Una multitud emocionada colmó la Basílica de San Pedro para rendir homenaje al pontífice argentino, en una ceremonia cargada de recogimiento y afecto popular.
La fila para ingresar al templo se extendió por varios kilómetros y el clima de respeto, emoción y tristeza marcó la jornada. Delegaciones oficiales, representantes religiosos y ciudadanos comunes participaron de una ceremonia que combinó la solemnidad propia del protocolo vaticano con la calidez popular que caracterizó al pontificado de Francisco.
Durante la misa, el cardenal Giovanni Battista Re recordó el legado del Sumo Pontífice, destacando su prédica en favor de “una Iglesia de puertas abiertas, cercana a los pobres y defensora de la dignidad humana”. El féretro, simple y austero, fue expuesto en el centro de la Basílica para recibir el último saludo de los fieles.
El homenaje popular, que se prolongó hasta entrada la noche, reflejó la profunda huella que dejó Francisco en millones de personas alrededor del mundo, quienes encontraron en su mensaje un llamado a la esperanza, la solidaridad y la fraternidad universal.