Entrevista a Miguel Fernández Lobato.
Por Jorge Hector Bonvin –
El año 1968 fue un año de convulsiones en el mundo, ya que los jóvenes de las grandes capitales mundiales, con París como estandarte, iniciaron protestas en busca de cambiar muchos aspectos de sus vidas. La rebelión juvenil fue un movimiento contra el autoritarismo y las costumbres, con objetivos distintos y diversos resultados. Por lo general, esos movimientos tuvieron algo en común, la ausencia de éxito inmediato, seguramente porque eran revueltas más que revoluciones, sin embargo su impacto en esa generación puede considerarse su triunfo más importante. Los jóvenes posteriores a la Segunda Guerra Mundial, los denominados baby boom quieren enfrentar los convencionalismos que consideran arcaicos y los términos que usaban como insulto eran burgués, capitalista, empresario, patrón e incluso viejo, términos que por lo general acompañaban de la palabra cerdo.
Ante un tribunal universitario francés se dio este diálogo que refleja el pensamiento de aquel momento, entre el presidente y Daniel Cohn-Bendit, uno de sus líderes juveniles:
-¿Estaba usted el 22 de marzo en la Facultad?
-No, no estaba en la Facultad.
-¿Dónde estaba entonces?
-En mi casa.
-¿Y qué hacía usted en su casa a las tres de la tarde?
-Hacía el amor, señor presidente, algo que a usted seguramente no le ha ocurrido nunca.
Pese a ser derrotada la rebelión juvenil de 1968 dejó una marca en la cultura.
Argentina
En Argentina la cosa no era igual, hacia solo dos años que Onganía había derrocado a un nuevo presidente constitucional, terminando con el gobierno de don Arturo Humberto Illia, que era acompañado como vicepresidente por un entrerriano, el Dr. Carlos Humberto Perette. Fue ésta una época que se caracterizó por una fuerte censura a la libertad de expresión a las que las nuevas generaciones no estaban acostumbradas, pero que no eran nada al lado de lo que vendría después de 1976.- Además faltaba un año todavía para que los obreros cordobeses se levantaran en ese histórico movimiento que se recuerda como el Cordobazo, que le anunció al dictador que ya era tiempo de ir haciendo el bolsito. Aunque tiempo después se fue Onganía no significó la vuelta a la democracia, sino que habría que esperar hasta 1973, con el triunfo de Cámpora y un tiempo después con el tercer gobierno de Juan Domingo Perón.
Nuestra ciudad
En 1968 Concepción del Uruguay y la provincia de Entre Ríos toda era una isla. Si bien aquí también había un gobierno municipal impuesto por quienes gobernaban, el mismo era el profesor Miguel Angel Gregori que había sido vicerrector del Colegio Nacional y presidente varios años del Club Rivadavia, incluso su estadio de básquetbol lleva su nombre. El gobernador de la provincia era un brigadier, Ricardo Fabre quien ocupó la gobernación durante los tres gobiernos militares que se sucedieron entre 1966 y 1973. Así que entre la calma y el aislamiento, se podía considerar que esta era una provincia bastante tranquila y por lo tanto en nuestra ciudad no se cerraban los autos ni de las casas con llaves.
Pero producto de aquella idea loca que mantenían los militares que desde la geopolítica (me parece una palabra de aquella época que cayó en desuso) se analizaba que existía una hipótesis de conflicto con Brasil, Entre Ríos permanecería aislado del mundo porque de haber buenas rutas y puentes se pensaba que las tropas brasileñas podrían llegar fácilmente a Buenos Aires. Hay que tener en cuenta que el Túnel Subfluvial se inaugura recién en 1969 y el Puente Brazo Largo- Zárate recién en 1975 y la ruta 14 se termina de asfaltar muchos años después. Entonces ir a Buenos Aires era toda una odisea que podía demorar de 8 a 12 horas, porque había que ir por una ruta de ripio y tomar dos balsas, lo mismo ocurría con las comunicaciones telefónicas que había que pedirlas a una operadora de la Compañía Entrerriana de Teléfono, que te las daba cuando podía o quería. Esta compañía era una cosa rara en Entre Ríos porque era privada de capitales suizos, mientras que en el país era toda estatal, pero pese a ser privada funcionaba muy mal y se daba, lo que es otra característica de la época, que para conseguir un teléfono había que esperar años.
En ese aislamiento de todo tipo, nace en nuestra ciudad el boliche Stop producto de la idea de tres personas que tuvieron la visión de un importante negocio en un lugar donde no había muchos sitios de estas condiciones. Este boliche estaba ubicado en calle Galarza, tal vez donde está hoy el Bazar El Entrerriano, entre Urquiza y Leguizamón.
Luego el emprendimiento dio origen a uno de los boliches más emblemáticos de aquella época. Los propietarios decidieron cerrar Stop y construir Bufalo, extraordinaria construcción que no tenía precedentes en otro boliche en la provincia, en épocas en que la noche uruguayense era de las más destacadas y atraía jóvenes de todos los lugares. Contaba además con un sistema de luces muy novedoso, con un hermoso patio y terraza al aire libre. Tenía salida por calle Eva Perón lo que es hoy el comedor La Delfina.
