Por Angel Harman –
Los primeros artesanos de que se tiene conocimiento en la jurisdicción de Concepción del Uruguay, son los que figuran en la nómina de vecinos de los campos situados entre los arroyos Tala, de la China y Vera (actual arroyo Molino) que en octubre de 1781 elevó el juez comisionado Julián Colman. En dicha lista, que suma 101 familias y 358 individuos, hizo constar que:
-Entre las personas establecidas en los campos comprendidos entre los arroyos Tala y de la China, había dos carpinteros (Gregorio Ramírez y Juan Bautista Ríos), un maestro carpintero (Isidro Núñez); entre el arroyo de la China y El Molino había un herrero (Francisco Javier Soloaga), un cantero (Martín Ilesegui), un pulpero y zapatero (Lorenzo Insiarte) y un carpintero y labrador (Hilario Martínez). Entre el arroyo El Molino y el Palmar, un constructor de carretas (Gerónimo Galeano). Los labradores sumaban 91individuos en toda la región empadronada.
– En agosto de 1782 en otro informe al Virrey, Tomás de Rocamora escribió que desde hacía dos años los pobladores del Arroyo de la China, los de Gualeguaychú y los de Gualeguay habían empezado a sembrar con fuerza. Dos años más tarde, y en relación con el Arroyo de la China, se da el ejemplo de un labrador que había sembrado nueve fanegas de trigo y cosechó trescientas.
Existen constancias de que en 1801 ingresó al puerto de Buenos Aires la embarcación “Santísima Trinidad”, de Francisco Matricasas, que procedía del Arroyo de la China, cargada con postes, trigo y sebo. Esto significa que si se exportaba trigo, la producción local debió ser considerable.
Es decir, que además de las actividades relacionadas con la cría del ganado y aprovechamiento del cuero, la labranza también ocupaba a un número significativo de personas. Por eso se explica que en casi todas las poblaciones hubiera molinos o tahonas; así, en Nogoyá había una tahona en 1785 y dos en 1820; en Paraná había tres tahonas en 1809; en Rosario del Tala funcionaba desde 1813 una tahona al lado de la capilla; en Concepción del Uruguay, Bartolomé Ferrer y Antonio Mirón tuvieron tahonas entre fines del siglo XVIII y principios del XIX.
Uno de los núcleos o espacios de producción en la época tardocolonial “era la zona rural cercana a la villa de Concepción del Uruguay; existía un hinterland donde predominaban los labradores de trigo y maíz en manos de múltiples productores y también se realizaba el pastoreo de ganado en modestos rebaños de las estancias”. Se destacaban en esta región las unidades de producción de los establecimientos de Ignacio Sagastume y de Josef de Urquiza, con una significativa producción ganadera y triguera. Hacia 1820, un tercio de los que en Concepción del Uruguay tenían oficio, se dedicaba a la labranza y al pastoreo. Señala Roberto Schmit que en la villa, con poco más de un millar de habitantes, cuya vida económica se basaba en un núcleo de algunos pocos hacendados, había un núcleo mayoritario de labradores, junto a unas cincuenta casas comerciales de todo tipo.
La necesidad de contar con mano de obra para los cultivos determinó que, en septiembre de 1820, el Supremo Francisco Ramírez dictara un reglamento en el que, entre otras medidas, ordenaba que los milicianos debían salir en turnos, para ir a dedicarse a las labranzas. En el año que hemos mencionado, aunque la provincia de Entre Ríos ya sufría las consecuencias de una década de alternativas bélicas, descalabro de la ganadería y emigración de pobladores, se registraron alrededor de 1085 labradores, algo más de 400 peones, 87 carpinteros, 12 tahoneros, poco más de 100 sirvientes-criados y medio millar de esclavos en toda la provincia. Sin ocupación se registraron 1355 hombres, es decir, el 23 % de la población total.
El censo de 1820 registró en Concepción del Uruguay: 8 carpinteros; 5 zapateros; tres curtidores, dos sombrereros; un oficial sombrerero; tres sastres y dos fundidores, tres albañiles; 25 jornaleros; 72 labradores; 51 ocupados en el comercio; 49 peones; 5 músicos; dos barberos; dos jaboneros; un panadero, dos hacendados, un empleado y 120 esclavizados. 7
En Paraná, el censo de 1824 registró 68 labradores, 17 quinteros, 5 tahoneros, un molinero, 51 comerciantes (pulperos), 36 sastres, 32 zapateros, 9 sombrereros 7 tenderos, y barberos, 16 albañiles, 30 carpinteros, 6 ladrilleros, 4 herreros, 4 techadores, 19 reseros, 18 carniceros, 15 curtidores, doce caleros, 8 lomilleros, 4 plateros, un panadero, un boticario, un médico, un maestro de escuela, un impresor, un organista, un santero, además de carreros, carretilleros, marineros, boteros y pescadores.
