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Delirio total: Milei aseguró que “el país está en su mejor momento de los últimos 100 años”

Ya se están viendo las burbujas del pedo de buzo y en poco tiempo la economía estará volando por las nubes, en el buen sentido”. afirmo el presidente.

En su reciente visita a las oficinas de Ualáel presidente Javier Milei brindó un discurso en el que celebró supuestos logros económicos de su administración. Frente a directivos de la fintech y su CEO, Pierpaolo Barbieri, Milei aseguró que la recesión había quedado atrás y que Argentina se encuentra en el umbral de un “progreso sin precedentes”. “La actividad económica está mejor que cuando asumimos”, afirmó, sugiriendo que las políticas de su gobierno han sentado las bases para una recuperación sostenible. Incluso, llegó a pronosticar que el país se encuentra entrando en el “mejor momento de los últimos 100 años”.

Sin embargo, este diagnostico optimista resulta difícil de conciliar con la realidad económica y social de Argentina. Mientras Milei asegura que “todo lo que queda es hacia arriba y todo bueno”, la economía se encuentra estancada en una recesión de larga duración, caracterizada por una contracción del consumo, cierre de negocios, aumento del desempleo, y una tasa de pobreza que afecta a más del 45% de la población. Los indicadores de inflación, aunque con reducciones leves, continúan afectando de manera desproporcionada a los sectores de bajos ingresos, los cuales enfrentan dificultades cada vez mayores para satisfacer necesidades básicas.

Milei, en su intervención, afirmó que el ajuste económico realizado en estos meses había sido “el más grande de la historia de la humanidad”, y destacó que sus efectos recayeron sobre el sector público y no sobre el privado. Sin embargo, esta afirmación ignora el impacto profundo que estas políticas han tenido en la vida cotidiana de los ciudadanos. El ajuste fiscal y la drástica reducción del gasto público han golpeado duramente la inversión en servicios esenciales como educación, salud y vivienda, dejando a millones de personas en una situación de creciente vulnerabilidad.

 

Además, el presidente se refirió a una “inflación mayorista” que, según sus palabras, bajó del 54% al 2% mensual desde su asunción. Aunque esta afirmación parece apuntar a un control de precios en algunos sectores específicos, no refleja la persistencia de la inflación en productos básicos de consumo, que sigue erosionando el poder adquisitivo de las familias. En este sentido, el discurso de Milei muestra una desconexión respecto de la experiencia cotidiana de las personas que ven cómo el precio de los alimentos y otros bienes esenciales continúa subiendo, poniendo en entredicho la veracidad de la supuesta “inflación monetaria cero” que él declara.

 

Por otro lado, Milei insistió en que “la recesión se terminó y de ahora en adelante es todo crecimiento”, alentando al sector privado a aprovechar esta “oportunidad de progreso”. Sin embargo, los datos y proyecciones sobre el PBI y otros indicadores económicos lejos están de respaldar esta afirmación, ya que la economía sigue en un estado de contracción y los niveles de inversión no muestran señales de una recuperación sostenida. En un contexto de incertidumbre económica y volatilidad financiera, resulta cuestionable el llamado de Milei a “subirse al tren del progreso”, especialmente cuando la mayoría de los argentinos no experimentan una mejora en sus condiciones de vida y muy por el contrario se les degradan día a día.

En lugar de ofrecer un diagnóstico realista y un plan de acción concreto para enfrentar los desafíos estructurales del país, el presidente optó por un mensaje de autocomplacencia y optimismo sin fundamentos. Esta actitud pone de relieve una profunda desconexión con la realidad de millones de argentinos que continúan enfrentando precariedad laboral, inseguridad alimentaria y un acceso limitado a servicios básicos. Al enfocar su discurso en el sector privado y en una promesa de prosperidad futura, Milei parece desatender las urgentes necesidades sociales, dejando en claro que su administración no prioriza los problemas estructurales que aquejan al país.

En conclusión, el discurso de Milei en Ualá refuerza la impresión de que su visión de la realidad económica argentina no está en sintonía con la experiencia cotidiana de la mayoría de los ciudadanos. Al hablar de un “tren del progreso” en un contexto de profunda crisis social y económica, su mensaje refleja un optimismo que poco tiene que ver con la realidad tangible de los sectores más vulnerables y que se traduce en promesas de crecimiento y riqueza que, para muchos argentinos, siguen siendo ilusorias.

(fuente: primereando.com.ar)

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