Entonces y para rendirle nuestro homenaje, La Ciudad -a través de Jorge Héctor Bonvin – elaboró una nota que ponemos a disposición de todos nuestros lectores.
Entre las preocupaciones de esa niña que no se ajustaba a los cánones de la época y se rebelada hasta ante un plato de sopa, estaba cambiar el mundo y tenía cierto apuro “¡Sonamos muchachos! –decía- ¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno! El mundo, es cierto, cambió, pero no en el sentido que quería Mafalda y sin embargo a los 56 años de su primera aparición en la revista Primera Plana este personaje sigue tan vivo como cuando nació y sin haber cambiado uno solo de sus pensamientos. Sus ideas atravesaron y continúan atravesando generaciones y sigue teniendo la misma vigencia. “La gente cree que Mafalda, –dijo Quino- es una persona de verdad.”
Pero junto con su festejo de cumpleaños también recibió la triste noticia de la muerte de su padre, esperable porque es lógico que los padres mueran antes que sus hijos, además tenía 88 años y una vida extraordinaria vivida. Pero este hecho que se verifica comúnmente en la vida real no siempre se da en una tira humorística o en la literatura. Son pocos los personajes que pueden vivir tanto tiempo y suceder a sus creadores.
Ayer murió Joaquín Salvador Lavado Tejón, para el mundo Quino, quizás el humorista argentino que ha tenido mayor repercusión en el mundo, un humor ácido que bucea profundamente en las miserias y absurdos de la condición humana. Sus personajes son gente común que día a día deben soportar las frecuentes injusticias que le plantea el sistema.
Nació en Guaymallén, Mendoza el 17 de julio de 1932, donde sus padres venidos de España desde donde sus padres llegaron a la Argentina como refugiados de la Guerra Civil de ese país.
Sus comienzos fueron duros y le costó ingresar al mundo del humor en Buenos Aires, donde publicó en Leoplán, TV Guía, Vea y Lea, Damas y Damitas, Panorama entre otros. En 1954 es cuando empieza a jugar en primera al publicar en Rico Tipo y luego en Tía Vicenta, revistas de amplia repercusión de la época. Es por esa etapa de su vida que le encargan unas páginas para una publicidad de la empresa de electrodomésticos Mansfield, que crea este personaje que lo llevará a ser conocido por el mundo, a quien llamó Mafalda, nombre que había escuchado en una película.
Recién en 1963, a los 31 años, logra publicar su primer libro “Mundo Quino”
Con Mafalda paseó por todo el mundo recibiendo todo tipo de distinciones y premios y fue traducida a 30 idiomas. Quizás uno de los más importante ocurrió en 2.014 cuando los españoles le dieron el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, que se entrega en la ciudad de Oviedo, donde hay hoy una estatua dedicada al personaje. El premio fue entregado por «la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento». Esta frase define en forma extraordinaria la labor de Quino, quien a través de una notable simplicidad podía mostrar la más cruel de las realidades.
Pero no fue solo Mafalda, fueron su madre, su padre, productor de Seguro, Miguelito, Guille, Manolo, Susanita, cada uno con sus problemas y características. Es muy común hoy que alguna chica que le gusta la idea del casamiento diga “soy muy Susanita” haciendo justamente referencia a la forma de pensar que Susanita expresaba a cada paso.
Además, publicó en su larga carrera más de veinte libros, extraordinarios trabajos, que a su pesar, fueron opacados por la presencia de su notable creación.
Murió Quino, un simple humorista pero que supo describir con crudeza la realidad de un mundo injusto con los niños, con los pobres, con los que soportaban privaciones, que hizo decir cosas a sus personajes cuando alguien había dispuesto que no se podían decir. Murió un humorista cuya característica fundamental era la humildad, de quien nadie podrá decir “era nuestro” o “era de ellos”, porque tuvo la habilidad de no quedarse en un sector, lo que en las actuales circunstancias parece irreal. «Mis dibujos son políticos, –dijo alguna vez– pero en relación a situaciones humanas más que políticas en sí.».
Hasta siempre Maestro y al despedirlo no podemos dejar de pensar que se va una parte importante de nosotros, que nos lleva de nuevo a nuestra juventud, como pasó en con la muerte del Negro Fontanarrosa y posteriormente de Caloi. Salúdelos de nuestra parte y dígale que seguimos matándonos de risa escuchan aquella brillante exposición de la defensa de las malas palabras y releyendo al querido Clemente y que como ocurrirá con Ud. no los olvidaremos. Ah! Dígale a Caloi que si hoy no ve que se tiran papelitos en las canchas, es solo por ahora, por ésta situación que vivimos, pero que pronto volverán.
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 30/9/2022