En 15 de los 16 bloques industriales evaluados se registró un derrumbe y, a pesar de la verba celebratoria del gobierno nacional, no aparecen indicios de que el leve rebote estadístico de algunos sectores alcance a recomponer la situación.
En 15 de los 16 bloques industriales evaluados se registró un derrumbe y, a pesar de la verba celebratoria del gobierno nacional, no aparecen indicios de que el leve rebote estadístico de algunos sectores alcance a recomponer la situación.
El Sindicato de Obreros y Empleados Petroquímicos Unidos (Soepu) difundió este lunes un informe que expone pormenorizadamente el estado de la economía nacional y resalta que el país está lejos de recuperarse del derrumbe sufrido en 2024, año en el que el Argentina lideró el ranking mundial de caída industrial a causa de las políticas ejecutadas por el gobierno de Javier Milei.
Durante el primer año de La Libertad Avanza en el poder, la actividad económica presentó una caída promedio de 2,5% en el período enero-noviembre de 2024 respecto al mismo período del año previo. Esta baja podría haber sido mucho mayor, pero el peso estadístico que tuvo el fuerte incremento en el sector agropecuario -beneficiado por la comparación con el año de la sequía- compensó hacia arriba.
En lo específico, la industria manufacturera fue uno de los sectores más golpeados en 2024. La actividad industrial disminuyó 9,4% en el año, pero además tuvo un alcance generalizado. En 15 de los 16 bloques industriales evaluados se registró un derrumbe, siendo -resaltan desde Soepu- una de las crisis con menor heterogeneidad sectorial en la historia reciente.
Son estos indicadores los que pusieron a la Argentina, según la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), liderando el ranking mundial de caída industrial en 2024, por dicha contracción de 9,4% en su producción manufacturera.
A la vez, el informe advierte que el primer trimestre de 2025 arrojó datos que pueden resultar engañosos, ya que algunas variaciones interanuales podrían interpretarse como señales de recuperación, pero es fundamental contextualizarlas y tener en cuenta que se contrastan con un 2024 marcadamente recesivo. «Al observar la evolución en una serie más amplia, queda en evidencia que la actividad industrial continúa muy por debajo de sus niveles históricos y sigue lejos de una recuperación sostenida», destacó el documento.
De igual manera, el contexto económico es tan precario que incluso los indicadores al alza -en la mencionada comparación con el pozo del año pasado- son tenues. El índice de uso de la capacidad instalada de la industria se ubicó en 58,6% en febrero de 2025, apenas un punto porcentual por encima del 57,6% registrado en el mismo mes del 2024. No hay nada para celebrar, casi la mitad de las máquinas están paradas.
Una situación similar se produce con el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI), que en febrero mostró una suba de 5,6% interanual y también un crecimiento de 0,5% frente a enero. «Como venimos sosteniendo, es importante medir este índice en un período más amplio para observar la tendencia a mediano plazo. Tomando el índice de febrero de los últimos cuatro años, puede observarse que la producción industrial aun no se ha recuperado de la fuerte caída registrada en 2024. Esto refuerza nuestra preocupación sobre las consecuencias del rumbo económica actual, que continúa profundizando la crisis industrial en todo el país», cuestionaron los responsables del relevamiento.
Ganadores y perdedores
El informe además hace foco en el Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae), que mensualmente expone cómo evoluciona economía en su conjunto. Incluye todos los sectores productivos del país y permite anticipar las variaciones del PBI trimestral.
Este estimador identifica quiénes son los ganadores y los perdedores del modelo. Entre los sectores que registraron mayores subas interanuales en febrero se destacan la intermediación financiera (30,2%) y la pesca (28,3%). En el caso del sector financiero -aclara el relevamiento- el fuerte crecimiento no responde a una expansión productiva real, sino a un modelo económico que prioriza la especulación y la renta financiera por sobre la economía real.
«También mostraron incrementos los impuestos netos de subsidios (11,2%), el comercio (7,4%), la industria manufacturera (5%), la explotación de minas y canteras (5%), las actividades inmobiliarias (4,7%), la construcción (4%), el transporte y las comunicaciones (3,3%), el agro (2,1%) y el sector de electricidad, gas y agua (1,1%). Sin embargo, salvo los casos de la intermediación financiera y la pesca, el resto de los aumentos resultan poco significativos frente al contexto de profunda recesión y ajuste que atraviesa el país», enfatizó.
Ejemplo de esto último es que la construcción arroja un alza de 4%, pero está completamente distorsionado porque la obra pública se encuentra casi paralizada y el repunte se asocia a un reacomodo de la actividad del sector que igualmente no llega ni por asomo a recomponer lo perdido por esa vía.
Otros cuatro sectores incluso presentaron caídas en la comparación interanual. Ahí, siempre según el informe de Soepu, figuran las actividades de servicios comunitarios, sociales y personales (-2,6%); hoteles y restaurantes (-1,4%) y la administración pública y defensa (-1,2%).
(fuente: https://www.conclusion.com.ar/)
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