En la cumbre que se desarrolló en la capital hondureña se hicieron visibles las ausencias de los presidentes Milei y Peña. Una puesta contra la unidad regional.
En medio de un desbarajuste global nunca visto del comercio internacional como producto de la guerra, ahora también arancelaria, lanzada por EEUU, el gobierno de Javier Milei acaba de rechazar la posibilidad cierta de un intercambio de opiniones regional latinoamericano y caribeño sobre esta crisis con la treintena de países reunidos en Honduras, en una nueva Cumbre de Jefes de Estado de la CELAC.
Esta Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe es una instancia superadora de la vetusta OEA de Washington.
Allí participan todos los gobiernos en su diversidad, desde los golpistas de Perú y los ultraderechistas de Noboa en Ecuador, hasta los comunistas cubanos, los sandinistas de Nicaragua y los socialistas bolivarianos de Venezuela. Y allí, en ese foro, tendría que ser el presidente uruguayo, Yamandú Orsi, quien reafirmara “el derecho de la Argentina sobre las Islas Malvinas».
Luego, todos ellos suscribieron la “Declaración de Tegucigalpa” que, en términos muy diplomáticos, tiene la importancia de que se diferencia de las políticas de Donald Trump.
Si. Todos ellos, treinta en total, pero con la excepción expresa de las autoridades de Argentina y Paraguay cuyos Jefes de Estado se reunieron aparte, con agenda poco informada y poco confiable, en la ciudad de Asunción. Aislados de los vecinos y de los amigos y ofreciendo pleitesía a los amos foráneos de la “acción conservadora”.

Lo que sí ha quedado muy claro tras ese encuentro en la capital guaraní es que Milei y Santiago Peña se presentan lisa y llanamente como satélites de las políticas que se promueven desde el Salón Oval de la Casa Blanca.
Es más, con la Información para la Prensa Nro. 036/25, al respecto, de la actual cancillería argentina, nuestro país ha quedado ubicado ahora por fuera del sistema de coordinación real del continente y puesto a girar sin rumbo propio, independiente, en la órbita que deciden los yanquis.
No es tan solo que se proclamen aliados del imperio declinante, son agentes directos de quienes hoy, en su afán pretencioso de “volver a hacer grande a los EE.UU.”, están amenazando al mundo con una guerra híbrida de alta peligrosidad.
Ya antes, apenas iniciado su desgobierno, habían rechazado la invitación que brindara desde Johannesburgo el floreciente grupo de países BRICS para que la bandera celeste y blanca flameara digna junto a las de China, India, Brasil, Sudáfrica, Rusia y otras que se van sumando, en pos de la construcción de un mundo multipolar y policéntrico, democrático y equitativo.
Mientras tanto el pueblo argentino, empezando por los sectores más desconsiderados y agredidos por la rapacidad del capitalismo, padecen en su vida cotidiana, represión de por medio, las consecuencias criminales de un endeudamiento que amenaza seriamente nuestra propia condición nacional.
Ahora se anuncia la llegada al país de Scott Bessent, Secretario del Tesoro de los EE.UU.
Viene a jerarquizar con sus “charreteras” financieras, la sumisión y la entrega de la Argentina, y a respaldar las estafas electorales, económicas, de criptomonedas y otras que caracterizan a una gestión de gobierno que ya no se soporta. Y con la que hay que terminar cuanto antes.
Este señor viene desde el Norte junto al anuncio de una nueva y agudizada fase de devaluación de nuestra moneda nacional que implica en verdad una feroz vuelta de torniquete contra el salario, el trabajo y la producciòn argentinas, que por sumarse a las anteriores de diversos gobiernos, implica a esta altura una condena de empobrecimiento estructural a la clase trabajadora y a los sectores intermedios de la sociedad,
Ante este cuadro nefasto, es preciso establecer que para tildarse de opositores verdaderos hay que estar dispuestos a suscribir solemnemente que no se reconocerá legitimidad alguna a la deuda fraudulenta con el FMI y a los compromisos que puedan firmarse con esta visita “non grata” que repudiamos enérgicamente.
Es imperioso presentar alternativas antagónicas a este proyecto depredador, conscientes de que no habrá bienestar general sino se construye, frente al plan del imperio, un plan confrontativo de liberación nacional y social.
(fuente: https://www.tiempoar.com.ar/)