en una ventaja que debería quedarse para siempre.
Pero también aparecieron desventajas, como la imposibilidad de organizar las tareas con límites de horarios. “El sentir que no había tantos temas para que uno pueda distraerse llevó a muchos a seguir trabajando, porque total no se podía hacer otra cosa”, sostuvo Ferraro.
Conexión y límites
Cuando los hábitos digitales y la influencia que las redes sociales tienen el control de nuestro propio tiempo, comienzan a ser cuestionados. Apareció la pandemia y con ella la necesidad de que todo se mediatice a través de las pantallas.
Santiago Bilinkis, tecnólogo y economista, opinó al respecto y planteó “la necesidad de diferenciar cómo posicionarnos frente a las redes sociales y cómo hacerlo cuando se trata de herramientas para el trabajo”, como Zoom o Meet.
“Es importante tomar conciencia de que el modelo de negocio que la mayoría de las redes sociales tienen, apunta a que estés todo el tiempo conectado porque su facturación tiene que ver con eso. Zoom, en cambio, jamás se imaginó que iba a convertirse en la herramienta de videoconferencia más poderosa del mundo. El modelo de programas de conferencias es otro, se cobra por el uso”, explicó Bilinkis.
Entender esta diferencia es, según los especialistas, una forma importante de poner un límite y, con ello, cuidar nuestra salud digital.
Otra de las habilidades que debe desarrollarse dentro de los equipos de trabajo para poner un freno a la hiperconectividad y el exceso de tareas, tiene que ver con aprender a decir que no y simplificar procedimientos. “Hay gente a la que le cuesta decir que no a algo que no va a poder absorber. Pero es fundamental dejar y soltar cosas. No es solo el supervisor el que marca esto, sino todo el equipo de trabajo”, concluyó Ferraro.
Fuente: Infobae
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 22/12/2020