Por Guillermo Bevacqua
Buscamos un libro de fútbol, encontramos una vida de novela y sabemos que no todos se rinden ante la Coca Cola…
Estamos convencidos que en la Argentina –al menos- el período de vacaciones formal y mental, termina el día antes que comiencen las clases. Por lo general, en vacaciones se trabaja el doble: se debe hacer el trabajo propio, y el del compañero que está disfrutando del mar, del río, de la sierra o simplemente en su casa tomando mate a la sombra de un árbol; y cuando nos corresponde a nosotros tomar vacaciones el que trabaja doble es el otro. Pero a pesar de eso enero y febrero, son meses tradicionales para vacaciones, que aunque se trabaje, la prolongación de la luz solar permite hacer escapadas y disfrutarlas. Eso hasta el día que comienzan las clases. Ahí comienza el año en serio.
Y en ese último día de vacaciones nos fuimos con mi señora y el Fede a Paysandú. Para salir. “De shoping”. Entramos a la Nueva Terminal. No parecía estar en el país mas pequeño del sur pobre y lejano. Para el consumista, un deleite. Todas las marcas. Para el viajero, espacio y tranquilidad para aguardar la partida. Como en toda Terminal que se precie de tal, una librería, actualizada y muy provista. Extrañamente ni un kiosco de diarios o revistas.
Fuimos a la librería. A revolver en las mesas sin que nadie nos inquietara preguntándonos que buscábamos. Dejándonos hurgar sin tiempo. Aunque sabíamos lo que queríamos: el libro que el Maestro Tabárez les regaló a cada integrante del plantel uruguayo antes de viajar al mundial de Sudáfrica en 2010. Habla de los capitanes de la celeste. Para que tomaran conciencia del título nobiliario que ostentaban: ser “celestes”. El orgullo de vestir una camiseta que en el “paisito” es única, porque ningún otro equipo puede cometer sacrilegio de vestirse así. Ser “celeste”. ¡Y vaya si entendieron el mensaje! Hasta hoy, y lo hemos sufrido en nuestra propia cancha, los argentinos.
Pero no lo encontramos. Si, uno de los libros sobre Alex Fergusson. El “Gata” Telis del Manchester. Si, igual a la “Gata”. Este estuvo 14 años en nuestro Gimnasia. “Fergie”, 14 en el Manchester. Seguimos. Encontramos un libro sobre Pep Guardiola. El DT que ha hecho historia con tantos títulos que algunos exagerados han llegado a decir que ha formado “el mejor equipo de la historia del fútbol”. Nacieron ayer. No vivieron nada. No han leído nada. No investigaron nada. ¿Dónde ponemos al Madrid de Rogelio Domínguez, Pepe Santamaría, Raymond Kopa (que falleció esta semana), Rial, Distéfano, Puskas y Gento? ¿y al Peñarol de Abaddie, Rocha, Sasía, Spencer y Joya? ¿y al que formaban en el ’70, Félix; Brito, Wilson Piazza, Carlos Alberto, Everaldo y Clodoaldo; Jairzinho, Gerson, Tostao, Pelé y Rivelino? Pero, además,¿ el Barcelona y alguno de los nombrados, le hubieran podido ganar a Gatti: Pernía, Sa, Mouzo y Bordón; Benítez, Suñe y Zanabria; Mastrángelo, Veglio y Felman? Pero, ¡¡¡vamos!!! Perdón, por habernos ido, pero si esto no se aclara, siguen creyendo que dicen la verdad…
Apartamos el libro de Guardiola porque leyendo Soy Zlatan (la biografía de Zlatan Ibraimovic ) –un sueco que por su grandeza futbolística merece jugar en Boca-, describe a Guardiola de una manera inimaginable para quien ve jugar al Barcelona. Zlatan dice que es un ser frío. Que no tiene diálogo con los jugadores. Que no se comunica. Que es distante. Todo lo contrario de Mourinho. Que a juzgar por lo que se ve en TV y se lee, aparece como una persona muy antipática y soberbia.