En Concepción del Uruguay el censo de 1849 registró 43 personas dedicadas al comercio; 10 dependientes de comercio; 13 zapateros; un maestro zapatero; 2 aprendices de zapateros; 16 hacendados; 7 plateros; un artesano; 3 panaderos; 2 confiteros; 9 sastres y un aprendiz de sastre; 72 costureras; 7 planchadoras; 55 lavanderas; 2 maestros; 10 músicos y dos maestros de música; un pito; un redoblante y una banda de tambores con 13 integrantes; 5 cigarreros; 4 herreros; un oficial herrero; 21 carpinteros y 5 aprendices de carpinteros; 2 poceros; 2 techadores; un cortador de maderas; una jabonera; un lomillero; un “titerero”; 2 obreros; 55 sirvientes; 42 conchabados; 2 amas de leche; 18 peones; 6 abastecedores; 3 carniceros, un chanchero; 33 jornaleros; 11 empleados; 4 cocineros; 2 aguateros; 3 carreteros; una pastelera; 12 albañiles; un aprendiz de albañil; un maestro de posta y 6 postillones; 14 labradores y dos hortelanos; 2 chacareros; una mucama; 6 Horneros (o ladrilleros) y dos peones de hornos de ladrillos; 3 curtidores; un peón curtidor; 4 barqueros; 10 peones del vapor; 2 trabajadores; 3 isleros; un empleado de aduana; un ovejero; 3 estancieros; un capataz; un profesor; un clérigo; dos médicos.
A pesar de las constantes demandas de hombres para los ejércitos, no siempre era posible conseguirlos como reclamaban las autoridades; así lo explica en enero de 1828 un jefe militar de Nogoyá, quien deja señalado que toda la gente “estaba ocupada en sus cosechas de trigos”.
Algo más de dos años después, en noviembre de 1830, el comandante de Gualeguay D. Pedro Reynoso anunciaba al gobierno que tenía las compañías de milicias reunidas en la villa, pero como todo estaba en orden, le solicitaba que le permitieran sacar algunos individuos de esas compañías “para que puedan dir [sic] a sus casas y prepararse para la recogida de sus trigos. (…)”.
En 1832, cuando Justo José de Urquiza estaba al frente de la Comandancia del Segundo Departamento Principal, hizo formar un piquete de veteranos encargados de custodiar el orden, para dar descanso a los milicianos y que éstos pudieran dedicarse al fomento de la agricultura.
Ya durante la gestión de Urquiza como gobernador, se adoptaron diversas medidas para fomentar los cultivos, y cuando fue menester, se dieron órdenes a los comandantes departamentales para que obligara a las personas que no habían sido incorporadas al ejército a que se ocupasen de la cosecha de granos.
A mediados del siglo XIX había en el oriente de Entre Ríos grandes hacendados, como Justo José de Urquiza y Manuel Urdinarrain, en cuyos establecimientos se producían importantes cantidades de trigo y maíz para abastecer a la ciudad de Concepción del Uruguay y sus villas cercanas Los distritos con mayor número de labradores eran Cupalén, con 37 y Arroyo Urquiza, con 28. La producción anual de trigo de todo el departamento promedió las 1.500 fanegas.
Entre tanto, algunos cambios se produjeron en la composición laboral de esta región, pues a fines de la década de 1840, la supremacía de los labradores en Concepción del Uruguay había desaparecido y pasaron a representar apenas un 6%. Éstos, junto a los hacendados y estancieros se habían consolidado como el grupo propietario de la región. Además, había crecido el número de dependientes: peones, un 16,4%; milicianos, un 14,5%, agregados, 8,4% y sirvientes, 5,6%. A su vez, en el ámbito urbano, los sirvientes, agregados y jornaleros fueron reemplazando a los esclavos.
En otras zonas de la provincia también se manifestó la recuperación económica; tal el caso de Nogoyá en donde creció el número de agricultores que abonaban el diezmo: en 1836 eran nueve; en 1837, sumaron quince, y en 1848 ascendieron a 46. En todo el departamento totalizaron 109 y en 1849 alcanzaron a sumar 283 agricultores. En el año 1848 se cosecharon en Nogoyá 4.205 fanegas y dos almudes de trigo** En 1849 se cosecharon en Nogoyá 2.803 y ½ fanegas, en Victoria, 1.922; todo el IIº Departamento General, con 1.373; en Paraná, 1.175; Rosario del Tala con 982 y Gualeguay con 507).
De acuerdo con lo que hemos expuesto hasta aquí, en las áreas rurales y zonas próximas a los centros urbanos de la provincia de Entre Ríos, la mayor parte de los habitantes realizaban tareas mixtas de pastoreo de pequeños rebaños y en el cultivo de chacras; otros, se desempeñaban como peones, hacheros, ladrilleros, carboneros, pulperos, artesanos, e infinidad de actividades temporales. Fueron estos campesinos y peones asalariados quienes engrosaron las milicias que durante el transcurso del siglo XIX participaron en numerosas campañas militares y en combates que se fueron gestando en los diferentes escenarios del litoral rioplatense.
© Ángel J. Harman
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 10/9/2022