CulturaEducaciónHistoriaInterés General

5 de ABRIL de 1818: LA BATALLA DE MAIPÚ Y SU INCIDENCIA EN LA INDEPENDENCIA

Por Aida “Marisa” Toscani     –     

¿En los mas de 200 años de la batalla de Maipú  nos preguntamos, cómo incidió ese hecho en la vida como argentinos y americanos? ¿Incide en nuestro presente?

Una batalla nunca es un hecho aislado  y tampoco lo es su triunfo o su derrota.

Una batalla debe entenderse en un complejo dibujo de relaciones que influyen y posibilitan esa realidad histórica inmersa en un espacio y un tiempo determinado.

La batalla de Maipú ocurrida el 5 de abril de 1818 tuvo como escenario una altiplanicie comprendida entre los ríos Mapocho y Maipú a las puertas de Santiago, capital de Chile.

El hecho bélico se enmarca en el proceso independentista que impulsa el pueblo  de América del Sur para liberarse del dominio de España. Acontecimiento que en el Río de La Plata, la historiografía mitrista y porteña determina  su inicio a partir de Mayo de 1810, ocultando así los primeros levantamientos en 1809 de Chuquisaca y La Paz en el Alto Perú.

Los acontecimientos que rodean a Maipú estuvieron atravesados por la derrota de Napoleón en España en 1812  y la vuelta de los Borbones al gobierno. El monarca español tuvo el apoyo de las demás casas reales europeas que sostenían el absolutismo real,  en fuerte oposición a los gobiernos republicanos o las monarquías parlamentarias.

Al librarse del invasor francés, Fernando VII mandó expediciones militares con el objetivo de recuperar las colonias sublevadas de América. Uno a uno los gobiernos revolucionarios fueron derrotados, con excepción del Río de la Plata. Si bien su situación era muy compleja, pues estaba rodeado de fuerzas realistas por el Norte, también en Montevideo, que sumado a la ocupación de Chile por parte de los españoles mostraba la fragilidad del gobierno.

La campaña militar  dirigida por San Martín junto a O´Higgins, con el cruce de la cordillera para avanzar sobre Chile y alcanzar el triunfo en Chacabuco en 1817,  alejó la inminencia del peligro, que volvió con la posterior derrota de Cancha Rayada.

A  los factores políticos y militares es preciso agregar los económicos. Así  Maipú se entiende en el marco de la Revolución Industrial que se inicia en Inglaterra pero también avanza en otros países de Europa. Las nuevas tecnologías exigen abundante materias primas baratas y mercados cautivos para sus productos elaborados, por el crecimiento exponencial de la producción.

Inglaterra apoyó desde un principio los movimientos independentistas, pues los nuevos gobiernos abrían posibilidades de comerciar con ellos. La situación descripta se modifica con el acuerdo que establece Fernando VII con esa potencia el 17 de septiembre de 1817, que le permite comerciar con los puertos  de sus colonias americanas.

El triunfo de Maipú desarmó en parte el avance de las fuerzas contrarrevolucionarias y devolvió la confianza en los ejércitos patriotas y consolidó de manera definitiva, la independencia de Chile.

El triunfo de Maipú no fue un trabajo aislado de San Martín y su ejército. Primero, desde  su cargo de gobernador de la provincia de Cuyo (San Luis, San Juan y Mendoza) nombrado en 1814, buscó cohesionar la sociedad tras la causa de la independencia y señalar con claridad al enemigo. Fortalecer su economía estimulando la producción sin descuidar la educación de niños y niñas. Con el conjunto de los trabajos descriptos, San Martín logró conformar un ejército disciplinado y con la capacidad bélica suficiente como para enfrentar a los realistas en Chile.

¿Cómo incide Maipú hoy?

En una primera lectura, podemos encontrar una continuidad histórica entre aquella alianza alcanzada por las potencias europeas para ejercer su dominio sobre países más débiles y la actual imposición del neoliberalismo, que al igual que lo anterior, provoca la explotación de continentes enteros a mano de las grandes metrópolis.

La idea  perversa que rompe Maipú, es el pensar en la imposibilidad de vencer a los poderosos. Lo mismo que se logró en el proceso de gobiernos progresistas en América Latina, durante un poco más de la primera década del siglo XXI. Ellos demostraron que es posible crecer y que esa riqueza se distribuya con mayor justicia entre el pueblo, al controlar los recursos estratégicos del Estado. Pero, al igual que en la guerra de la independencia, el cambio de políticas implicó un trabajo cohesionado entre Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador, Uruguay, Chile, Cuba, Nicaragua.  Solo individualmente cada país, hubiese resultado imposible imponerse a las grandes potencias.

Otra  continuidad a señalar es el papel fundamental que jugaron los líderes, capaces de articular la heterogeneidad de intereses para trabajar por la causa común.

Y en este ejercicio de encontrar como se conjuga el pasado con el presente, no hay un final, dejo entonces al lector que continúe, para que cada uno encuentre esa parte del pasado que transcurre en este presente, escondido tras las mil  máscaras que simulan modernidad.

Nota publicada por la revista La Ciudad el 3/4/2018

 

Related Articles