Es extraño que un tipo lejano y frío pueda trasmitir y convencer como lo ha hecho con los jugadores del Barcelona, del Bayern y del City. Pero en esa búsqueda de libros de fútbol, aparecía desafiante uno sobre el año de Macri (bue…!!!), pero también un libro de formato pequeño. “Una oveja negra en el poder. Confesiones e intimidades de Pepe Mujica”, de los periodistas de la revista Búsqueda (algo así como nuestra Caras y Caretas). Y Pepe es de los personajes que atraen; de los que generan amor en los humildes y odio en los ricos. Aunque es válido recordar algún tiempo reciente en nuestro país; cuando ese diario premiado mundialmente por su hermoso diseño, pero escrito por mercenarios voceros del garcaje argentino, destacaba la austeridad de Mujica y criticaba los zapatos y vestimenta de Cristina (en esto recuerdo contradicciones antológicas, pero no vale la perder tiempo., son así…) Los dos libros acompañan el insomnio. Armado de marcador, porque lo que se lee de noche, con sueño anhelado, no se recuerda… Personaje. Total. Imperdible. Recomendable. En nuestra opinión, hermoso. Además, bien escrito. Y ahí en las primeras páginas nos encontramos con algo que asimilamos a un hecho que acontece ahora en un pequeño pueblito de nuestro norte entrerriano. Villa del Rosario, departamento Chajarí. El libro comienza describiendo la sorpresa y la reacción de un arquitecto japonés que lee en su celular el discurso de Pepe Mujica en la cumbre de Río. Y lo primero que hace el japonés es ubicar donde queda Uruguay. Y después la discusión de tres mujeres en un bar de un pequeño pueblo italiano sobre ese personaje que es presidente pero es pobre, y así la trascendencia mundial que adquiere un anciano, mal vestido, que en el Vaticano, en la ONU o donde sea, logra silencio, algo que no consiguen los líderes mundiales porqué –según él- dicen discursos vacíos de contenidos. Y él adjudica ese silencio a que “dice cosas”. Y el ligamiento entre lo que dice el expresidente uruguayo (el se asombra de adonde llegó, porque ese puesto “es para un sesenton” y estaba convencido que “esa verga no es para mi”), y lo que acontece en nuestro norte es por una reflexión de Pepe. Dice que los grandes acontecimientos culturales en la historia de la humanidad han sido gestados en las pequeñas comunidades, y ejemplifica con Grecia, y las ciudades del Renacimiento. Por eso habla. Por eso lo escuchan. Por eso con su palabra adquiere la dimensión de viejo sabio. Y es la esperanza que desde ese paísito surjan los cambios que anhela el mundo liderados por “ese Quijote disfrazado de Sancho”. En el norte entrerriano, los campesinos de una pequeña villa, que viven del sembrado de naranja y mandarinas, quienes prácticamente regalan su producción por el exiguo pago que reciben, han sabido decir que no a un gigante. Lo hacen en un país cuyo presidente y su ministro de economía, juntaron sus manos, inclinaron su cabeza y pidieron perdón ante los empresarios españoles que habían destruido dos de las empresas mas importantes de la Argentina –YPF y Aerolíneas Argentinas- recuperadas por una mujer en contundente expresión soberana. Coca Cola les ha ofrecido un convenio de colaboración, para asesorar y capacitarlos. Los citricultores de esa pequeña villa, dijeron que no; no está claro cual es la colaboración, en que los capacitarán, cual es el objetivo. Dice el refrán popular que cuando “la limosna es grande hasta el santo desconfía”. Dicen en la declaración en la que han fijado su postura la intención de no negociar con esa empresa multinacional, señalando que «no vamos a acompañar, ni acercarnos, porque no observamos con claridad institucional cual es la verdadera intención de la misma. Nuestra producción se encuentra transitando un proceso de crisis profundizada, por los costos y la escasa rentabilidad que se logra en los tiempos en que vivimos, siendo ello utilizado para debilitarnos y de esta manera conseguir sus objetivos». Desde la asociación aclaran que «no es una posición caprichosa, sino que encuentra su fundamento en la necesidad de continuar con nuestra política de expansión del ejercicio de las producciones citrícolas en forma familiar e independiente, sin dependencia de empresas ajenas a nuestro sector, como lo ha sido a lo largo de los distintos años. No observamos que una vinculación comercial con dicha empresa genere mejoramientos en las condiciones y en la rentabilidad del sector, sino todo lo contrario». A modo de conclusión, el comunicado reza que «hace varias décadas venimos debatiendo, discutiendo y defendiendo no solo nuestra producción local, sino todas las producciones regionales a lo largo y ancho de nuestro país, porque creemos que formamos parte de un sinfín de actividades que son el motor económico de nuestro país». Mas claro, imposible. Es probable, que el presidente, ni el ministro de economía, ni el ministro de Producción, se enteren de esta postura, de la que se espantarían seguramente. Son viciosos de la obsecuencia hacia los grandes capitales, o tal vez porque asumieron el gobierno de una Nación, desconociendo que “la Patria es el otro”. Y para ellos la Patria son ellos y sus amigos… A veces ir de “shoping”, es bueno. Para nosotros, lo fue en este caso. Buscando un libro de fútbol nos permitimos comparaciones para aquellos que de historia saben poco; encontramos un libro que nos hace feliz leerlo porque es el de un personaje que trasmite sabiduría, que divierte con su informalidad, que nos llena de ternura “porque ha gozado de la sensualidad de la vida” y que nos permite soñar al decir que desde lo pequeño han surgido grandes cosas y ver que humildes productores de naranjas y mandarinas muestran ser esclarecidos y dignos para no arrodillarse, nada menos que ante la Santa Madre Coca Cola…
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