Por Juan Martin Garay (*) –
La única verdad siempre será la realidad. Ahora bien, ¿qué es la realidad? ¿Algo que nos viene dado o una construcción social? ¿La resultante también de un relato? En una dialéctica de avanzada mediática bien estudiada para “hacer mella o calar hondo” en la opinión pública, hay quienes con total firmeza argumentativa adjudican la culpa de todos los males de nuestro país al peronismo. Esto lo hacen cuando expresan, sin nombrarlo muchas veces o de manera despectiva, que “el problema de los argentinos son los últimos 70 años” (la cifra real sería casi 80 en realidad, si usamos la calculadora).
Ocurre algo contradictorio con esa argumentación, pues con sólo leer cualquier manual de historia podemos darnos cuenta que en los últimos 100 años de nuestro país aproximadamente el 35% de ellos fue gobernado por el peronismo, porque un 30% lo fue por el radicalismo, poco más del 20% por gobiernos cívicos militares y poco menos de un 20% por otros partidos o alianzas. Entonces el interrogante es otro, de alguna manera ¿la Argentina que tenemos actualmente es responsabilidad de todos? La respuesta es obvia, por supuesto que sí. Por mi culpa y la de todos los que deberían hacer un mea culpa, todos tenemos nuestra cuota parte de responsabilidad. Por lo hecho y por lo no hecho, lo bueno y lo malo. Y al peronismo le cabe su propia culpa también, la que muchos no asumen o se hacen los distraídos.
¿Qué le pasó al peronismo?
Hasta el año 1976 hubo dos grandes modelos de desarrollo, donde primero podemos mencionar al modelo agro exportador y segundo a la llamada industrialización por sustitución de importaciones. ¿Qué le pasó al peronismo luego del ´83 que no pudo consolidar un modelo consensuado de desarrollo? Nos pasó de todo. El tiempo político transitó entre defraudaciones, traiciones y claudicaciones. A pesar de que hubo un tiempo claro de firmes reivindicaciones, de conquistas sociales y nuevos derechos, cuando los ideales se tornaron en indefinidos la esperanza se fue diluyendo hasta temer la amenaza de un porvenir sin rumbo. Claramente la realidad del peronismo de hoy.
Hay una crisis de representatividad política que sigue sin resolverse desde el 2001 y que mucho daño nos continúa haciendo, puntualmente al peronismo aunque lo sea para todas las expresiones políticas por igual. Ocurre que en el espacio nacional y popular donde la columna vertebral desde el origen fue siempre el Movimiento Obrero Organizado, y donde hoy por hoy no se lo encuentra contenido como lo fuera en otros tiempos sin la figura del trabajo y del trabajador que sea vislumbrada como referencia puntual de ordenamiento social, el condicionante es mucho peor aún.
Alto precio pagamos hoy por culpas y errores garrafales que podrían haberse evitado. Hablar con “el diario del lunes” siempre es fácil, el tema es que muchos expresaron esta situación desde hace tiempo y no fueron tenidos en cuenta o no lograron interpelar a quienes motorizados por una gloria efímera se olvidaron de sus bases y de aquellos compañeros y compañeras que les dieron una mano para llegar a lugares de referencia. También se olvidaron de las tres banderas del Justicialismo y además de las famosas 20 verdades del peronismo. Ni hablar de la doctrina, eso es grave, pues confundir en la práctica y dialéctica asistencialismo con justicia social es un hecho imperdonable.
La inevitable decadencia
Enseña Diodoro de Sicilia en su obra de Historia Universal que Ozymandias era el alias de Ramsés II (el grande). Percy B. Shelley escribió en 1817 un soneto que quedó para la historia literaria como el mejor ejemplo de la filosofía política. Ozymandias lo tituló, e ilustra como soneto lo inscripto en la base de una estatua. Hace referencia a la inevitable decadencia de todos los líderes y de los imperios que estos construyen sin importar cuán poderosos fueron en su tiempo.
Ozymandias: “Conocí a un viajero de una tierra antigua quien dijo: «dos enormes piernas pétreas, sin su tronco se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena, semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño y mueca en la boca, y desdén de frío dominio, cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos, a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó. Y en el pedestal se leen estas palabras: «Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!» Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas»”.
Esperanza, movilización y recambio
En este cambio de época es más difícil poder consensuar una estrategia dentro del peronismo, pero con voluntad política y gestos de grandeza, dejando las diferencias que separan y aislan, se puede. Por eso, si en el peronismo no queremos caer en la inevitable decadencia (el Ozymandias), a mis compañeras y compañeros les vuelvo a insistir en cuestiones claves para el tiempo que viene a la hora de la puja del poder, la esperanza y la movilización. Ambas deben ser dos factores de gran importancia a tener en cuenta para el futuro cercano. A eso hay que sumarle el inevitable y necesario recambio dirigencial. Pero cuidado, no se trata de una cuestión de números de DNI, sino de proyectos e ideas y en personas que las representen más allá de la edad. En tiempos “libertarios” recordemos que nosotros siempre aspiramos a tener principalmente una patria libre, además de justa y soberana. Aceptemos y reconozcamos nuestras culpas, yo hago mi mea culpa. Vos, compañera o compañero ¿hacés la tuya?
(*) Abogado. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente del Bloque Concejales PJ 2023-2027. Apoderado del Consejo Departamental PJ Uruguay. Secretario de Gobierno 2019-2023. Concejal 2015-2019. Presidente del Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-
(fuente: La Calle)