En la edición del viernes 30 de junio del periódico Página 12, bajo el título Con Doble Voz y la firma de Daniel Gigena, se realiza un comentario sobre la obra de nuestra copoblana Carolina Bugnone Las Primas de Villaguay.
La crónica dice “Las narrativas de provincias, cuando se asocian con una historia de iniciación y de descubrimiento del mundo, permiten que lxs lectores descubran ese territorio a través de los ojos de los personajes. En Las primas de Villaguay, el cuarto de libro de Carolina Bugnone (1974), la mirada pertenece a una chica que vive en Concepción del Uruguay con su familia, rodeada de amigas, parientes, vecinos y galanes. Pocas coordenadas temporales se establecen en la novela breve de Carolina Bugnone, aunque basta con una sola. Hacia 1983, la narradora es una nena de nueve años que, como hicieron otros, comienza a desafiar los hábitos autoritarios impuestos por el terror: “De un día para el otro, dejó de ser obligatorio llevar medias tres cuartos azules a la escuela. Así que me puse, precisamente, un par multicolor debajo de los guillermina azules, sobre mis piernas-huesos y el guardapolvo blanco”. Los padres, sobrevivientes de la dictadura en una zona de frontera, apoyan ese acto reivindicativo.
Ordenada en capítulos con títulos que forman series (aunque algunas series constan de un solo capítulo), Las primas de Villaguay posee una estructura musical, emparentada con los estribillos y las creaciones corales que tanto entusiasman a los personajes en reuniones con amigos y familiares. En el pueblo, la narradora asiste a una escuela de música: “Entrar en la sala de partituras era como encontrarse con la caja fuerte de los tesoros. El olor de las hojas, de la madera, de la genialidad. Allí todo era mucho. Allí también se mostraba lo que no había”. Orientada en esa dirección, la novela intenta recobrar del pasado lo que en su momento no había sido percibido con nitidez. “Traté de ser fiel al punto de vista de una infancia que se recupera desde la adultez –cuenta la autora–. Es decir que la voz no se despegara de esa mirada infantil pero que tampoco renegara de la mirada adulta, algo así como hacerlas hablar a la vez. Esa especie de doble voz involucra, para mí, estar adentro y afuera.”
Felicitaciones Carolina.