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Adiós al Padre Mario Cámpora

Padre campora ene 2018 1Por Ana María Gonzalez    –   

El sábado 13 de Enero se fue de este mundo el cura salesiano Mario Cámpora, su viaje final transcurrió en plenitud y sin sufrimiento, en un sueño despertó en los brazos del Señor a quien había servido en cuerpo y alma. Ocurrió en la ciudad de Santa Fe, allí fue velado, hubo misa del obispo a las 20 hs., como despedida, y el domingo 8,30 sus restos llegaron a San Nicolás, donde había nacido el 23 de Febrero de 1937. Fanático de la naturaleza y la acción, activo y vital derramó durante doce años su espíritu en Concepción (desde 1966 hasta 1978) por medio de cientos de actividades desde su ministerio sacerdotal:en el Colegio Don Bosco como docente, tareas pastorales en el Barrio Santa Teresita y en San Isidro (templo que hizo construir), fundó el club santo Domingo Savio, dirigió grupos de reflexión y formación como Mallín, Camrevoc y Efol, dictó además talleres de formación de líderes. Sus amigos, que son incontables lo recuerdan con entrañable afecto.

Desde que Iris Vinzón comentara en el grupo de WhatshApp llamado justamente Visita de Mario Cámpora sobre la muerte de quien nos hiciera autoconvocar el año pasado, andamos dando vueltas viendo como armar un homenaje al querido cura. No es fácil porque todos tenemos recuerdos atomizados, porque es Enero, porque estamos en vacaciones…finalmente porque confesémoslo y me incluyo, hemos perdido  un poco el hábito del culto a los muertos; en los cementerios ya no hay mausoleos, la cremación es práctica y barata. Tal vez somos presos de la vorágine que nos incita a atarnos a la vida en la certeza de una fugacidad,  que nadie se atrevería a cuestionar, y en que todo avanza y detenerse, parece un poco morirse. Aunque no es así, hacer una pausa  en la memoria de personas tan trascendentes puede ser una manera de pervivir . Entonces armo como puedo este texto de despedida u homenaje, un poco por encargo otro poco porque es un honor hacer de vocera, aunque sé que va a ser ínfimo en detalles porque hay un  montón de amigos más cercanos al cura que yo, quienes tendrían horas de narración de historias felices  junto a Mario y de revisión de documentos  que guardan como tesoros porque son un testimonio de aquel tiempo feliz que compartieron junto a él. Todo eso es imposible registrarlo en un escrito, así que voy a contar un poco lo que recuerdo desde un lugar secundario, yo solo era la hermana del Topo, era socia del Club Domingo Savio y mi adolescencia se dio cercana a la obra de Don Bosco, aporto lo que recuerdo del perfil del cura y lo que generosamente me han contado algunos de sus muchos amigos. Al final sumaré algunos testimonios.

El Cura Mario, profesor en el Don Bosco

En el colegio Don Bosco, dictaba clases de  Anatomía y Botánica, era fotógrafo profesional .

Formó y dirigió grupos juveniles como Mallín, Canrevoc (campamento de reflexión vocacional) y Colonia de Vacaciones Domingo Savio. Daba talleres de formación de líderes. Era un cura de avanzada seguramente tercermundista, oí más de una vez críticas hacia él que no le gustaba tanto la sotana ni las paredes del Colegio o el templo, sino el short y el río…como si el hábito hiciera al monje y el río no fuese obra de Dios, más pura que nuestras construcciones de ladrillos donde creemos tenerlo cautivo.

El Club Santo Domingo Savio

Padre campora ene 2018 2El club Domingo Savio era una colonia de vacaciones que funcionaba en el viejo Colegio Don Bosco. Fue a mi juicio la obra más potente del padre Cámpora en la ciudad por la adhesión que logró, cientos de chicos asistieron durante años y  por todo lo que pudo brindar y obrar con  su cincel cristiano ya que esculpió en gran parte de la juventud de entonces un espíritu de optimismo que no nos abandonó.

Yo vine a conocerlo ahí al padre Mario, porque a mis padres les pareció bien que vayamos mis hermanos varones y yo a esa colonia. Todos los días de vacaciones había actividades y los sábados paseos a Paso Vera.  había curas responsables y buena gente según decían. En la colonia el padre dividía grupos y les encargaba a los más grandes o de más carácter el cuidado de los menores, por lo que había dirigentes guías y socios. Con los más voluntariosos organizaba cancioneros y publicaciones que imprimían. La sala de juegos tenía naipes, juegos de mesa, el sapo y otros, había también una biblioteca.

