Por Rodolfo Oscar Negri –
HAY COSAS QUE EN NUESTRA CONCEPCIÓN DEL URUGUAY LLAMAN LA ATENCIÓN.
Pasan inadvertidas o se olvidan fechas que son fundamentales para preservar la memoria colectiva y la autoestima de una población como la nuestra, que tiene tantos motivos para estar orgullosa de su pasado; pero que –además-tiene múltiples espejos y modelos para tomar y proyectarse al futuro. Parece que el «olvido» es el interés de quienes nos quieren ver sumidos en la mediocridad. El tema, obviamente, no pasa por las fechas sino por los hechos que ocurrieron en ellas.
¿Quién conoce en la ciudad el nombre de Francisco Quevedo?
HAGAMOS UN POCO DE HISTORIA
La posición geográfica de nuestra Concepción del Uruguay era clave para las luchas que se llevaban a cabo entre las fuerzas de la naciente revolución ocurrida en mayo de 1810 y los realistas. Buenos Aires, por un lado y Montevideo, por el otro; eran los polos de poder que diseñaban las estrategias de estos enfrentamientos.
La situación no era cómoda ni fácil para quienes comulgaban con los principios revolucionarios. Para colmo, en 1811, se realiza una fugaz alianza entre los españoles y los portugueses (2). En virtud del mismo, el general portugués Diego de Souza desde lo que hoy es el Brasil avanzó sobre la Banda Oriental.
A pedido del virrey de Elío, las fuerzas lusitanas tomarían también la Villa del Arroyo de la China (Concepción del Uruguay) a los efectos de cortar el paso del rio Uruguay por ambas márgenes. Desde Montevideo se envió una fuerza naval para bloquear a nuestra ciudad desde el sur. Por el norte los portugueses avanzaban tomando gran parte del territorio de Misiones y sometiendo Mandisoví, Salto y Paysandú.
El HEROICO 11 de OCTUBRE
Pero ¿Qué pasó cuando llegaron a nuestra ciudad? Dejemos que el profesor Oscar Urquiza Almandoz (3) nos cuente:
«Al fin el 11 de Octubre de 1811, las tropas portuguesas atacaron la villa de Concepción del Uruguay. Pero no tuvieron éxito. La escasa, pero heroica tropa, bajo las órdenes del capitán Francisco S. Quevedo, opuso tenaz resistencia. Sus hombres hicieron derroche de valentía, hasta que, finalmente, los portugueses se batieron en retirada. Concepción del Uruguay había vuelto a inscribir su nombre en la historia de la patria grande. Porque este hecho de armas reafirmó en la población entrerriana el propósito de abatir a los enemigos del país.»
¿Quién se acuerda de esta gesta? ¿Acaso se rememora? ¿Se enseña en las escuelas? Se me ocurre que lo menos que podemos hacer es cada 11 de octubre, elevar una plegaria por aquellos valientes y poner en nuestros pechos una escarapela. Es lo menos que podemos hacer.
Parece mentira que una comunidad que tiene calles con nombres como «Los Tulipanes» (flor característica, no precisamente de estas latitudes); no recuerda ni al capitán Francisco Quevedo (4), ni al Congreso del Oriente, ni a Gregorio Piris, ni a Anacleto Medina, ni a Tadea Jordan (que -ademas- tuvo la «contra» de ser mujer) y tantos, pero tantos otros. (NR: la nota es de 2016, actualmente algunos de estos nombres se han impuesto a calles de nuestra ciudad).
¡Qué lindo sería tener una Avenida que se llame «De Los Pueblos Libres»! Parece que tuvimos que recurrir a nombrar a nuestras calles con el nombre de flores, porque no tenemos personajes o hechos dignos para nombrarlas y –justamente- no es así. Todo lo contrario. Los borraron no casualmente. Quisieron matar su ejemplo ignorándolos, como si jamás hubieran existido. Pensaron que así sepultaban su lucha por la Libertad y la Igualdad.
No hay actitud más enaltecedora que el ser agradecido. No caigamos en el pecado del olvido o en el de la ignorancia (por no saber estas cosas).
Están ellos que interesadamente quieren que eso sea así. Quieren que nos conformemos con ser mediocres. Desean relegarnos, que no sepamos de las victorias del Movimiento Nacional y Popular y que nos sumemos en la tristeza de los vencidos. Ya lo decía el maestro Jauretche, «nos quieren tristes, porque nos quieren vencidos», quienes llevan la mochila de la tristeza y el derrotismo, jamás serán vencedores. No lo permitamos. Propongámonos el desafío de estar a la altura de las circunstancias con valor, con orgullo, cantando y proyectando a nuestra comunidad al destino de grandeza que soñaron aquellos que dejaron sus vidas por ella.
(1) Publicado en el libro “De aquí, de allá y de mi abuelo también (y va con yapa)” de Rodolfo Oscar Negri; editado por Grafica Mitre en noviembre de 2011.
(2) Hicieron un convenio el virrey Francisco de Elío, que estaba en Montevideo y la princesa Carlota Joaquina. Esta última era esposa del rey de Portugal y hermana de Fernando VII.
(3) Historia de Concepción del Uruguay, Tomo I, página 318 del profesor Oscar Urquiza Almandoz.
Esta nota fue publicada por La Ciudad el 2/10/16
(4) por observación e información aportada por el profesor Raúl Tournoud, ratificada por el libro de Jorge Bonvín (Calles con Historia, editado en mayo de 2019) debo rectificar este dato. En 1960 -mas exactamente el 20 de octubre- durante la intendencia de Juan E. Lacava, el HCD de la ciudad sanciona la ordenanza 2003 que impone el nombre de Capitán Francisco Quevedo a la calle que pasaba frente a lo que era el Tiro Federal entonces. Esa denominación fue cambiada luego por el nombre de «Daniel Elias», por decreto del 24/11/1978 -durante la dictadura militar- (de acuerdo a la información que nos brinda Jorge Bonvín), pasando al olvido la denominación anterior. Rodolfo Oscar Negri. 12/10/2021