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Crearon lápices con aromas para ayudar a una niña con disminución visual

Catalina tiene siete años y fue diagnosticada con glaucoma y cataratas hereditaria. No puede ver bien y no hay nada en el mundo que le guste más que pintar. Para ayudarla, estudiantes le pusieron aroma a los colores.

«El aroma de los colores» es un proyecto colmado de empatía e inclusión. Una idea muy sencilla pero que permitirá a personas con disminución visual, identificar los colores que están utilizando a través de la fragancia que emiten los lápices. La genial idea fue de los alumnos de segundo año de la Escuela Nº 337 «Brigadier Estanislao López» de la localidad de Las Petacas, en el departamento San Martín, provincia de Santa Fe.

Participar de la Feria Provincial de Ciencias fue la excusa perfecta para que los chicos pensaran una alternativa viable y a su alcance para mejorar la calidad de aprendizaje de Catalina Manzanel, una alumna de siete años apasionada del dibujo que padece disminución visual a causa de un glaucoma y cataratas congénitas.

La idea de ayudar a Catalina fue plasmándose con la ayuda de todos y con las minas de los lápices que habían logrado reunir, papel de diario y las esencias necesarias los chicos generaron el proyecto «El aroma de los colores», constituido por una serie de 12 lápices que pueden identificarse con los ojos cerrados a través del aroma que tienen. A su vez, representaron el color de cada uno de acuerdo a cómo los solía identificar la niña. Así fue que por ejemplo, el rosa tiene olor a chicle, el amarillo a pera, el marrón claro huele a almendras y el negro a chocolate.

Incluso hubo algunas sorpresas ya que los alumnos le realizaron una entrevista a Catalina para conocer las asociaciones que ella hacía entre aromas y colores. Pensaron que el rojo sería con olor a frutilla, pero la pequeña identificó ese color con el olor a manzana, una de sus frutas preferidas. Cada color tiene una relación con algún aroma de su vida cotidiana.

El proyecto, desarrollado por los alumnos del segundo año, desde el Laboratorio de Ciencias Naturales, a cargo de la profesora Mariana Echarri, fue tan exitoso que llegó a la Feria de Ciencias Eureka de Santa Fe y ganó el pase para llegar a la instancia nacional.

«Lo hicimos para ayudarla porque le gusta mucho pintar y queríamos incluir y facilitar su trabajo. Le regalamos una caja a ella y estaría bueno que otros lo hagan para que ayuden a otros chicos», expresó Valentín Ortega, uno de los alumnos que junto a Isaías Giulliani fueron los encargados de exponer el proyecto en la feria.

«En principio lo armamos con papel de diario y minas de lápices viejos. Le agregamos esencias que se utilizan en la fabricación de cremas corporales para aportar el aroma a los lápices. Se pueden hacer muchos por día pero hay que esperar que se sequen», explicó Valentín y agregó que «uno se siente bien y nos da mucha alegría el hecho de poder ayudar a nuestra compañera a hacer lo que a ella le gusta».

Echarri, profesora de Biología y Geografía, cuidaba a la hermana de Catalina cuando su mamá la llevaba al hospital Garrahan a sus controles. «Siempre me daba vueltas la idea de ayudarla de alguna forma. Durante años pensé en cómo brindarle un alivio a su problema. Entonces le propuse la idea a los chicos, ellos sintieron empatía y desde allí planificamos. Comenzamos realizando un test para evaluar cuál era la asociación que ella hacía de los colores con los aromas. A partir de allí empezamos a fabricarle los lápices de colores aromatizados», contó Echarri.

Detalló que «los aromas no son universales. Nos dimos cuenta que los que ella asocia tienen que ver con su cotidianidad. Entonces decidimos personalizarlo para obedecer directamente a la asociación que ella hace». También explicó que a través de las redes sociales ella explica a quienes se interesen en el proyecto para replicarlo donde sea necesario. «Respondí a todas las consultas y lo seguiremos haciendo», dijo Mariana y subrayó que además «llevar adelante esta idea no tienes costos elevados porque se hace con elementos que todos normalmente tienen, a excepción de las esencias. Eso hace que cualquier familia o escuela pueda replicar la experiencia», resumió la profesora.

Una colaboradora no vidente de Castelar, Carolina Blanca, evaluó la iniciativa y sostuvo que «es muy importante para mejorar las condiciones de trabajo y aprendizaje de las personas con disminución visual. Todo lo que se pueda hacer para las personas con esta problemática es bienvenido. Me hubiera gustado mucho tener esta herramienta cuando era niña, porque me encantaba dibujar y está muy bueno para desarrollar cuestiones relacionadas con el arte y las distintas formas de expresión. Los felicito y les agradezco en nombre de todas las personas con disminución o discapacidad visual».

Carolina colaboró con los nueve alumnos que desarrollaron el proyecto en la redacción del informe para presentar el proyecto en la Feria de Ciencias en sistema Braille.

(fuente: La Capital)

 

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