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¿Quién fue Tadea Jordán y su familia? ¿Unos pobres campesinos o la elite gobernante de Concepción del Uruguay?

Por Aída Toscani Licenciada en Historia (UNdLP) y María Candelaria Churin Profesora de Antropología (UNR)

La historia es una disciplina científica que tiene una metodología específica cuyo cumplimiento permite salvar las representaciones con las cuales los historiadores construyen sus datos y sus interpretaciones y con las cuales elaboran un relato que busca acercarse a la realidad histórica. El reaseguro para que lo subjetivo del investigador no impregne en demasía el trabajo, es la densidad de los datos que deben respaldar cada afirmación. El libro de reciente edición: Historias casi desconocidas de Concepción del Uruguay, cuyos compiladores son: Pablo Schvartzman y Jorge Villanova, en la parte titulada Tadea Jordán. Matriarca, madre y abuela de caudillos, abordan en trazos rápidos la vida de Tadea Jordán y plantean fuertes discusiones con investigaciones que describen la trayectoria de Tadea Jordán madre de Francisco Ramírez y Ricardo López Jordán.

Los autores enumeran al final del capítulo, las obras y textos consultados. Al estar mencionadas, corregimos en primer lugar el error cometido al asignar a María Candelaria el apellido Churruarin cuando es Churin.

En otro lugar, al poner en cuestión una serie de afirmaciones que figuran en el trabajo de nuestra autoría, creemos preciso señalar algunas cuestiones que hacen al oficio del historiador/a.  En una primera instancia se oponen firmemente al hecho de atribuir a la familia de Tadea y a la de su cónyuge Gregorio Ramírez el estar emparentados con conquistadores y funcionarios reales. Schvartzman y Villanova atribuyen a “distintos historiadores haber querido inventar una genealogía ilustre sobre la cual no hay evidencias que lleva a esos investigadores a fantasear sobre esos orígenes. Y agregan “Pobres pero honrados, nada de bolazos aristrocratizantes” (sic) pág. 11-13.

Es dable destacar que al confrontar los autores mencionados, las teorías sobre el linaje de los Ramírez y los Jordán, hecho que se respalda en documentación encontrada en el Archivo de Indias y entregado un facsímil a Martiniano Leguizamón, era preciso demostrar, según la metodología histórica, que ese testimonio era apócrifo o no existía y así fundamentar sus teorías. La adjetivación como fantasías, desvaríos y bolazos (exabrupto poco académico) para invalidar la posición de otros investigadores, no aporta elementos enriquecedores a la discusión, pues sólo exponen que son “documentos flojos de papeles” en opinión de los autores, lo cual no equivale a demostrar fehacientemente que tales documentos son apócrifos.

Para sostener en nuestro trabajo de investigación que la familia de Tadea y de sus cónyuges formaron parte de la elite de Concepción del Uruguay, no se respaldó en una única documentación demostrativa de los linajes, sino que se analizó también el accionar de todos y cada uno de sus integrantes, mujeres y varones, enfatizando con especial atención lo realizado por Tadea Jordán. Nuestro trabajo se sustentó en los historiadores de la época colonial- entre otros- quienes establecen que la categoría de elite se asignaba a las familias que podían demostrar fehacientemente su linaje. Agregando que en geografías como el Río de la Plata y en este caso particular en Entre Ríos, calificados como marginales y pobres y que no contaban con el atractivo de poseer metales preciosos, el camino del progreso y el enriquecimiento fue diferente al de los poderosos virreinatos de México y Perú. La totalidad de los datos trabajados permiten inferir que la familia de Tadea, madre de Francisco Ramírez y Ricardo López Jordán no era de origen humilde como aseguran Schvartzman y Villanova, pues desde los inicios de su llegada a Concepción del Uruguay se constituyeron en las familias fundadoras del lugar. A ellas la Historiografía colonial define como integrando las elites del lugar. Esa posición podía obtenerse, en algunos casos, por las condiciones de nacimiento. Por otro camino, al promocionarse por los méritos que implicaba haber participado en acciones de conquista por parte de algún miembro del grupo parental y que pudieran ser demostradas, o bien por haber conformado el núcleo de antiguos pobladores del lugar con propiedad y/o medios propios de vida (Losada, 2013: 55)  En cualquiera de los casos mencionados las familias Jordán, Ramírez y López contaban con recursos de probanza de su lugar de liderazgo, lo cual permitió a Tadea, Francisco y Ricardo ser fundamentales protagonistas de la historia de Entre Ríos.

Preciso es agregar también la parte productiva que ayudó a conformar los liderazgos. En las zonas marginales del Imperio español a diferencia de la sociedad nobiliaria de España, la actividad comercial fue social y económicamente bien vista, siendo esa la ocupación tanto de Gregorio Ramírez como de Lorenzo López, el primero en el tráfico fluvial con su embarcación y el segundo con su oficio de herrero, a lo que ambos sumaban estancias con explotación ganadera. La otra documentación que corrobora la posición de elite de las familias Jordán, Ramírez y López en Concepción del Uruguay fue su condición de familias fundadoras del pueblo. Por lo cual Tomás de Rocamora en 1783 en la fundación de Concepción del Uruguay reparte tierras entre esos primeros pobladores asegurando así su carácter de vecinos. Para ser considerado vecino según Moutoukias se debía poseer casa poblada y demostrar haber vivido por lo menos cuatro años en el lugar, lo cual otorgaba el privilegio de ser elegidos como miembros del Cabildo del lugar y decidir la política local.[1] La documentación trabajada por Oscar Urquiza Almandoz demuestra que los cónyuges de tres de las hijas de Antonio Jordán: Antonia, María Concepción y Tadea ocuparon el cargo de Regidor en 1783, 1791 y 1799 respectivamente, en el Cabildo de Concepción del Uruguay.

Por último y a manera de colofón, agregamos que el principal peligro del oficio de historiador es forzar el dato para que responda a los preconceptos que estructuran la matriz de pensamientos de quien escribe. La contrastación de documentos leídos tras una exhaustiva búsqueda bibliográfica resguarda en parte de ese peligro. Sólo la densidad del dato, con abundantes recursos teóricos, ayudaran a la permanente vigilancia epistemológica en la tarea del historiador/a.

 

[1] Moutoukias, Z (1988) fue referenciado por Perusset, Macarena en Elite y comercio en el temprano siglo XVII rioplatense (2005)