Sucedió en plena temporada de verano. Dos sudestadas en dos diciembres. Uno en el 77 y otro en el 78. En las playas de la Costa Atlántica llegaron restos de personas, cuerpos mutilados, sin genitales, manos, piernas, y otros torsos, en la arena con el mar que -como dijo la enorme Norita Cortiñas- “se negó a ser cómplice”. Porque todas estas personas eran víctimas de los vuelos de la muerte.
En el cementerio de Lavalle los tiraron en fosas comunes. Y cuentan por los pagos de playa, mar y bosque, que entre Las Toninas y San Clemente cavaron un pozo enorme y enterraron a otros cuerpos en los médanos.
Y la lucha, las investigaciones y el compromiso, hicieron que hace 2 décadas, casi 30 años después de esos dos diciembres, se pueda identificar -año a año- a 20 de esas víctimas de los vuelos de la muerte.
A 48 años, la Memoria contra el olvido. Las investigaciones contra el silencio. Y la lucha de las Madres y de los más de 30 mil compañeros, presente. Ahora, y siempre.
(Fuente: RevistaSudestada)