Nos sentábamos ahí
soñábamos océanos
el cielo sacaba fotos
la frente guardaba destinos.
La primera hoja del libro se abría
hacia los cuatro rumbos de una dicha
que llegaba en alitas vagabundas.
La palabra nombraba ángeles y demonios
naufragios y ardientes sacudidas
lo que estaba escrito y no.
En la mesa del día
la rutina dejaba secretos
de un devenir que cabía en la mano.
Nos sentábamos ahí
viendo pasar la ligera brisa del ocaso.
SusyQ