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Por el alza de precios, los argentinos ya comen tanta carne aviar como de vaca

Por primera vez en los registros, el habitante promedio en Argentina consumiría en 2024 la misma cantidad de carne vacuna que de carne aviar. La proyección anual de consumo de carne vacuna por habitante decayó en su nivel más bajo de los últimos 110 años.

El último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario indica que la proyección anual de consumo de carne vacuna por habitante decayó en su nivel más bajo de los últimos 110 años: rl promedio apenas sobrepasa los 44kg, mientras que la media histórica es de 72,9kg.

A diferencia de las importaciones, que consiguieron el segundo mejor registro anual desde 1990, el consumo interno continúa decayendo de forma preocupante. La producción de carne vacuna también se encuentra en baja con un 8% por debajo del primer semestre de 2023.

En la actualidad los argentinos consumen en su dieta 42% de carne bovina, 42% de carne aviar y 16% de carne porcina. El consumo de vaca fue disminuyendo con el tiempo, desplazada por las otras opciones más baratas.

La proporción de carne bovina habría caído 3,5 puntos porcentuales respecto al 2023, alcanzando un mínimo histórico. Al mismo tiempo, el consumo de carne aviar aumentó 2,4 puntos porcentuales de forma interanual.

Por primera vez en los registros, el habitante promedio en Argentina consumiría en 2024 la misma cantidad de carne vacuna que de carne aviar (alrededor de 44,5 kg.). El consumo de carne porcina, por su parte, aumentaría 1,1 puntos porcentuales respecto al año previo

El acceso a una alimentación adecuada, sana y segura es cada día más difícil en Argentina. La diputada Lucia De Ponti junto al Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) presentaron una investigación que expone un aumento del 291% en el costo de vida interanual: Solo en la primera semana de junio, los alimentos incrementaron su costo un 1,8%.

Los trabajadores logran aumentos irregulares en sus sueldos que no llegan a alcanzar los niveles de inflación y la pérdida del poder adquisitivo es notoria en la vida cotidiana. Según estudios de la Universidad Católica Argentina (UCA), el deterioro salarial en referencia al mismo período de 2023, escaló al 20%: un empleado que percibe una remuneración básica, cobra $61.433 menos. Si nos referimos a los haberes jubilatorios, el menoscabo es aún mayor.

Por su parte, la canasta básica familiar de junio ascendió a $1.233.863. Los alimentos que más elevaron sus precios en el último año son el arroz con 1.447% y los fideos secos 1.125%, mientras que la carne llegó a subir un 595% y los lácteos 772%.

Sin hacer mención a lujos, el costo de vida en los barrios populares van en escalada, y las restricciones se volvieron moneda corriente. El desajuste del sistema económico tiene consecuencias en la salud, restringiendo el acceso a alimentos de primera necesidad para una nutrición digna y eficiente de las personas.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en la Argentina de Javier Milei, ya son más de 10 millones de niños, niñas y adolescentes que comen menos carne y lácteos respecto al último año por falta de dinero. También redujeron la ingesta de frutas y verduras un 58%, mientras que el consumo de fideos y harinas aumentó un 24%.

El mismo estudio de UNICEF, indica que más de un millón de infancias diariamente reciben un desayuno, almuerzo, merienda o cena menos porque sus familias no pueden costearlo. “Frente a la insuficiencia de ingresos, las familias dejan de comprar alimentos o medicamentos, lo cual empeora significativamente la calidad de vida de sus integrantes”, explicó Luisina Bruma, representante de la agencia.

En tanto los índices de pobreza e indigencia siguen sumando cifras durante la gestión de La Libertad Avanza, las personas son cada día más pobres y son múltiples los derechos que se ven vulnerados. Uno de ellos, el acceso a una alimentación nutricionalmente completa, suficiente en cantidad y calidad. En Argentina, reconocida como uno de los países con mayor consumo de carne per cápita en el mundo, hoy su ingesta apenas sobrepasa la mitad del promedio histórico.

(fuente: ambito.com)

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