Veinticuatro horas después de que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, dijera que el presidente Javier Milei «se comprometió a sacar a China de Argentina»no hay respuesta oficial que desmienta esa grave afirmación.

Por la mañana de este viernes, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en su habitual estilo sibilino se refirió al tema tratando de minimizarlo, pero sin desmentirlo y poniendo el foco en otro lado.

Aunque no lo cree, igual el jefe de Gabinete, dejó abierta una puerta a esa posibilidad. Dijo: “Puede ser que en algún tema que más le interese a los Estados Unidos haya una relación con ellos más próxima, pero en los temas comerciales no tiene nada que ver”.

A Francos lo beneficia la falta de detallesBessent no aclaró cuál es el alcance del compromiso asumido por el presidente Milei; tampoco dijo si esa promesa la realizó ante él o ante el presidente Trump.

La guerra comercial entre China y Estados Unidos

Al igual que en los Estados Unidos, la presencia de China en la Argentina tiene varias facetas. La comercial es la más fuerte, donde se destaca en su rol de comprador de soja y otros productos agropecuarios y de vendedor de bienes de capital, intermedios y repuestos y bienes de consumo.

Este sería el aspecto de la relación que según Francos «no tiene nada que ver» y, por lo tanto, no sería tocado. Cabe señalar que China es el principal socio comercial de 120 países, por lo que el comercio con la potencia asiática es la norma, no la excepción.

China también es un fuerte inversor, pero en la Argentina no figura en el top 5. De hecho, el principal inversor extranjero en la Argentina es… Estados Unidos, con el 17% del stock total acumulado en el país. España es el segundo, luego siguen Países Bajos, Brasil y Suiza. Uruguay es el sexto y China no figura. Es cierto que la inversión china pasó de cero a varios miles de millones en poco tiempo, pero está lejos de ser preponderante.

China también es un prestamista. En el caso argentino, quizá es el más importante a nivel país, pero la enorme mayoría de esos créditos están concentrados en el swap de monedas firmado entre el Banco Central argentino y su homólogo chino. Si se llegara a eliminar el swap, quedaría una deuda de unos U$S 8000 millones (U$S 5000 millones por la fracción del swap empleado) y otros U$S 3000 millones usados en financiar diversas infraestructuras inconclusas (lo que se avanzó de las represas de Santa Cruz y del Belgrano Cargas) y otras concluidas, como un parque solar en Jujuy.

Como lo hecho, hecho está, el compromiso de Milei de «sacar a China» para beneficio de Estados Unidos pasaría más por lo que vendrá: la colonización del mercado de capitales local, el control de la producción y de la comercialización de materias primas (agropecuarias y mineras) y el uso del territorio como trampolín estratégico hacia la Antártida y el Atlántico Sur.

Un programa semejante no solo implica «sacar a China». Inevitablemente chocará con los intereses de la Unión Europea, que aun no logró cerrar un acuerdo de libre comercio con el Mercosur que obligaría a Argentina a privilegiar el trato al capital europeo.

Por: Randy Stagnaro

(fuente: Tiempo Argentino)