Agradezco la mención de la vicepresidenta @cristinafkirchner. Pero quiero contarles mi experiencia. Durante tres años, todos los lunes y jueves, había audiencia en el juicio de Vialidad. Yo estaba prendido en cada jornada, por zoom, porque desde el principio pensé que ésta era la causa clave de la persecución política. Lo mismo hizo Sofía Caram, primero en Página/12 y luego en Ambito Financiero.
Pero en tres años, cada lunes y jueves, nos asombrábamos de las palizas que les daban a los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola. Así lo reflejé en 134 notas escritas en Página/12.
En mayo de este año, cuando terminaron las audiencias me pregunté: ¿con qué van a acusar a Cristina y también a los demás imputados? A Cristina no la habían nombrado en ningún momento. No exhibieron un documento, un mail, un chat en el que ella dijera algo sobre obras en Santa Cruz ni hubo un solo testigo -salvo muy lateralmente y no bajo juramento, el arrepentido Leonardo Fariña- que mencionara a CFK. Hicimos una apuesta con uno de los abogados: él decía que nadie, ninguno de los 13 acusados, sería condenado. Yo le decía: “no puede ser. Políticamente es imposible”. Y apostamos una cena.
Antes del alegato de los fiscales hubo un hecho sorpresivo: con tres años de atraso se pronunció la Corte Suprema, rechazando todos los planteos de las defensas.
Incluso algunos planteos más que razonables sobre el inicio del juicio sin siquiera una pericia. Pero ya estaba, el juicio se había desarrollado durante tres años sin que intervinieran. O sea, que el mensaje de la Corte Suprema en verdad estaba dirigido a los fiscales y a los jueces. “peguen que nosotros los bancamos”.
Cuando empezó el alegato de Luciani, no en base a las pruebas de los tres años de juicios, sino a partir de evidencias -que no evidenciaban nada- de otros expedientes, quedó en claro que no importaba la cuestión judicial. Había que pedir condenas por razones políticas, no por pruebas Y eso es lo que sucedió.
Las menciones a Sofía y a mí se justifican porque escribimos y escribimos sobre el juicio.Y en cambio ni Clarín ni La Nación escribían.Por una única razón: las audiencias eran catastróficas para los fiscales.
Y les apuesto algo: esos medios alineados con el macrismo no van a reflejar, ni por asomo, la demolición que harán de Luciani y Mola las defensas. Fue tan disparatado el alegato fiscal, tan lleno de mentiras y “pruebas falsas”, que preveo que será sencillo desarmar esa fabricación política de Luciani y Mola. Pero se viene el cono de silencio, como diría el Superagente 86.
(extraído del muro de Facebook del profesor Angel Harman)