Afectados por la suba en los insumos y los tarifazos. En Entre Ríos hay 2.400 criadores que perdieron rentabilidad en los últimos años t luchan por subsistir dentro del mercado.
Frigoríficos y criadores avícolas están afectados por las subas de insumos y los tarifazos. El panorama se complica al no haber reactivación del consumo. La situación del sector avícola en la provincia tiende a empeorar y esta semana se registraron 20 despidos en uno de los frigoríficos de la costa del Uruguay. “Hoy lo que más nos está golpeando es la suba de la luz. Antes de los aumentos el costo de la energía para un pollo era del 3 por ciento, y en la actualidad nos está llevando entre un 12 y un 15 por ciento de lo que nos pagan”, explicaron a su vez desde la Cámara Argentina de Productores Integrados de Pollos.
Lejos de repuntar, la actividad avícola cayó, y comenzó a haber inconvenientes con el pago de los sueldos y del medio aguinaldo, situación que se replica en otros frigoríficos del rubro, sobre todo en los que por su capacidad operativa no exportan.
Sergio Vereda, secretario general del sindicato de la Carne de Concepción del Uruguay, comentó que frente a esta circunstancia se reunieron con los empresarios para avanzar en el pago de las quincenas en tiempo y forma y también del aguinaldo de los trabajadores, y comentó que en la mayoría de los casos propusieron abonarlo hasta en tres cuotas, consignó el diario Uno de Paraná.
La crisis en el sector se inició hace al menos dos años, por una confluencia de factores que se agravó con los sucesivos tarifazos en los servicios de luz y gas; el aumento de los insumos que se pagan a precio dólar; el incremento, producto de la sequía, de los valores del maíz y otros cereales con los que se hace el alimento; y una fuerte caída del consumo en un mercado interno saturado, que empeoró con las exportaciones de pollo que llegan desde Brasil y otros países.
“La situación es muy complicada. Todo lo que son las subas de los insumos y los granos, y con más razón las de la luz, han afectado mucho a los frigoríficos más chicos que no hacen exportación y terminan teniendo graves inconvenientes para pagar sueldos y aguinaldo. La mayoría tiene problemas”, recalcó Vereda.
Si bien sostuvo que no se anunciaron nuevos despidos en el sector, admitió que hay mucho temor por la situación adversa que atraviesa el rubro, sobre todo de parte de los granjeros y los proveedores, que tienen problemas con los cobros: “A las granjas les están estirando los pagos. La mayoría de las producciones avícolas están complicadas, sobre todo por el gran drama de la tarifa eléctrica. Hay frigoríficos que tienen molino y pagan entre 7 y 9 millones de luz y es abismal”, dijo el sindicalista.
Otras voces
Ricardo Unrrein es el presidente de la Cámara Argentina de Productores Integrados de Pollos (Capip), se dedica desde hace dos décadas a la actividad y en la actualidad tiene un criadero con cuatro galpones en la zona de Crespo. Al igual que sus pares va pagando las deudas como puede para poder subsistir, a la espera de tiempos mejores. “Ya llevamos tres años que estamos muy golpeados y las instalaciones se están deteriorando mucho. Pero la situación empeoró aún más en los últimos meses, porque después de los aumentos de energía que hubo este año no hubo incrementos en el valor que nos pagan a nosotros por cada pollo, que es de entre 5,50 y 6 pesos. Lo peor es que los repuestos para el sector están dolarizados y subieron entre un 30 por ciento y un 40 por ciento y lo tenemos que absorber nosotros”, explicó. A su vez, lamentó: “Encima en Crespo una firma que estaba pagando puntualmente a los 30 días ahora lo hace a 60 días”, publicó el diario Uno.
Números provinciales
En la costa del Paraná son cinco los frigoríficos que operan en la zona de Crespo, y hay otro en Hernandarias.
En la costa del Uruguay, que es donde más se concentra la actividad: son alrededor de doce.
De la demanda en el mercado interno depende generalmente la cantidad de pollitos que les entregan a los criadores: si cae el consumo, la actividad se estanca y como parte de la cadena de producción, los criadores también pierden: “Es automático. Entre crianza y crianza tenemos un intervalo entre de 14 a 20 días, pero cuando se traba la venta porque el comercio interno se saturó ellos incuban menos huevos y nos tienen de 25 a 30 días con los galpones vacíos. Eso ocurrió el año pasado entre los meses de agosto a noviembre, que nos dejaron un mes prácticamente sin pollo por esta razón y es dinero que perdemos”, dijo.
(fuente: La Calle)