Por Tabaré Oddone –
Esta es una hermosa historia de amor. De esos amores que pegan fuerte. De los que cumplen con el legado de la unión eterna.
Cuentan los que cuentan, que ella es alemana y que llegó al río de la Plata de la mano de inmigrantes españoles y árabes que solían apodarla “Sopaipilla”. Tiene cara de torta y es redondeada en su silueta.
Él es de origen guaraní, espumoso y querendón
Ella nació sencilla pero coqueta y él es un estimulante cultivador de amistades.
Nadie sabe muy bien cómo se conocieron, pero son inseparables.
Los domingos lluviosos siempre se los ve juntos disfrutando de una selvática amistad.
Ella es gustosa y sabrosona y conquista con su inigualable olor.
Él es algo serio, un poco amargo y se prepara parsimoniosamente antes de salir a gustar.
Tan distintos son, tan diferentes desde su origen, sin embargo nacieron para vivir un eterno amor.
“Algunas coincidencias no son meramente casualidades, el destino existe”, dicen los juglares del amor. Hay trovadores que afirman que fue “Sopaipilla” quien se acercó, lo miró y le susurró amores. Otros poetas gustan contar que fue “Kaay”-como lo llamaban los Avá- quién invitó a la alemana a recorrer la vida juntos, y sin muchos preámbulos.
Lo cierto es, que más allá del cómo, ambos coincidieron y resolvieron la unión sin dar muchos rodeos.
La torta frita, es únicamente por opción y destino que llegó para quedarse. Nacida en Alemania, cuyo nombre de origen proviene precisamente del germano Suppay (pan mojado), nada le importó a la hora de elegir su nacionalidad por opción, ni siquiera mantener el apodo que los árabes le habían regalado:”Sopaipilla”.
La sencillez de su elaboración no le ha restado mérito para subirse y no bajarse nunca más al podio de la exquisitez culinaria. Medalla de oro indiscutida de la simbiosis del encanto y la simplicidad, de un corto leudado, con masa básicamente igual a la del pan común (harina de trigo, agua tibia, grasa, sal y con alguna ayuda en algunos casos de su amiga la levadura), ha sido por su propia decisión, la fiel compañera del mate.
Cuando allá por el año 1878 llegaron los alemanes del Volga a Uruguay y Argentina, trajeron bajo el brazo una receta de lo que ellos llamaban Kreppel y se encontraron que dicha receta era exactamente igual a la de la torta frita ya existente en esta latitudes.
La torta frita es un bocado típico de la gastronomía sudamericana que por lo general se presenta en forma circular con un pequeño corte en el centro para evitar se forme un globo de masa justamente allí y a su vez facilite su cocción en grasa bien caliente.
Son de rápida preparación y cocción y su alto contenido calórico no ha derribado la costumbre de consumirlas sin culpa. Se comen en forma esporádica, lo que no implica mayores consecuencias para la salud.
Extremadamente sabrosas, son elegidas por uruguayos y argentinos preferentemente los días de lluvia (se cree que el origen de esta costumbre se debe a que antiguamente los gauchos y/o sus mujeres juntaban el agua de la lluvia para hacer la preparación de la masa).para acompañar al tradicional mate.
Su compañero inseparable por su parte, nació guaraní. Los nativos usaban las hojas de la yerba mate como bebida, objeto de culto y hasta como moneda de cambio en sus acostumbrados trueques con otros pueblos.
Mate se le llama a la infusión de gusto amargo que se hace con hojas de yerba mate, plantas que son previamente secadas, cortadas y molidas y anda de ronda en ronda por América desde la época precolombina de la mano de los Avá, los Mbyá, los Kaiowa y algunos otros adelantados en el gusto como los Querandíes, los Qom y los Ñandevá.
Y aunque suene algo increíblemente irreal, a los colonizadores españoles se les pegó ese especial sabor de amargura, algo de su calentura y su espumosa presencia nativa.
Paraguay, Chile, Bolivia, Brasil y muy especialmente Argentina y Uruguay lo hicieron suyo rápidamente, cada uno con sus diferentes rituales en la preparación, más o menos caliente, amargo o dulce, con o sin agregado de hierbas aromáticas, cebado con pava o con termo, en porongo, mates de plata, guampa, porcelana, vidrio o madera, con bombillas de caña o de metal, pero fundamentalmente prevaleciendo el recorrido de la participación y amistad en sus estimulantes cebadas cargadas de cafeína.
El mate es una infusión digestiva, depuradora y con antioxidantes naturales, que debe su espumosa presentación a los glucósidos que contiene la yerba mate.
Influenciados por el gran Imperio Inca tanto cultural como lingüísticamente los guaraníes usaron el vocablo Mati, que ha dado vida a este inseparable compañero de uruguayos y argentinos.
Y el amor todo lo pudo. Ni presentación necesitaron. Se miraron y flecharon al mismo tiempo.
El “Cimarrón”, ”Oro Verde” , “Hierba del demonio” , más conocido como Mate, nació con eternidad de amor y unión y eligió como compañera de vida a la “Sopaipilla”, “Kreppel”,“Suppay”, “Cachanga”, “Chipá Cuerito” más conocida como Torta Frita, quien lo aceptó sin vueltas en un cruel invierno de tarde lluviosa y querendón.