Por Rodolfo Oscar Negri –
El 20 de febrero el importantísimo triunfo en la batalla de Salta, una demostración mas de la grandeza de ese patriota que fue Manuel Belgrano, afianza y recupera territorios esenciales para la Patria naciente.
Esta fue la batalla más trascendente de la gesta de la Independencia porque impidió el avance español en suelo argentino. Hay que pensar que si Belgrano (desoyendo las instrucciones que tenía del gobierno de Buenos Aires) no los hubiera frenado, los realistas hubiesen llegado cuanto menos a Córdoba, y sacarlos hubiese sido prácticamente imposible.
Es notable como las desobediencias de nuestros héroes patrios, son las que hicieron la patria: Belgrano, con esta acción y San Martín, negándose a reprimir a las huestes federales.
Hombres inmensos, decisiones trascendentes y momentos claves para una Patria que nacía.
La Batalla
Fue un enfrentamiento armado librado en Campo Castañares, hoy zona norte de la ciudad de Salta, norte de la República Argentina, en el curso de la Guerra de Independencia de la Argentina.
El Ejército del Norte, al mando del general Manuel Belgrano y de Eustaquio Díaz Vélez como mayor general o segundo jefe, derrotó por segunda vez a las tropas realistas del brigadier Juan Pío Tristán, a las que había batido ya en septiembre anterior en la batalla de Tucumán.
La rendición incondicional de los realistas garantizó el control del gobierno rioplatense sobre buena parte de los territorios del antiguo Virreinato del Río de la Plata, aseguró la región y permitió a los patriotas recuperar, provisoriamente, el control del Alto Perú.
El parte
Concluido el combate y asegurada la victoria, Belgrano le envía al gobierno central la siguiente nota de notificación:
“Excelentísimo señor:
El Todopoderoso ha coronado con una completa victoria nuestros trabajos: arrollado con las bayonetas y los sables el ejército al mando de don Pío Tristán se ha rendido del modo que aparece de la adjunta capitulación: no puedo dar a V.E. una noticia exacta de los muertos y heridos ni tampoco de los nuestros, lo cual haré más despacio, diciendo únicamente por lo pronto que mi segundo, el mayor general Díaz Vélez, ha sido atravesado en un muslo de bala de fusil cuando ejercía sus funciones con el mayor denuedo conduciendo el ala derecha del ejército a la victoria en su desempeño; el del coronel Rodríguez, jefe del ala izquierda, y el de todos los demás comandantes de división, así de infantería como de caballería, e igualmente el de los oficiales de artillería y demás cuerpos del ejército, ha sido el más digno y propio de americanos libres que han jurado sostener la soberanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata, debiendo repetir a V.E. lo que le dije en mi parte de 24 de septiembre pasado, que desde el último soldado hasta el jefe de mayor graduación e igualmente el paisanaje se han hecho acreedores a la atención de sus conciudadanos, y a las distinciones con que no dudo que V.E. sabrá premiarles.
Dios guarde a V.E. muchos años, 20 de febrero (a la noche) de 1813.”
¡Glora eterna a los vencedores de Salta!
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 21/2/2019