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Divorciados

Por Juan Martín Garay (*)

Cuando la gente cambia y la dirigencia no, cuando cierta dirigencia está mejor y la gente no, empieza a haber una separación que tarde o temprano termina en divorcio. Eso más o menos es lo que vino sucediendo durante un largo tiempo hasta que el año pasado un candidato supo capitalizar esa sensación generalizada de frustración, bronca e insatisfacción. 

Lo que fue sorpresa para quienes tenían un velo de ignorancia política y carencia de “olfato social”, en realidad era la crónica de algo anunciado. Si bien no se escuchaba en voz alta, parecía resonar. Porque como bien dice Jauretche, lo que reclama un pueblo no sólo está dado por lo que dice en voz alta sino más que nada por lo que dice en voz baja y, mucho más, por lo que no dice y está en el subconsciente. Alguien le puso voz a esa bronca y se llevó el premio mayor.

Agrietados
La “crisis de representatividad política” todavía persiste y sigue sostenida por la desconfianza, sumado a la permanente confrontación que divide, aísla y genera resentimiento -“la grieta”-. Este divorcio, como situación recurrente, torna dificultoso la construcción colectiva. Porque como he venido expresando, con una ciudadanía que muchas veces se encuentra vaciada de política y una política que está mayormente vaciada de sociedad civil, no mucho se puede hacer. Pero hay que intentarlo.

Necesitamos de la construcción de una nueva mayoría, eso requiere de un sistema democrático ya consolidado como el nuestro -aún con sus problemas siempre latentes-, pero también de una fortaleza en las instituciones y de los lazos de pertenencia solidaria a las comunidades en las que vivimos. De una unión en la diversidad, una nueva mayoría parlamentaria que el año que viene interprete el sentir popular y las nuevas demandas sociales. Las nuevas realidades.

Por eso hay que escuchar y mucho, trabajar en conjunto. No hay otra alternativa que el ejercicio del diálogo sincero en el marco del encuentro voluntarioso, el de las concesiones para acordar sin egos que lo compliquen. Porque hay un nuevo tipo de Estado, un nuevo esquema laboral, nuevas prioridades y necesidades, hasta hay un  nuevo mercado. Por eso el 2025 es clave para el tiempo de descuento que se empieza a dar entre la esperanza latente, palpitante y la bronca “implosionada” que aún no se da a conocer a “flor de piel” pero que está en el subconsciente colectivo.

Esa expresión política que debería surgir como propuesta ante las distintas alternativas electorales, deberá condicionarse desde una nueva mayoría política que exprese y contenga a las otras reales necesidades de provincias como la nuestra, pero antes que nada será necesario para ello hacer todo lo posible por construir una nueva mayoría social que exprese en mayor medida la canalización de la esperanza.

Municipalizados
Los municipios cada vez más se presentan como factor primigenio de resonancia social donde se lleva adelante el ejercicio práctico y concreto de la vida en democracia y la vida en sociedad, con una cercanía territorial entre todos los actores sociales y una marcada proximidad y accesibilidad profunda entre ellos, porque en “pueblos chicos a veces los infiernos no son tan grandes” en núcleos urbanos no tan masivos demográficamente.

Esta tarea por delante se apoya siempre en el desarrollo de la “gobernanza”, donde calidad, eficacia y buenas prácticas se pueden realizar en comunidades que se realizan organizadamente como expresó un sabio General. Pero nada se puede hacer sin recursos genuinos, he ahí donde se empieza a sentir con mayor crudeza la “municipalización” de los conflictos, de la única cara visible del estado para la gente. Cuando nación y provincia se hacen los desentendidos en temas y asuntos que le son propios o deberían serlo, la gente va a golpear la puerta de la única representación estatal que tiene a su alcance, los municipios. Para ello no preguntan de quien es la posibilidad de resolución de sus problemas colectivos o particulares, le exige a las intendencias que se los resuelvan, y es ahí donde comienzan las mayores complicaciones por la incapacidad material y efectiva de dar respuesta a todos los asuntos por igual, los propios Municipales y los ajenos que corresponden a la Provincia o Nación.

Volver… con la frente marchita
Como expresión política del mayor movimiento de inclusión social de Latinoamérica, tenemos que ser mejores para poder “volver” a donde no somos gestión y sostener donde lo somos. Reivindicar nuestra razón de ser política para lograr un punto de cohesión y proyección social que permita un mejor desarrollo humano con dignidad, ejerciendo una sana manifestación de “la política” y encontrando de esta forma una “unidad de acción”.

Ocurre que nuestra concepción política es comprendida y desarrollada a través de nuestra “ideología”, que es la Justicia Social. Nuestra “forma de ejecución” sigue siendo la Doctrina Nacional y nuestra “propuesta”, hoy más que nunca debe ser la de Organizar la Comunidad.

Yo sé que en el pago…
En nuestro pago chico y no tan chico, aprovechando este contexto histórico, político y cultural, desde el “peronismo” debemos ir por el posicionamiento definitivo de un proyecto que parta desde local y departamental, que permita dar pelea con una expresión política dotado de “entrerrianía”. Dejemos de enterarnos de candidaturas en el PJ entrerriano desde un medio de comunicación, démonos cuenta que tenemos la suficiente capacidad de “plantar bandera” y con eso alejarnos de internas de otros distritos que intentan dirimirlas a nivel nacional y nos digitan desde un escritorio lo que algunos no tienen en el territorio. 

Deberemos ahora ser nosotros quienes tomemos la sana iniciativa y dentro de varias cuestiones propongamos reconsiderar la relación “ética” entre fines y medios. Todo esto a través de un “eje de desarrollo” donde nos demos cuenta que a las oportunidades hay que aprovecharlas, este es el momento de empezar a transitar un camino de unión en la diversidad que nos permita pensar en grande desde un proyecto local y departamental hacia todas las latitudes. Porque lo nuestro es la gente, terminemos con el divorcio, vayamos por la reconciliación desde el diálogo que concede. Lo único y prioritario sigue siendo la gente. No lo olvidemos.

(*) Abogado. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente del Bloque Concejales PJ 2023-2027. Apoderado del Consejo Departamental PJ Uruguay. Secretario de Gobierno 2019-2023. Concejal 2015-2019. Presidente del Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-

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