El Saladero Santa Cándida, propiedad de Justo José de Urquiza se localizó al sur de Concepción del Uruguay, en la desembocadura del Arroyo de la China en el Uruguay, e inició sus actividades en 1847.
Las instalaciones del Saladero Santa Cándida, el más importante de la provincia durante muchos años, «contaban con grandes galpones destinados a: grasería, salazón de carne, lavado y salazón de cuero, depósito de sal, depósito de grasa, tonelería y carpintería (para la fabricación de pipas y toneles para envasar grasa y sebo), curtiduría, grandes corrales, además de viviendas para empleados, cocina, panadería y pulpería.
«El saladero dio trabajo a más de 300 personas. Las instalaciones mencionadas estaban construidas sobre una barranca. Desde allí hasta el muelle se formaba una costa cenagosa cubierta de pastizales. A fin de facilitar el embarque de la mercadería, Urquiza contrató al arquitecto Juan Fossatti para la construcción de un ferrocarril interno. Para ello se trazó un puente de 153 mts. de largo por 4,50 de ancho, desde la barranca hasta el arroyo.
«En la parte de la barranca donde se iniciaba el muelle se construyó un muro (que aún se conserva), ‘que sirva de sostén y defensa a los terraplenes’, para evitar el peligro de desmoronamiento. En su construcción se utilizó madera dura como Urunday, lapacho y quebracho, y pinotea para los durmientes.
«Dicho muelle tenía unos 20 mts. de largo. Allí las vías se bifurcaban ‘para facilitar el paso de los vagones que se encuentran de frente’ y al llegar a la barranca también lo hacía, hacia el interior del saladero.
«Un elemento de vital importancia en estos establecimientos fue el agua, que se utilizaba para las maquinarias que funcionaban por sistemas de vapor, también para el lavadero de cueros y otras tareas. Pero el pozo existente empezó a resultar insuficiente. Existia la posibilidad de profundizar la excavación hasta superar la gruesa capa de tosca (…)
«La solución llegó con Guillermo Yule, quién estaba colocando un equipo de bombeo para proveer de agua a la ciudad de Concepción del Uruguay. La bomba extraía agua del río y se distribuía por medio de cañerías. Yule propuso su proyecto al Gral. Urquiza.
«Se adquirió en Buenos Aires una maquina de vapor y una bomba de pistón, con lo que el saladero, en 1860 contó con dos elementos importantísimos y novedosos para la época, cual fue la instalación del ferrocarril interno y la abundante provivión de agua con lo que se agilizó el trabajo.
«Se le agregó al edificio ocho baños; se ampliaron al frente y contrafrente, agregando amplias terrazas en el primer piso y una galeria cubierta en la planta baja, omomentada con dos hermosas esculturas. El piso de la misma es de marmol blanco y gris azulado.
«En el frente y contrafrente, en hornacinas, hey esculturas de forest que representan las cuatro estaciones.
«En el parque, se encuentra una palas atenea. Dos esfinges de mármol, esculturas (reproducciones), Hércules con la hidra de siete cabezas; y Hércules matando al le león de Nemea. Completando esto, ejemplares de eucaliptos, casuarinas, tipas blancas y amarillas y un hermoso ejemplar de roble europeo.
«Llama la atención, la armonía del edificio y la perfección de su simetría. La puerta principal es original de pinotea y presenta finas tallas. Entrando se puede apreciar una hermosa cancel de hierro y cobre adquirida por Leloir en un palacio de Venecia.
«El piso de la sala de recepción es de mármol blanco y negro. Tanto las arañas de la recepción , como las del comedor y de otras dependencias son de cristal de Baccarat importadas de Venecia.
«En las finas dependencias, finos muebles y porcelanas de época; dos grandes cornicopias que pertenecieron a Sara Bernhardt. Se destacan las estufas de mármol de carrara que presentan esculpidas hojas estilizadas como también faunos.
«En noviembre 1977 Santa Cándida, símbolo de economía de la provincia y del país, fue declarada Monumento Histórico Nacional».
Bibliografía:
Extractado de Urquiza Almandoz, Oscar F. Historia económica y social de Entre Ríos (1600 – 1854), Banco Unido del Litoral, Bs. As., 1878.
Fuente: Genoma
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 27/02/2020