Los africanos que los traficantes trajeron cautivos a América sintieron siempre nostalgias de su origen. Una de sus canciones, sostenidas por un ritmo irresistible, repetía: «Guinea nos va a ayudar». Es posible imaginar a esclavizados cantándolas en el Buenos Aires colonial, sin saber que esa ciudad era la capital de Guinea, su lejano país perdido que identificaban con el África.
¿Cómo fue que Buenos Aires fue la capital de Guinea, hecho que la gran mayoría de los argentinos actuales no conocen, tanto como no lo conocían en el Río de la Plata los propios esclavizados traídos de allá?
El terrible tráfico de esclavos de que participaron sobre todo España, Inglaterra, Portugal, Francia y Holanda como imperios depredadores, comenzó con la llegada de una expedición portuguesa al golfo de Guinea en 1471. La finalidad era buscar una ruta hacia la India, porque la que había sido habitual antes estaba cortada por el Imperio Otomano.
La expedición portuguesa ocupó algunas islas frente a Guinea y avanzó hacia el interior del continente africano. En 1778 Portugal cedió esos territorios a España a cambio de la Colonia del Sacramento, actualmente en el Uruguay en la otra costa del Plata a la vista de Buenos Aires.
Guinea se convirtió en territorio de la corona española, puesto bajo jurisdicción del Virreinato del Río de la Plata, que había sido creado en 1776, con capital en Buenos Aires.
El virrey Cevallos envió a Guinea al coronel Felipe de los Santos Toro a tomar posesión en nombre de los reyes. De la expedición formaba parte el teniente coronel Joaquín Primo de Rivera, antepasado del dictador español Miguel Primo de Rivera en los años 20 del siglo pasado y del hijo de éste, José Antonio Primo de Rivera, fundador de la falange.
Primo de Rivera se hizo cargo de la expedición cuando De los Santos murió de paludismo. Varios inconvenientes, entre ellos la guerra entre España e Inglaterra, hicieron que Primo de Rivera regresara al continente americano, pero quedó en Guinea un destacamento del virreinato del Río de la Plata. Por algunos años, hasta la revolución de Mayo, Buenos Aires fue la capital de la Guinea Ecuatorial.
El ejemplo de Bouchard
Hipólito Bouchard, de vida novelesca, fue un marino francés que estaba en Buenos Aires desde 1809, y cuando se produjo la revolución se inclinó por ella. Después de algunas batallas navales en el Río de la Plata, Bouchard emprendió un viaje por las costas americanas del Pacífico para entorpecer el comercio español, enviado por el gobierno de las Provincias Unidas, y llegó hasta Madagascar, Indonesia, Hawaii y las Filipinas.
Actualmente, las banderas nacionales de Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador son muy parecidas, todas azules y blancas. El origen es la bandera argentina, azul y blanca, que llevaba la fragata La Argentina de Bouchard. Izó esa bandera en la Alta California cuando estaba bajo dominio español, y ahí se mantuvo durante una semana, hasta que reemprendió viaje después de haber derrotado a la guarnición del fuerte de San Carlos de Monterrey. Todos los poblados de California fueron arrasados por los corsarios argentinos y todos los presos que tenían los españoles fueron liberados.
En recuerdo de ese acontecimiento, en la costa de San Diego ondea hoy la bandera argentina junto a la estadounidense y la mexicana, con la advertencia de que es una de las tres que alguna vez ondearon en California Todos los puertos y poblados de California habían sido arrasados por los corsarios argentinos.
Siguiendo viaje al sur, Bouchard llegó a Centroamérica. En su homenaje, la nación centroamericana tomó para sí la bandera que ondeaba en la fragata La Argentina. Después de la balcanización de Centroamérica, los países resultantes siguieron usando la bandera azul y blanca.
Fuente: De la Redacción de AIM
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 14/2/2023