Padre campora ene 2018 3Todos los vecinos y aún gente del centro enviaba sus hijos a esa colonia porque era gratis y el cura programaba actividades de todo tipo para cerrar el ciclo de cada verano con el famoso campamento en Paso Vera. Este lugar era prácticamente virgen entonces, había que entrar por la tranquera que esta en el codo del camino en la recta final hacia el Banco Pelay, el cura contaba con la autorización de Minetto para ingresar. Ese paraíso estuvo muchos veranos abierto a los proyectos del padre Mario. Hasta allí llegábamos en la bañadera del cura Rolando los sábados, algunos iban en sus bicicletas y ahí también se hacía el campamento de cierre. Allí pasábamos el día con actividades de aventuras y competencias como búsquedas del tesoro, recolección de hojas o insectos, hallazgos de objetos de prácticas militares que hacían desde San Joaquín o puntas de flechas de indios en los Médanos, se puntualizaba y la patrulla con más puntos, obtenía un premio…se servía merienda (el padre conseguía donaciones) , para cerrar la jornada se celebraba una misa donde no faltaba la guitarra y era tan entretenida que todos asistíamos con alegría.

Padre campora ene 2018 4Mientras tanto diariamente había jornadas de distintas disciplinas, trabajo manual encuadernación, dibujo, carpintería, pirograbado, esculturas en yeso en hormas traídas de Italia, guijarros, días para de competencias deportivas,  muestras artísticas, teatro, canciones, al cierre también se hacía la exposición con los trabajos para mostrar las producciones a los padres y vecinos. Allí tenía lugar el rock nacional, el pop o el folklore, yo no me puedo olvidar de Pedrín Burgos tocando el bajo y a Darío Schepeck cantando Soy rebelde, las chicas llorando de emoción porque era un tema de moda. Y las dramatizaciones donde el padre proponía skechts y títeres donde el mismo participaba sobre El Herrero Miseria, dialogo de sordos o desfile de modas con personas no bellas con defectos físicos (y luego supe que Aristotéles en la Poetica propuso ese punto como la raíz de la comedia.) también se daba cine, un título bastante repetido fue: Una cabra en la cocina o Una muchacha y una guitarra.

Labor pastoral y legado

El Padre Cámpora visitaba las familias del barrio, para charlar y ofrecer ayuda si fuese necesario, compartir mates o alguna cena. Griselda Valenzuela recuerda que convocaba a los jóvenes e iban en bicicleta hasta San Isidro, que quedaba lejos, para dar catequesis.

El cura marcó las vidas de muchos entonces jóvenes, entre ellos Claudio Pocho Lepratti, que junto con su hermana Laura venían desde el campo, Colonia los Ceibos, al Domingo Savio y luego al grupo de Cooperadores Salesianos. Tal es así que el Chicho Lepratti en 1986 fundó junto a otros compañeros como Tino Pedoza, Hugo Obispo y Luis González,  entre otros, el Oratorio Santo Domingo Savio para dar continuidad a las actividades que habían quedado truncas cuando al padre Mario lo trasladan a Curuzú Cuatiá.

El sello que estampó en todos fue el amor por la naturaleza, el gusto por la vida comunitaria, el reconocimiento y la presencia de Dios en todo lo creado, el respeto a todo ser vivo, la integración de la mujer en conducción grupal y participación de actividades, el respeto por el cuerpo, la confianza en nosotros mismos, el cuidados hacia los más pequeños, el derecho a disfrutar de la vida sana y de la cultura.

Ultima visita del padre en Concepción:

El padre Mario vino por última vez el 17 de marzo de 2017. Entonces dio misa en Santa Teresita para posteriormente reunirse en Aatrac con algunos de  sus amigos. Estaba muy feliz, totalmente jovial a causa del reencuentro, recordando momentos alegres aventuras y picardías. Se acordaba de todos los presentes y alguna anécdota especial de cada uno. Había entre los presentes matrimonios de San Isidro, y amigos con sus familias como los hermanos Cholo y Guli Aguirre, Griselda Valenzuela, Mónica Jacquement, José Retamar, Rubén Pietroboni , Griselda  Moren, Guillermo González, Cacho Rodríguez , Iris Vinzón  y quien suscribe entre otros.  Allí el cura nos bendijo a los presentes y nuestras familias, felicitó a los padres generosos que se animaban a tener varios hijos a pesar del modelo cultural actual de familia que el consideraba egoísta. Regaló sus fotos porque dijo saber que no le quedaba mucha vida. Mirar las viejas fotos fue emocionante, algunos apenas se reconocían a sí mismos, todas eran artísticas y muy hermosas, en situaciones y ambientes salvajes la mayoría, en paseos por paisajes de nuestra región y también de otras provincias. Muchas tomadas en  Paso Vera, cuando el lugar era virgen o simplemente artísticas capturadas con la magia de las cámaras analógicas en blanco y negro. Luego de la jugosa charla de recuerdo y risas, todos cantamos enfervorizados la marcha del Club Domingo Savio y Mario se despidió  calurosamente de nosotros y de esta ciudad marcando a fuego un mensaje de esperanza y alegría.

