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Adolescentes al volante: un desafío para la seguridad vial

El acto de manejar definitivamente marca un antes y un después en la vida de cualquier persona, la seguridad vial no solo se trata de cumplir con la ley, sino de cultivar una cultura de responsabilidad compartida.

En nuestro país, según la Ley Nacional de Tránsito 24.449 y su decreto reglamentario, las personas a partir de los 16 años pueden sacar el registro para conducir ciclomotores y a los 17, la habilitación para autos y motocicletas. Siempre con la autorización de los padres, hasta los 21.

Pero la pregunta que resuena, más allá de los reglamentos, es: ¿están realmente preparados los adolescentes para medir los riesgos que conlleva manejar un vehículo?

Mientras que la Organización Mundial de la salud (OMS) señala que las lesiones causadas por accidentes de tránsito son la primera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años; en la Argentina, según datos de la Dirección de Estadísticas Viales de la Nación, 4 de cada 10 víctimas fatales tienen entre 15 y 34 años. En la provincia de Buenos Aires, mueren al año más de 260 jóvenes y la vinculación entre la siniestralidad vial y el consumo de sustancias psicoactivas es directa: al menos 3 de cada 10 conductores accidentados, atendidos en las guardias de los hospitales, consumió alguna sustancia en las horas previas al hecho.

Desafortunadamente, varios ejemplos que vemos a diario nos demuestran que no tomar el acto de manejo con la responsabilidad que merece, y la no conciencia del peligro que existe ante imprudencias al volante, pueden desembocar en consecuencias fatales para quienes están involucrados.

En primer lugar, para conducir, toda persona necesita:

  • Habilidades cognitivas: la capacidad de atender a los estímulos de la calle es esencial a la hora de “subirse al auto”.
  • Coordinación de la percepción, la memoria y la anticipación junto con una constante evaluación del entorno.
  • Responsabilidad sobre el acto de manejar.

En vista de estos datos, se recomienda que los adultos evalúen varios puntos antes de decidir si el adolescente puede o no manejar: cada persona es diferente y hay que evaluar si está preparada para tomar esa responsabilidad; es recomendable que asistan a una escuela de conducir y acompañar al menor en el auto durante el proceso de aprendizaje.

Es importantes destacar que la seguridad vial no solo se trata de cumplir con la ley, sino de cultivar una cultura de responsabilidad compartida que convierta el conducir en una experiencia segura para todas las personas intervinientes en el tránsito, sin importar su edad.

Gerente del Centro de Comando y Control de Ituran Argentina

(Fuente: ambito.com)