Nuestra música nativa es un verdadero archivo documental de las manifestaciones del pueblo.
La historia cuenta del amor entre un músico y un muchacha de pueblo. Un amor no correspondido, lleno de tenacidad y persuasión que llegó a convertirse en uno de los mas bonitos chamamés.
El protagonista masculino es Ramón Sixto Ríos, un entrerriano nacido el 6 de agosto de 1913 en Federación, que había emigrado a la ciudad de Buenos Aires en la década de 1930.
Cuenta la historia que Ramón llego a Humboldt (provincia de Santa Fe) como guitarrista de una compañía teatral. Una noche fue a un baile al Salón Sarmiento donde había mucha gente, pero quedó deslumbrado por una gringuita de vestido blanco que invitó a bailar. Todo comenzó como una profunda amistad que se transformó en amor puro.
Ríos tuvo que volverse a Buenos Aires, pero con la promesa de continuar la relación por carta. A los 6 meses regresó para proponerle casamiento a Mercedes. Ella contaba con la aprobación de sus padres pero no aceptó la propuesta porque se había arrepentido.
Unos meses después la joven estaba en su casa y escuchó por radio un chamamé muy agradable que le llamó la atención. Enseguida advirtió que la letra tenía frases que Ramón le había dicho personalmente.
Ríos se casó con otra mujer, enviudó y volvió a proponerle casamiento a la musa de su canción más célebre. Ella, de nuevo le dijo que no.
Mercedes Strickler Khalov, murió a los 84 años el 8 de julio del 2001. Terminó sus días soltera y con muchos problemas económicos. Falleció en la sala de Oncología del Hospital Esperanza de Santa Fe.
Esta historia de encuentros y desencuentros a Ramón Sixto Ríos le dejó el sabor amargo de un amor imposible; a Mercedes la propuesta de un hombre que le quiso entregar su corazón y a nosotros una melodía bellísima.
Pasan los años, pero la historia renace cuando escuchamos:
Que dulce encanto tiene
en mis recuerdos Merceditas
aromada florecita
amor mío de una vez.
La conocí en el campo
allá muy lejos, una tarde
donde crecen los trigales
provincia de Santa Fe.
Así nació nuestro querer
con ilusión… con mucha fe
pero no sé porque la flor
se marchito y muriendo fue…
como una queja errante
en la campana va flotando
el eco vago de mi canto
recordando aquel amor…
porque a pesar del tiempo
transcurrido es Merceditas
la leyenda que palpita
en mi nostálgica canción.
Y amándola con loco amor
así llegue a comprender
lo que es querer, lo que es sufrir
porque le di mi corazón.
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 23/8/2017