Algunos testimonios ante su deceso:

Para Luis González, socio del Club domingo Savio, “Jamás encontré un sacerdote como Mario, en el encuentro de 1986 en Curuzú Cuatiá lo conocí verdaderamente, porque cuando estaba aquí (en Concepción) yo era muy chico”.

Y como dijo Rubén Pietroboni, uno de sus más fervientes seguidores entonces y luego gran amigo  del padre (quien resguarda un sinfín de objetos y textos que hicieron juntos),  “Uno anda por el país o países vecinos y de pronto ve una cara familiar y se pregunta de dónde la conoce y la respuesta es : del Club Domingo Savio o algún encuentro juvenil propiciado por el cura Mario, “Tuvimos suerte de verlo el año pasado aquí, ese fue un gran momento”. Luego recuerda “Yo participé como auxiliar en 1976, creo, cuando los guías eran Nito Heis, Perinotto y Rubén Delsart. A cargo de las chicas, estaba Estela Schierloc . Al año siguiente los tres varones se fueron y nos hicimos cargo José Retamar, Pedro Burgos, Eduardo Delonrenzi y Pato Heis. Creo que Cabelluzzi entró después. Con las mujeres estaban Estela Galarza, Minga Sturla y Susana Pérez. En años posteriores pasaron Perico Pérez, Pichuco Bonnin, Héctor Delorenzi,  Carlos Ratto, José Vinzón y con las chicas Mónica Jacquement, Griselda Valenzuela y la Colorada Izaguirre”, recuerda.

Griselda Valenzuela dijo “Qué tristeza pero gracias a Dios lo conocimos y nos enseñó tantos valores hermosos en la adolescencia.”

Para José Retamar, que recordaba todas las fechas sobre la trayectoria del cura, era necesario unirnos en oración en su memoria el sábado por la noche en Santa Teresita, ese sería el mejor homenaje al padre Mario.

Mónica Jacquement expresó su deseo de “que Dios lo cobije en su seno. Un referente muy presente en la etapa más hermosa de nuestras vidas, la adolescencia”.

Para Iris Vinzón (quien admite que lo conoció a través de las vivencias que  su esposo Guillermo Topo González y sus amigos compartían) con el paso del tiempo el padre pasó a ser casi parte de su familia, ya que el cura venía una vez al año de visita y les dedicaba al menos un encuentro. Inclusive en una  de hace unos años atrás, Mario reprodujo el paseo por  los Médanos de Paso Vera ahora con los hijos y sobrinos de Iris, lo mismo  que alguna vez hiciera con sus padres. Fue una experiencia inolvidable.

La trayectoria por esta tierra del padre Mario fue la siguiente: estuvo 12 años en Concepción, 15 en sata Fe, 13 en Curuzú, 14 en Misiones, 7 en Posadas y 7 en Gentilini como párroco de San José.

Como dije al principio todos los que lo conocimos somos herederos de su mensaje y de  los valores que transmitió, solo de nosotros depende administrarlos, el cura Mario Cámpora  fue un mensajero de Cristo entre nosotros, uno de sus apóstoles que se inspiró en la propuesta de Don Bosco de trabajar con los niños y jóvenes más vulnerables para encauzarlos por un buen camino que no era el éxito ni  la fama, sino ser buenas personas, con valores cristianos fuertes como la solidaridad, la generosidad, el hábito de compartir , con respetos por todos los seres vivos, el amor a Dios instando a que esos chicos lleven esos valores hacia  el lugar que ocupen en el mundo adulto, ya sea sus propias familias y extendiendo al plano  social, siendo personas activas promotoras de cambios ya sea en el ámbito laboral,religioso, sindical o político, con confianza en sus propios capacidades y con respeto a los demás.

Se van muchas personas un dicho popular sostiene que todos somos reemplazables, pero ese dicho no podría jamás aplicarse a la partida de un ser como el padre Mario porque era carisma y acción todo junto…una pérdida realmente dolorosa. A lo mejor cuando lean esto les suene en la cabeza la marcha que recuerdo cuando estoy triste porque me alegra y quizás les pase a muchos de los uruguayenses de entre 40 y 60 años:

Que feliz, feliz, feliz

Me siento en el club, club, club

trabajo y juego

paseo y canto

y viva viva

Domingo Savio

Y los amigos de nuestro club.

Padre campora ene 2018 5Y tal vez desde el cielo el padre Mario nos esté sonriendo viendo que no hemos perdido el espíritu juvenil que nos supo inspirar. ¡Adiós  Padre Mario Cámpora, Sos un ser inolvidable!

Texto: Ana María González- 17 de Enero de 2018.

Acuarela: Griselda Valenzuela.

Fotos aportadas por Rubén Pietroboni e Iris Vinzón.

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