por Rodolfo Oscar Negri –
Escribir sobre Alfonsina no significa una escritura mas, al menos para mí, porque -irremediablemente- me trae de la mano a mi madre. Poetisa casera, ama de casa, pedicura (así se llamaban entonces a los podólogos), defensora de los derechos de la mujer y admiradora irrenunciable de Alfonsina. Me parece verla y escucharla recitando sus poemas, mientras lavaba los platos o cocinaba… Recuerdo del esfuerzo para regalarle las obras completas, cuando el dinero no era justamente lo que sobraba en nuestra humilde casa… Por eso, para mí éste, no es un escrito mas.
ALFONSINA
Alfonsina Storni se sumergió en el mar e ingreso al ámbito de la vida eterna, el 25 de octubre de 1938.
Tal vez en el texto no alcance a dimensionarse el hecho de que era –mas allá de extraordinariamente talentosa poetisa, madre soltera (con todo lo que significaba eso por aquellos años), militante por los derechos de la mujer… en fin…- una verdadera luchadora. No obstante, queremos realizar nuestro homenaje y traerla del recuerdo a través de algunos de los detalles de su vida y de su poema final.
Alfonsina nació el 29 de mayo de 1892, en Suiza. En 1896, la familia Storni se instaló en la provincia de San Juan, Argentina, donde su padre tenía una fábrica de cerveza. Cuatro años mas tarde, la familia se trasladó a la ciudad de Rosario se vio obligada a abandonar sus estudios y a conseguir un trabajo para colaborar en su casa.
Cuando la compañía de teatro de Manuel Cordero arribó en Rosario, Alfonsina consiguió trabajo como actriz y recorrió el interior del país.
Tiempo después decidió estudiar la carrera de maestra rural y se convirtió en maestra de la Escuela Normal y profesora de arte dramático.
Durante esa época conoció a un hombre casado del ambiente político y periodístico, con quien tuvo un romance. Al terminar el ciclo escolar, renunció a su puesto y se trasladó a Buenos Aires.
A los 19 años tuvo un hijo, llamado Alejandro. Desde ese entonces se dividió entre la enseñanza y las cátedras de declamación en el Teatro Infantil Municipal Labardén y en el Conservatorio Nacional, donde se desempeñó hasta sus últimos días.
Logró publicar colaboraciones en «Caras y Caretas» de Buenos Aires (revista ilustrada de actualidad, sátira política e información científica y social, alternada con colaboraciones literarias) y fue premiado uno de sus cuentos.
En 1916, comenzó a realizar charlas en público y a frecuentar círculos literarios cuando su nombre trascendió con la aparición de «La Inquietud del Rosal», libro que inició su ciclo poético.
Sus principales obras poéticas son: «El dulce daño», «Irremediablemente», «Languidez», «Ocre», «Poemas de Amor», «El amo del mundo», «Dos farsas pirotécnicas», «Mundo de siete pozos» y «Mascarilla y trébol». Colaboró con las principales revistas, como «Nosotros», y en diarios de Buenos Aires, como «Crítica» y «La Nación», donde usó el seudónimo Tao-Lao.
En 1920 ganó el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura por Languidez.
Alfonsina intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores y su participación en el gremialismo literario fue intensa.
En 1928 viajó a España en compañía de la actriz Blanca de la Vega donde conoció a otras mujeres escritoras y donde la poeta Concha Méndez le dedica algunos de sus poemas.
En 1935 Alfonsina descubrió que tenía un tumor y fue operada, pero el cáncer continuaba, por lo que pasaba por períodos depresivos sumados a momentos intensos como el de el suicidio de sus amigos Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones.
En 1938, se publicó Mascarilla y trébol, su último libro.
En octubre de 1938 viajó a Mar del Plata desde donde envió dos cartas; una a su hijo Alejandro de 26 años y un Poema de despedida al diario «La Nación».
Sobrellevó un cáncer, pero por un desengaño amoroso, a los 46 años sintió que la abrumaba la desesperación y decidió suicidarse. El último poema que escribió se llama: «Quiero dormir». Sus biógrafos aseguran que saltó al agua desde una escollera.
Alfonsina Storni fue una de las poetas más importantes del siglo y un mito poético y espiritual que se internó lentamente en el mar.
En las proximidades del sitio en donde la escritora Alfonsina Storni se quitó la vida el 25 de octubre de 1938, hay un sencillo monumento recordatorio obra del reconocido escultor Luis Perlotti (1942).
(informacion de diferentes textos extraídos de Internet)
VOY A DORMIR
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
Tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas: bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes…
Te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides…Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido…
(esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 7/2/17)