Esas personas eran Leandro Rivas y Miguel Fernández Lobato, ya Mario se había retirado. Solamente Miguel ha sobrevivido y vive actualmente en Manzanares del Real, un pequeño municipio español de menos de 10.000 habitantes ubicado a 46 km. de Madrid. Es un hermoso pueblo que se asienta al pie de la Sierra de Guadarrama y en la orilla del embalse de Santillana, formado por el Río Manzanares. Existe una canción bastante conocida (incluso en España) que se llama «Río Manzanares». Pero no se refiere al río madrileño, sino a uno venezolano con el mismo nombre. Su autor es José A. López.
A pesar de que Miguel hace años que vive en España, enfermo hincha del Madrid, sigue teniendo vínculos con nuestra ciudad a la que viene a menudo. Con él nos comunicamos a través de las redes para que nos recordara algo de aquello que vivió en nuestra ciudad hace ya 40 años.
¿Qué hacía en Argentina un “gallego” como les decimos nosotros, tan joven en Argentina?
Miguel con su gran amigo local Judy (para nosotros Luis «Judio» Bevacqua)
Hay elecciones qué están fuera de tu alcance, yo estaba en Buenos Aires desde el año 1951, año en que vinimos de España. En Enero de 1968, me presento en el consulado español para hacer el servicio militar (la colimba) pero la ley que me obligaba a volver a España había caducado en diciembre de 1967. Ante esto todos los planes cambian y aparece la alternativa de hacer un boliche en Concepción del Uruguay. Así nace la idea de Stop con el Tano Mario, Leandro Rivas y yo. Una anécdota risueña es que entre los tres sumábamos 100 años, 50, 30 y mis 20 años.-
¿Cuando inauguran Stop?
La inauguración se produjo el 24 de mayo de 1968.
¿Qué competencia tenían en aquella época en Concepción del Uruguay?
En ese momento estaba Al Garete (N.R. estaba en la esquina de Galarza y Congreso de Tucumán, funcionó con el mismo propietario y distintos nombres hasta que al final se incendió) y Nay , no me acuerdo, como se escribía, que estaba al lado de la Rys. (N.R. el Night Club que para todos era el Nay, era una especie de rancho y funcionaba al lado de la Confitería Ramirez hacia el lado del Correo).
¿Como nace la idea de hacer un boliche del nivel de Búfalo?
Por el año 1970 decidimos hacer un boliche en serio y de nivel. Para eso compramos la propiedad donde estaba Telégrafo de la Provincia. En ese momento estábamos Leandro y yo porque Mario ya no pertenecía a la sociedad. El costo fue muy alto, 250.000 dólares aproximadamente porque se hizo con 400 toneladas de piedras de las cuales 100 son troncos petrificados con una edad aproximada a 5 millones de años.
¿Te acordás de cuando se inauguró?
Si, me acuerdo perfectamente. La inauguración se llevó a cabo cuando finalizaba el año 1972, más precisamente el 14 de diciembre y se realizó a beneficios de dos entidades de la ciudad. Recuerdo que la bendición la hizo el padre Rolando (N.R. el padre Juan Bautista Rolando, fue junto a Pablo Scéliga uno de los fundadores de la Obra de Don Bosco en nuestra ciudad).-
¿Quiénes eran los D.J. de aquella época?
El D.J. en Stop era Leandro Rivas, también ponían disco Judy (Luis Bevacqua), el turco Yamil y yo. En Búfalo también fueron Genoveva, Chapuis, Guillermo Vigiano, Héctor Montenegro, Oscar Carlos Della Chiesa, que es sobrino de Leandro, y un chico de Buenos Aires que no me acuerdo como se llamaba. Teníamos los últimos y mejores temas bolicheros que salían, Leandro se encargaba de comprarlos y después yo los traía de Buenos Aires.
¿Y la bebida Miguel cual era la preferida?
Principalmente se tomaba whisky, también el Destornillador (N.R. es uno de los combinados más populares en todo el mundo con vodka y jugo de naranja. En 1950 al no tener una varilla para agitar la bebida se usaba un destornillador), Tom Collins (N.R. coctel preparado en base a ginebra y zumo de limón), Primavera (N.R. coctel preparado con jugo de naranja, frutilla y durazno) con o sin alcohol pero lo que me sorprendía era el consumo de Paddy (N.R. era una bebida argentina espirituosa seca a base de alcohol de cereales y un porcentaje de whisky de malta escocés. Por el color y el menor precio se la llamaba el whisky de los pobres). Había también una particularidad del principio de Búfalo, que todos los chicos iban con corbata.
¿Hasta cuando estuviste vinculado a Búfalo?
Fue hasta el año 1988 cuando me vine a España, lo alquilé hasta el año 1992 y luego lo vendí.
¿En España continuastes con el mismo rubro?
No, aquí me dediqué a la odontología, en el año 1995 estudié prótesis dental y hace tres años recibí la jubilación, ya ves nada se pierde, todo se transforma.
¿En tus vueltas por Concepción del Uruguay volvistes alguna vez a Bufalo?
Si, fuimos en una oportunidad con el Judy (se refiere a su gran amigo en nuestra ciudad Luis “Judio” Bevacqua). De afuera y adentro lo encontré bien, pero no pudimos tomar nada porque estaba cerrado, eran las 2 de la madrugada y abrían a las 3, mucha diferencia con mi época, aparte vi poca gente dando vueltas a esa hora por el lugar.
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 7/2/2017
