Por Rodolfo Oscar Negri –
Las paredes oyen.
Una de las versiones que circulan publicada por la madrileña revista Meridiano, afirma que esta expresión nació en Francia y procede de la persecución contra los hugonotes que culminó en la histórica noche de San Bartolomé.
Otra versión, que es tal vez la mas difundida, sostiene que tiene su origen en que la reina Catalina de Médicis, esposa de Enrique II, rey de Francia, era muy desconfiada y perseguidora implacable de sus posibles rivales.
Para poder escuchar mejor a las personas de las que más sospechaba, mandó practicar una red de taladros, hábilmente disimulados entre las molduras, en las paredes y techos del Palacio Real.
Este sistema de espionaje dio origen a la frase “las paredes oyen”.
Los años pasaron, pero los desconfiados siguieron existiendo, llegando -incluso- a todos los estamentos sociales.
Así, mas adelante, en lugar de utilizar agujeros y con la costumbre de construir paredes mucho mas delgadas; paso a utilizarse vasos invertidos sobre la pared (con la boca hacia la misma) y colocando el oido apoyado a la base.
Dicen este método era muy utilizado en conventillos e inquilinatos para escuchar lo que pasaba en las habitaciones vecinas.
Actualmente –incluso y aunque no lo confiesen- muchos utilizan la técnica del vaso invertido para escuchar lo que se dice en oficinas o habitaciones contiguas…
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 29/4/2021